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Muchos corredores tienen el síndrome de HaglundGTRES

¿Qué es ese bulto en la parte posterior del pie? Los podólogos explican el síndrome de Haglund

Actividades cotidianas como correr, subir escaleras o caminar por pendientes tienden a agravar las molestias

El Ilustre Colegio Oficial de Podología de la Comunidad Valenciana (ICOPCV) ha alertado recientemente sobre una de las posibles causas del dolor persistente en el talón, conocido como talalgia: el síndrome de Haglund, una afección que requiere la atención inmediata de un especialista en podología.

Este trastorno se manifiesta mediante síntomas concretos como la presencia de un bulto en la parte posterior del pie, justo en la zona del hueso calcáneo, acompañado de enrojecimiento, inflamación y un dolor intenso. Además, las personas afectadas suelen experimentar una sensación de alivio al descalzarse, junto a una limitación en la flexión dorsal del pie. Actividades cotidianas como correr, subir escaleras o caminar por pendientes tienden a agravar las molestias.

Jorge Escoto, podólogo y miembro de la junta directiva del ICOPCV, explica que esta afección engloba tres patologías simultáneas: una tendinitis del tendón de Aquiles, una bursitis retrocalcánea (inflamación de la bolsa situada entre el tendón y el hueso), y una deformidad en el hueso calcáneo caracterizada por un crecimiento anómalo, aunque de carácter benigno.

Los especialistas subrayan que el síndrome de Haglund está estrechamente relacionado con la tensión crónica en el tendón de Aquiles, siendo más frecuente en adultos de mediana edad, tanto hombres como mujeres. Es particularmente común en quienes usan de forma habitual calzado con tacón alto, así como entre deportistas.

El ICOPCV ha identificado una serie de factores que predisponen al desarrollo de este síndrome, entre ellos el acortamiento del músculo tríceps sural, alteraciones en la biomecánica de la pisada como el pie cavo, la práctica de deportes de impacto (atletismo, fútbol, baloncesto, running) y el uso de calzado estrecho en la parte posterior del talón o con tacones elevados.

Recomendaciones y tratamiento

Ante la aparición de los síntomas, se recomienda optar por un calzado que respete la anatomía del pie, evitando los tacones superiores a tres centímetros y asegurando un ajuste adecuado en anchura y movilidad. Aplicar hielo localmente también puede ayudar a reducir la inflamación en las primeras fases del proceso.

En los estadios iniciales, el tratamiento podológico consiste en la prescripción de soportes plantares personalizados que corrijan la alteración biomecánica responsable del síndrome. Asimismo, se pautan ejercicios específicos y estiramientos destinados a descargar la tensión sobre la zona afectada. En algunos casos, los profesionales diseñan almohadillas para reducir la presión en el talón, facilitando así una actividad física menos dolorosa.

No obstante, cuando el síndrome se encuentra en una fase más avanzada, puede requerir intervenciones complementarias como terapias con ondas de choque —que estimulan la regeneración del tendón y reducen la inflamación—, la prescripción de antiinflamatorios, infiltraciones peritendinosas o, en última instancia, procedimientos quirúrgicos.

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