Comer alimentos ultraprocesados podría acelerar las enfermedades
La lista de alimentos que podrían aumentar el riesgo de cáncer, infarto y párkinson
Comer alimentos ultraprocesados podría acelerar las enfermedades
Los alimentos ultraprocesados dañan la salud y acortan la vida. Esta era una de las principales conclusiones de un estudio publicado por The BMJ en el que se vinculaba los alimentos ultraprocesados con más de 30 resultados perjudiciales para la salud, incluidos cáncer, afecciones cardíacas y pulmonares graves, trastornos de salud mental y muerte prematura.
Ahora, un estudio publicado en Neurology, revista médica de la Academia Americana de Neurología, sugiere que las personas que consumen mayores cantidades de alimentos ultraprocesados —como cereales industriales, galletas y salchichas— presentan una mayor probabilidad de experimentar síntomas tempranos de párkinson, en comparación con quienes los consumen en menor medida. Cabe destacar que el estudio no establece una relación causal, sino una asociación entre el consumo de estos productos y la aparición de síntomas iniciales.
Los investigadores se centraron en detectar signos de la fase prodrómica del Parkinson, una etapa temprana en la que ya se inicia la neurodegeneración, aunque los síntomas clásicos como temblores, desequilibrio o lentitud motora aún no se manifiestan. Estos indicios tempranos pueden presentarse muchos años, incluso décadas, antes de que se diagnostique formalmente la enfermedad.
Procesados y ultraprocesados
Los alimentos ultraprocesados son formulaciones industriales listas para comer o calentar elaboradas con ingredientes extraídos de los alimentos o sintetizados en laboratorios y que poco tienen que ver con el alimento original. Estos alimentos suelen tener cinco o más ingredientes y contienen sustancias industriales como conservantes, emulsionantes, edulcorantes y colorantes y sabores artificiales.
Para saber si lo que se compra en el súper es saludable o está repleto de ingredientes industriales, existe una clasificación de los alimentos procesados. La clasificación NOVA ordena los alimentos en cuatro grupos en función de su «grado de procesamiento».
Neveras con platos preparados en un supermercado de Madrid
En el primer grupo estarían los alimentos naturales o mínimamente procesados de origen vegetal o animal consumidos en crudo o sometidos a un procesado mínimo que no altera ni modifica las características iniciales del alimento. En este grupo entran las frutas y verduras frescas, congeladas o secas; cereales integrales como el arroz integral, las legumbres o los pescados, carnes, huevos o frutos secos (sin sal ni azúcar añadido).
En un segundo grupo estarían los productos extraídos y purificados industrialmente a partir de alimentos como el aceite u obtenidos de manera natural, como la sal. Se contempla también el uso de aditivos que ayuden a la estabilidad del ingrediente culinario procesado.
Qué es un procesado
En el grupo 3 estarían la mayoría de los alimentos que tienen dos o tres ingredientes. Se consideran procesados los que incluyen varios métodos de conservación o cocción, y, en el caso de panes y quesos, fermentación no alcohólica. El objetivo principal de la fabricación de alimentos procesados es aumentar la durabilidad de alimentos del grupo 1, o para modificar o potenciar sus cualidades sensoriales. En este grupo estarían las verduras, frutas, pescados y legumbres enlatadas o en conserva; las carnes y otros alimentos de origen animal salados, curados o ahumados; los yogures y lácteos fermentados, quesos, panes recién hechos sin envasar y bebidas como la cerveza, la sidra y el vino.
Alimentos y bebidas ultraprocesadas
El cuarto grupo NOVA es el de alimentos y bebidas ultraprocesados, formulaciones típicamente con cinco o más ingredientes que, a menudo, incluyen los que también se utilizan en los alimentos procesados, como el azúcar, los aceites, las grasas, la sal, los antioxidantes, estabilizadores y conservantes. Los ingredientes que solo se encuentran en los productos ultraprocesados incluyen sustancias no utilizadas comúnmente en preparaciones culinarias, y aditivos cuyo propósito es imitar las cualidades sensoriales de los alimentos del grupo 1 o de las preparaciones culinarias de estos alimentos, o para disfrazar cualidades sensoriales indeseables del producto final.
- Bebidas carbonatadas
- Aperitivos envasados
- Bollería empaquetada producida en masa como panes de molde, bollos y galletas
- Chocolate
- Helados
- 'Cereales' de desayuno, barritas de 'cereales' y 'energéticas'
- Bebidas energizantes y lácteas
- Yogures y bebidas de 'fruta' y bebidas de cacao
- Extractos de carne y pollo
- Salsas
- Fórmulas infantiles y leches de continuación
- Productos para bebés y de «adelgazamiento»
- Productos listos para calentar
- Pasta preparadas
- Pizza
- 'Nuggets' de pollo
- Salchichas y otros productos cárnicos reconstituidos
- Hamburguesas
- Palitos de pescado
- Sopas y postres 'instantáneos' envasados
- Yogur natural con edulcorantes artificiales añadidos
- Bebidas alcohólicas como whisky, ginebra, ron o vodka
El Dr. Xiang Gao, autor principal del estudio y miembro del Instituto de Nutrición de la Universidad de Fudan, en Shanghái, explica: «El mantenimiento de una dieta saludable es fundamental, ya que se ha vinculado con un menor riesgo de padecer enfermedades neurodegenerativas. Las decisiones alimenticias que tomamos hoy pueden tener un impacto importante en la salud cerebral a largo plazo».
Resultados del estudio
Durante ese tiempo, los participantes se sometieron a exámenes médicos regulares y completaron cuestionarios de salud. Los investigadores evaluaron estos datos para detectar signos tempranos del Parkinson, como trastornos del sueño REM, estreñimiento, síntomas depresivos, dolores corporales, dificultades para distinguir colores, somnolencia diurna excesiva y pérdida del olfato.
Cada dos a cuatro años, los participantes registraban su dieta detallando los alimentos consumidos y la frecuencia de ingesta. A partir de estos diarios alimentarios, los investigadores analizaron el consumo de diferentes tipos de alimentos ultraprocesados, incluyendo salsas, aderezos, dulces envasados, refrigerios y postres, bebidas azucaradas o con edulcorantes artificiales, productos de origen animal procesados, yogures o postres lácteos, y snacks salados. Una porción se definía como una lata de refresco, 28 gramos de papas fritas, una rebanada de pastel empaquetado, un perrito caliente o una cucharada de kétchup.
Luego, calcularon la cantidad promedio diaria de alimentos ultraprocesados consumida por cada participante y los dividieron en cinco grupos según sus niveles de consumo. El grupo con la ingesta más alta consumía en promedio 11 o más porciones diarias, mientras que el grupo con la ingesta más baja consumía menos de tres porciones al día.
Tras ajustar por factores como la edad, el nivel de actividad física y el tabaquismo, los investigadores hallaron que quienes consumían 11 o más porciones diarias de alimentos ultraprocesados tenían 2,5 veces más probabilidades de presentar tres o más signos tempranos de la enfermedad de Parkinson en comparación con quienes consumían menos de tres porciones.
Además, al analizar cada síntoma por separado, observaron que una mayor ingesta de alimentos ultraprocesados se asociaba con un riesgo más elevado de padecer casi todos los signos prodrómicos del Parkinson, excepto el estreñimiento.
«Reducir el consumo de alimentos ultraprocesados y priorizar una dieta basada en alimentos integrales y nutritivos podría ser una estrategia eficaz para preservar la salud cerebral», señaló el Dr. Gao. «Aunque nuestros resultados son alentadores, se necesitan más investigaciones para confirmar si una alimentación más saludable puede retrasar la aparición de los primeros signos del Parkinson».
