Patatas fritas

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Alimentación

Cómo hacer en casa unas patatas fritas perfectas, según los expertos

Las patatas fritas, incluidas las que vienen en bolsa, no solo son un acompañamiento habitual en numerosos platos, ya sean de carne o pescado, sino que también generan una fuerte atracción que algunos consideran casi adictiva. Sin embargo, pocas veces se presta atención a un detalle esencial en su elaboración: el tipo de corte. Aunque pueda parecer un asunto menor, la forma en que se cortan influye notablemente en el resultado final. Existe un debate abierto entre si es preferible un corte manual, más artesanal, o uno mecánico. La diferencia no es trivial: lograr unas patatas fritas excelentes puede considerarse casi un arte.

Aquellos que disfrutan de las patatas bien crujientes sabrán que uno de los factores determinantes (aunque no el único) reside precisamente en el corte manual. Este método permite ajustar tanto el grosor como el tamaño de cada pieza, favoreciendo una textura exterior crujiente y un interior tierno. Cortarlas a mano requiere más tiempo y dedicación, pero el resultado justifica el esfuerzo: unas patatas uniformes que se doran de manera pareja en la sartén.

Qué patata elegir

Además del corte, otro aspecto clave es la elección del tipo de patata. Para freír, son más adecuadas las patatas que han madurado en una fase tardía del cultivo, no aquellas más maduras, que es un concepto diferente. Estas patatas contienen menos agua, menos fécula y un nivel más bajo de azúcares, lo que las hace más idóneas para freír. También es frecuente enfrentarse al exceso de almidón, que puede comprometer la textura deseada. Para evitar este inconveniente, se recomienda dejarlas en remojo durante al menos media hora antes de freírlas, y secarlas con esmero utilizando un paño limpio.

Este enfoque más artesanal ha empezado a ganar terreno incluso en establecimientos de comida rápida, como algunas hamburgueserías como Ham! Fresh Burger que han optado por abandonar el uso de máquinas cortadoras y se preparan manualmente con cuchillos afilados, cuidando que tengan un grosor aproximado de cinco milímetros.

Cómo hacer en casa las patatas fritas

Para quienes quieran replicar en casa unas patatas fritas de calidad sobresaliente, existen una serie de pasos básicos que conviene seguir:

Grosor y almidón: Las patatas no deben ser demasiado gruesas. El aceite debe estar bien caliente, y antes de freírlas hay que reducir al máximo su contenido en almidón. Para ello, se pueden sumergir ya cortadas entre cinco y diez minutos en agua fría y después secarlas con cuidado.

Con piel y más digestivas: Aunque no se pueda considerar a las patatas fritas como un alimento saludable, es posible atenuar su mala fama conservando su piel durante la fritura. Esto no solo aumenta su contenido en fibra, favoreciendo la digestión, sino que también incrementa la sensación de saciedad, ayudando a moderar el consumo.

Aceite adecuado: La elección del aceite es fundamental. Lo ideal es utilizar aceite de oliva virgen extra, pero es importante que no tenga un sabor demasiado fuerte que pueda enmascarar el gusto de la patata. Una vez fritas, conviene eliminar el exceso de grasa colocándolas sobre papel absorbente.

El momento justo de salar: En cuanto a la sal, la duda habitual es si añadirla antes, durante o después de la fritura. Para mantener la textura crujiente, debe añadirse siempre al final, cuando las patatas ya estén bien escurridas del aceite.

Preparar unas patatas fritas perfectas, por tanto, implica atención al detalle y una combinación de técnica, buen producto y paciencia. Desde el corte manual hasta el tipo de aceite y el momento de salar, cada decisión influye en el resultado final. Así, lo que a simple vista parece un gesto cotidiano, puede convertirse en una pequeña obra maestra culinaria.

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