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Personal de salud prepara una dosis contra la COVID-19 en un centro de vacunación en MéxicoEFE

Vacunas contra la covid

La EMA propone incluir las hemorragias menstruales como efecto adverso de Pfizer y Moderna

Ha comunicado que «no hay pruebas» que sugieran que los trastornos menstruales tengan algún impacto en la reproducción y la fertilidad

El comité de Seguridad de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) ha recomendado por primera vez que el sangrado abundante durante la menstruación sea considerado un efecto secundario «de frecuencia desconocida» en las vacunas de Pfizer y Moderna contra el coronavirus.
«Existe al menos una posibilidad razonable de que la aparición de hemorragias menstruales abundantes esté asociada causalmente a estas vacunas», ha señalado la EMA.
Aun así, ha añadido que la mayoría de efectos secundarios de las vacunas hacen referencia a experiencias que «parecían no ser graves y de naturaleza temporal», aunque, por otra parte, también ha admitido que el aumento de volumen o de duración del sangrado menstrual «interfiere» en la calidad de vida física, social y emocional.
A pesar de ello, la Agencia ha comunicado que «no hay pruebas» que sugieran que los trastornos menstruales tengan algún impacto en la reproducción y la fertilidad, según un comunicado.
Con todo, el comité de Seguridad también ha recordado que, a juzgar por los datos médicos disponibles, las vacunas de la covid de ARN mensajero, como las de Pfizer y Moderna, «proporcionan seguridad» antes y durante el embarazo, y «no causan complicaciones» para las futuras madres ni sus bebés.
Además, los técnicos de farmacovigilancia han manifestado que los trastornos menstruales, dentro de los cuales se incluyen los sangrados abundantes, son «bastante comunes» y pueden ocurrir «por una amplia gama de razones» que va más allá de la administración de la vacuna contra el coronavirus.

Vacunas para embarazadas

Aparte de este asunto, los técnicos de la EMA también han advertido a los sanitarios de que no administren vacunas vivas –elaboradas a partir de un virus o una bacteria debilitados– a los bebés lactantes cuyas madres fueron medicadas con ustekinumab (Stelara) durante el embarazo.
En concreto, el comité de Seguridad ha sugerido que no se inyecten este tipo de vacunas hasta los seis meses tras el nacimiento o hasta que los niveles de ustekinumab sean indetectables en el suero de la sangre de los bebés, ya que, en caso contrario, puede aumentar «el riesgo de infección» de los neonatos.
Según los técnicos de farmacovigilancia, el ustekinumab es un fármaco habitual para tratar la psoriasis en placas graves, la artritis psoriásica, la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa, y que ya de por sí la información del producto aconseja evitar su uso durante el embarazo.
El comité de Seguridad de la EMA ha constatado que este medicamento puede atravesar la placenta y ha asegurado que realiza esta advertencia tras detectar el fármaco en el suero de los bebés cuyas madres lo recibieron durante el embarazo.