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Trabajadores chinos trabajando para la detención de coronavirusGTRES

Mostró al mundo los muertos que el régimen quiso ocultar

China libera al bloguero que difundió los vídeos de los muertos por la covid en Wuhan

Las autoridades chinas sacan de prisión a Fang Bin, que continuará vigilado por la policía

Llevaba desaparecido desde febrero de 2020 y fue juzgado en secreto, pero las autoridades chinas han sacado de la cárcel, después de tres largos años, a Fang Bin, el bloguero que reveló que la covid estaba causando miles de muertos en la ciudad de Wuhan.
El delito del videobloguero chino fue mostrar al mundo que el estallido de la pandemia estaba causando un reguero de cadáveres que el régimen chino trataba de ocultar. Medios locales avisan, no obstante, que su puesta en libertad no significa que la haya recobrado por completo. Fang Bin seguirá vigilado por la policía china y se le ha prohibido su entrada a Pekín, la capital.

Desapareció en 2020 tras grabar los primeros cadáveres

Documentó la pandemia de la covid

Fang Bin se hizo famoso por grabar los primeros cadáveres de la pandemia en su epicentro, la ciudad china de Wuhan. Algunos de sus vídeo-reportajes aún pueden encontrarse fácilmente en Youtube.
Al igual que otros activistas o periodistas que hicieron lo mismo, Fang Bin desapareció en febrero de 2020. Un año después se supo que había sido condenado, en un juicio secreto en Wuhan, a tres años de prisión.
Sin embargo, que ahora haya sido liberado no significa que hayan acabado sus problemas con el régimen. «Está en su casa de Wuhan, pero bajo una libertad relativa porque agentes del Ministerio de Seguridad Pública lo tienen vigilado todo el día. Sabe que si vuelve a hacer ruido lo meten de nuevo preso», relata su abogado al diario El Mundo.

Periodismo ciudadano

Fang Bin sabía que algo marchaba mal en su ciudad desde enero de 2020, cuando empezó a publicar vídeos. El hecho de saber que los hospitales estaban llenos de gente le hizo sospechar.

Como los medios oficiales ejecutaban todo tipo de censura, cogió su cámara y se presentó en los cuatro grandes centros hospitalarios de la urbe donde todo empezó. Allí documentó pacientes tirados en los pasillos, y lo que causó más impresión: furgonetas funerarias recogiendo cadáveres.

Tras ser localizado por las autoridades, se produjo su desaparición, hasta que diversas webs gestionadas por chinos en el exilio tuvieron constancia de su condena a prisión en un juicio secreto y sin garantías.

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