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27 de julio de 2024

Análisis de sangre

Estudio de la sangreFreepick

Un simple análisis permite predecir qué órganos fallarán antes

Uno de cada cinco adultos de 50 años o más razonablemente sanos tiene al menos un órgano que envejece a un ritmo muy acelerado

Adivinar cuándo vas a padecer una enfermedad o cuándo tus órganos comenzarán a fallar es algo que no está en mente. Sin embargo, ya es posible gracias a un equipo de científicos que ha logrado demostrar que al analizar las proteínas de la sangre se puede estudiar el envejecimiento de los órganos y predecir el riesgo de patologías. Un avance médico que podría salvar la vida de muchas personas.

El estudio, llevado a cabo investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford (California)y se ha realizado en 5.678 personas, demuestra que cuando la edad de un órgano de una persona es «especialmente avanzada en comparación con otras de su misma edad», el portador corre mayor riesgo de morir o padecer enfermedades relacionadas con ese órgano.

Según el análisis, que se ha publicado este miércoles en la revista científica Nature, uno de cada cinco adultos de 50 años o más aparentemente sanos posee al menos un órgano que envejece a un ritmo muy acelerado.

Muchos estudios han presentado cifras que representan la edad biológica de los individuos «según una serie de biomarcadores en contraposición a su edad cronológica», explica Tony Wyss-Coray, catedrático de Neurología de Stanford. Sin embargo, este nuevo ensayo ha ido más allá y ha obtenido cifras específicas para cada órgano y tejido clave, y para los sistemas inmunitario y vascular.

Según recoge Efe, el facultativo asegura que cuando compararon la edad biológica de cada uno de estos órganos en cada individuo con sus homólogos entre un gran grupo de personas sin enfermedades graves evidentes, vimos que «el 18,4 % de los mayores de 50 años tenía al menos un órgano que envejecía significativamente más rápido que la media».

Cuando esto ocurre, las personas corren un mayor riesgo de sufrir enfermedades en ese órgano concreto «en los próximos 15 años», advierte el catedrático. Además, asegura, una de cada 60 personas tenía dos órganos que envejecían rápidamente, lo que supone «6,5 veces más riesgo de morir».

Proteínas y enfermedad

Para evaluar los niveles de miles de proteínas en la sangre de las personas y determinar que cerca de un millar de proteínas se originaban en algún órgano, el equipo creó un equipo propio. Después, relacionaron los niveles aberrantes de esas proteínas con el envejecimiento acelerado de los órganos correspondientes y su susceptibilidad a la enfermedad y la mortalidad. Encontraron casi 858 proteínas órgano-específicas.

En paralelo, pero sin dejar atrás el ensayo, para cada uno de los 11 órganos, el equipo de Wyss-Coray calculó una «diferencia de edad»: la diferencia entre la edad real de un órgano y su edad estimada a partir de los cálculos del algoritmo basados en proteínas específicas de cada órgano.

Así, relata Efe, descubrieron que los desfases de edad identificados en 10 de los 11 órganos estudiados (con la única excepción del intestino) se asociaban significativamente con el riesgo futuro de muerte por todas las causas a lo largo de 15 años de seguimiento.

Tener un órgano con envejecimiento acelerado conllevaba un riesgo de mortalidad entre un 15 % y un 50 % mayor en los 15 años siguientes, dependiendo del órgano afectado, según el estudio.

En concreto, las personas con un envejecimiento acelerado del corazón pero sanas y con biomarcadores clínicamente normales, tenían un riesgo 2,5 veces mayor de sufrir insuficiencia cardíaca que las personas con un envejecimiento normal del corazón.

Los cerebros «viejos» tenían 1,8 veces más probabilidades de sufrir deterioro cognitivo en cinco años que los cerebros «jóvenes». El envejecimiento acelerado de este órgano o del sistema vascular predecía el riesgo de progresión de la enfermedad de Alzheimer, tan bien como lo hacen los mejores biomarcadores clínicos utilizados actualmente.

«Si somos capaces de reproducir este hallazgo en 50.000 o 100.000 personas», afirma Wyss-Coray, «el seguimiento de la salud de órganos concretos en personas aparentemente sanas nos permitirá detectar los órganos que envejecen de forma acelerada y tratar a los pacientes antes de que enfermen».

Identificar las proteínas específicas de cada órgano que mejor indiquen un envejecimiento excesivo y, en consecuencia, un mayor riesgo de enfermedad, también podría dar lugar a nuevas dianas farmacológicas.

Tras esta revolucionaria y sencilla prueba, que ayudará a millones de personas, el grupo de investigadores ha fundado la empresa Teal Omics Inc para explorar la comercialización de sus hallazgos y la Universidad de Stanford ya ha solicitado una patente.

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