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30 de abril de 2024

Emmanuel Macron posando con el documento de las opciones del "fin de la vida"

Emmanuel Macron posando con el documento de las opciones del «fin de la vida»EFE

Francia insiste en promover la cultura de la muerte y presenta su plan de eutanasia

Un 80 % de los facultativos rechazaría prescribir, suministrar, preparar y administrar un producto letal

Francia cada vez avanza más en su idea de acabar con la vida de las personas. En el mes de marzo, el presidente del país, Emmanuel Macron, dio un golpe al derecho a la vida y reformó la Constitución para incluir el aborto como una «libertad garantizada». Tras esto, el Gobierno galo quiso dar un paso más y propuso el pasado miércoles su plan de «ayuda a morir». Esta promesa electoral del dirigente permitirá el suicidio asistido bajo estrictas condiciones.
Con la finalidad de justificar las controvertidas acciones que está aprobando el Ejecutivo francés, Catherine Vautrin, ministra de Sanidad, aseguró que no es «ni un nuevo derecho ni una libertad», sino que se trata de «una respuesta ética a la necesidad de acompañar a los enfermos». Así, defendió la actitud de su partido y aseveró que, ante el riesgo de reavivar fuertes divisiones éticas y religiosas, evitan hablar de eutanasia y prefiere evocar un «modelo francés» de «ayuda a morir».
Al hilo, desde el Gobierno, defendieron la idea de que el real objetivo de esta polémica propuesta es ofrecer a determinados pacientes la «posibilidad de poder suicidarse» y, cuando son incapaces de llevar a cabo el acto fatal, «ayudarlos a hacerlo».
El proyecto contempla la posibilidad de administrar una sustancia letal a los adultos que lo soliciten, si corren el riesgo de morir a corto o medio plazo por una enfermedad «incurable» y que provoca dolores que no se pueden tratar. En este sentido, cuando un paciente solicite esta medida, un médico deberá pronunciarse en un plazo de 15 días, tras consultar con otro doctor y un enfermero, precisó Vautrin.
Asimismo, la medida, avanzada por Macron en marzo –mismo mes en el que se incluyó el derecho al aborto en la Constitución– excluye a los menores de edad y a los pacientes que padecen enfermedades psiquiátricas o neurodegenerativas que afecten al discernimiento, como el alzhéimer.

Grupos a favor de la vida

Líderes religiosos, especialmente católicos y musulmanes, y asociaciones de trabajadores sanitarios, en particular de cuidados paliativos, ya expresaron su rechazo a este proyecto de ley, al igual que pasó con el aborto. De hecho, aunque el Gobierno aseguró que es un proyecto para todos los ciudadanos, un estudio de la Sociedad Francesa de Acompañamiento y Cuidados Paliativos publicado por el diario católico La Croix, aseguró que un 80 % de sus miembros rechazaría «prescribir, suministrar, preparar y administrar un producto letal».
Además, el Gobierno ha prometido reforzar el sistema de cuidados paliativos con más fondos y una «estrategia decenal».
Sin embargo, a pesar de la insistencia del presidente Macron y su equipo, la aplicación no será rápida. Aunque el Parlamento bicameral francés empezará su examen en mayo, el trámite para su adopción podría tomar hasta dos años.
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