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La mayoría de móviles permiten que se programen los modos de conexión

Miriam Alonso

El motivo por el que te estás poniendo en riesgo si utilizas el móvil como despertador

Uno de los problemas de usar el móvil como despertador es la tentadora opción de «posponer» la alarma, que permite retrasarla en intervalos breves

Desde la llegada de los teléfonos inteligentes a nuestras vidas, éstos han reemplazado muchos dispositivos como el despertador. Aunque utilizar la alarma del móvil para despertarse por las mañanas puede ser muy útil y cómodo, la realidad es que si esta actividad es una rutina puede convertirse en un problema.

Shalini Parotti, médico del sueño del Hospital de San Luis, ha explicado a la CNN que «mantener el teléfono móvil en otra habitación reduce la cantidad de trastornos del sueño y el insomnio», por lo que se recomienda «dejar nuestros teléfonos inteligentes en una habitación que no sea el dormitorio».

Uno de los problemas de usar el móvil como despertador es la tentadora opción de «posponer» la alarma, que permite retrasarla en intervalos breves. Según el neurólogo Brandon Peters Mathews, del Hospital de Seattle, esta práctica puede afectar negativamente la calidad del descanso.

Cada vez que posponemos la alarma, el cuerpo intenta reanudar el sueño, pero al hacerlo repetidamente, interrumpimos la fase REM (movimientos oculares rápidos), que es fundamental para la consolidación de la memoria y el aprendizaje. Al cortar este ciclo de manera constante, el descanso se vuelve fragmentado e insuficiente, lo que puede generar sensación de agotamiento y somnolencia durante el día, afectando el rendimiento y la concentración.

Otro aspecto a tener en cuenta es la exposición continua a los campos electromagnéticos (EMFs) que emiten los teléfonos móviles. Aunque la radiación generada por estos dispositivos se mantiene dentro de los niveles que organismos como la Comisión Internacional de Protección contra la Radiación No Ionizante (ICNIRP) consideran seguros, existe un debate en la comunidad científica sobre sus posibles efectos en la salud.

Algunas investigaciones sugieren que una exposición prolongada a los EMFs podría influir en la calidad del sueño, alterando sus ciclos naturales y dificultando el descanso profundo. Aunque no hay un consenso absoluto, estos hallazgos han llevado a expertos a recomendar ciertas precauciones, como mantener el celular alejado de la cama durante la noche para minimizar cualquier posible impacto en el organismo.

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