
Mujer con un vaper
La gran incógnita del vapeo: ¿realmente ayuda a dejar de fumar?
Existen varios estudios científicos, como es el plan de Suecia, que demuestran que el consumo de estos dispositivos es menos dañino que el tabaco tradicional
El pasado mes de noviembre, Mónica García sacó a la audiencia pública un proyecto de real decreto por el que se actualiza la norma sobre productos de tabaco. Esta iniciativa, que entra dentro del Plan Integral de Prevención y Control de Tabaquismo 2024-2027, y que busca prohibir los líquidos de sabores para vapers, podría ser contraproducente para los fumadores, ya que, según expertos, es una herramienta «perfectamente válida» para abandonar el tabaquismo.
Estos datos, publicados en el informe Hábito y uso del cigarrillo electrónico, basado en una encuesta a consumidores de vapers en cuatro ciudades españolas (Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla), y llevado a cabo por UPEV y Sigma, asegura que nueve de cada 10 usuarios dejan el tabaco tradicional o disminuyen significativamente su consumo gracias al vapeo y su variedad de sabores. Además, siete de cada 10 vapeadores exfumadores afirma que su salud ha mejorado desde que tienen «ese hábito y se sienten motivados para dejar la nicotina».
El cambio no es casualidad. Entre las principales razones para tomar este nuevo rumbo, el ensayo realizado destaca la percepción de un menor perjuicio frente al cigarrillo convencional (94,5 %) y el objetivo de dejar de fumar (75 %).
Aunque Sanidad se base solo en la opinión del consumidor, lo cierto es que existen varios estudios científicos, como es el plan de Suecia, que demuestran que el consumo de estos dispositivos es menos dañino que el tabaco tradicional. En este caso, se suman también las bolsas de nicotina, saquitos que se colocan bajo el labio para que la nicotina ingrese directamente al torrente sanguíneo o el cigarrillo electrónico.
En este sentido, Arturo Ribes, presidente de la Unión de Promotores y Empresarios del Vapeo (UPEV), explica que el cigarrillo electrónico, herramienta que ha aumentado en los últimos años, es «perfectamente válido» para abandonar el tabaquismo. Asimismo, argumenta que los vapers, con o sin nicotina, mejoran «el día a día de los usuarios».
Adiós a los sabores de los productos
El real decreto que publicó el departamento de Mónica García apuntaba, con la intención de evitar que jóvenes y personas no fumadoras se sientan atraídas a este producto, que se iban a restringir todos los productos que contuviesen «ingredientes aromatizantes o saborizantes que confieran al producto final aromas y/o sabores a tabaco», algo que ha enfadado a diferentes sectores, uno de ellos la UPEV.
En este sentido, la Unión asevera que los datos de este estudio desmienten «las afirmaciones del Ministerio», ya que el 77,5 % de los vapeadores ya consumían tabaco tradicional antes de vapear. En la misma línea, recuerdan que los sabores frutales han ayudado al 71 % de estas personas a dejar el tabaco o a reducir considerablemente su consumo. De hecho, argumentan, son los más adquiridos por el consumidor.
La prohibición de los saborizantes también afectaría al 43 % de los consumidores –hombre de entre 26 y 44 años, con estudios secundarios o superiores y exfumador de tabaco tradicional–, quienes buscarían otras vías de obtener estos líquidos. Por ejemplo, mediante el mercado ilegal.