Una persona coloca una bandera de España en su balcón
Sanciones
Colgar una bandera, incluso la de España en el Día de la Hispanidad, puede costarte hasta 600 euros
La sanción se aplicaría en caso de que un vecino denunciara la situación ante la comunidad y el propietario infractor se negase a retirar la bandera
Cada 12 de octubre, el Día de la Hispanidad despierta en muchos ciudadanos un sentimiento de orgullo que se refleja en los balcones llenos de banderas de España. No obstante, aunque el gesto sea simbólico y festivo, no siempre está libre de implicaciones legales.
Según la Ley de Propiedad Horizontal (LPH), cualquier modificación visible en la fachada de un edificio requiere la autorización de la comunidad de propietarios. El motivo detrás de esta normativa es la distinción entre las zonas privadas y los elementos comunes.
Mientras que el interior de los balcones se considera parte de la propiedad del vecino, la parte exterior pertenece al edificio en su conjunto. Por esta razón, colocar una bandera en la cara visible del balcón sin el consentimiento de los demás propietarios puede derivar en sanciones económicas, como una multa de más de 600 euros si el infractor se niega a retirarla.
Multas que superan los 600 euros
El objetivo de la ley es mantener la uniformidad y la estética de las fachadas, evitando alteraciones que puedan afectar el conjunto del edificio. Incluso cuando la intención es únicamente celebrar una festividad, la normativa prioriza la convivencia y el respeto a los acuerdos comunitarios.
Los expertos recomiendan que, antes de decorar los balcones con banderas, se consulte a la junta de propietarios y se obtenga un permiso formal. De esta manera, se celebra la fecha sin riesgos legales y se respeta la apariencia del edificio.
Además, algunos vecinos aprovechan estas fechas para proponer decoraciones colectivas, logrando un efecto armonioso en toda la fachada y fomentando la participación comunitaria. Así, la celebración del Día de la Hispanidad puede convertirse en un motivo de encuentro y orgullo compartido, siempre dentro del marco legal que protege los elementos comunes de los edificios.