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Cangrejo de río americanoJavier Pais - Flickr

El cangrejo americano copa ya los ríos españoles: estas son las consecuencias de su irrupción

Las especies rojo y señal ocupan el 95 % del nicho de río en la Península Ibérica, exceptuando los pequeños arroyos de cabecera que los autóctonos han utilizado como refugio

Se lleva años advirtiendo de la invasión del cangrejo americano en España y del desplazamiento del italiano, que no es autóctono pero lleva en nuestro país desde su introducción el siglo XVI, según las últimas investigaciones. Pues bien, esta especie ha terminado de asediar a la que tradicionalmente se asentaba en la Península Ibérica, que es ya prácticamente imposible de encontrar.
Y es que dos especies de cangrejo americano, el rojo y el señal, ocupan el 95 % del nicho del cangrejo de río en la Península, según un estudio de la Estación Biológica de Doñana (EBD), del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), publicado en la revista Journal of Animal Ecology.
El cangrejo italiano ya solo se puede encontrar en pequeños arroyos de cabecera que han utilizado como refugio. Algo que también corre peligro según el informe, ya que el calentamiento global y la continua expansión de las especies americanas convertirá en inhabitables estas zonas.
El primer autor del estudio, Duarte Viana, advierte que la mayor parte de las características de los ecosistemas se encuentran en una constante transformación acelerada debido al escenario actual de cambio global: «Las especies son capaces de prosperar en rangos con unas determinadas temperaturas, una extensión de bosque y la presencia de otras especies, configurando lo que llamamos su nicho ecológico», explica. Asimismo, el científico subraya la importancia de entender todos estos cambios encadenados para promover la conservación de la biodiversidad.

Consecuencias de su irrupción

Según se explica en el catálogo español de especies invasoras facilitado por el Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco), la entrada del cangrejo americano afecta de forma importante al estado de conservación de los hábitats invadidos, ya que es un consumidor voraz de invertebrados, peces, anfibios y macrófitos. Igualmente, altera las redes tróficas, produce la pérdida de biodiversidad debido a su presencia en humedales y genera un deterioro de la vegetación acuática que conlleva un aumento en la turbidez del agua debido al incremento del fitoplancton.
Pero además de todo esto, como ya hemos dicho, contribuye al declive del cangrejo autóctono debido a la competencia sobre el territorio y con otros muchos animales por la ingesta de huevos y larvas y su gran voracidad, capaz de ingerir invertebrados y peces en todas sus fases de desarrollo.
Para colmo de males, estas especies procedentes del otro lado del Atlántico actúan como vectores de la afanomicosis, también conocida como peste del cangrejo, una enfermedad infecciosa causada por el hongo Aphanomyces astaci y que que es letal para el cangrejo de río autóctono.

Cómo se introdujeron en España

Tal y como recalca la Junta de Andalucía en su página web, la introducción en España del cangrejo rojo americano se produjo a través de la suelta intencionada con apoyo institucional como experiencia para explotar comercialmente sus poblaciones, así como para consumo y como especie cebo.
En concreto, esta entrada se llevó a cabo en el año 1974 en las marismas del Guadalquivir (Sevilla). La elevada dispersión natural de la especie y la introducción voluntaria por parte de los pescadores en otras masas de agua facilitó su expansión por toda la Península Ibérica: a los pocos años apareció en zonas distantes como la Albufera de Valencia (1978), el Delta del Ebro y la provincia de Zamora (1979), extendiéndose posteriormente al resto del país.
Aunque ya la invasión del cangrejo americano es inevitable, en el catálogo de especies invasoras se emiten una serie de consejos para evitar su proliferación, como eludir más introducciones y fomentar actuaciones como la desinfección del material que haya estado en contacto con algún medio ya invadido, para evitar la transmisión a otros puntos. De igual forma, el Miteco permite utilizar la pesca manual o eléctrica para su control «en zonas donde la colonización es incipiente y de forma puntual».
Como es obvio, se pide asimismo una regulación de las actividades relacionadas con esta especie y la realización de estudios sobre su posible control biológico mediante la utilización de peces depredadores, organismos patógenos, etcétera. El informe involucra también a los pescadores en el control de las poblaciones de cangrejos mediante el incremento de la presión de pesca y la sensibilización de este colectivo para evitar así nuevas sueltas y translocaciones.