Choque entre ganaderos y la industria cárnica por la venta de ovejas vivas a Argelia

Tanto para los productores. Los ganaderos se han anotado una pequeña pero importante victoria para el desarrollo de su actividad tras el acuerdo del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación con Argelia para permitir la venta de ovino vivo al país africano.

El trato, que entra en funcionamiento este lunes 21 de abril, permitirá la exportación rumbo Argelia de animales de entre seis y 24 meses de edad y solamente por barco. Según han apuntado fuentes ministeriales a Efe, este pacto solo incluye a los ejemplares vivos enviados para sacrificio «y seguramente solo hasta la Fiesta del Cordero, que es a primeros de junio».

La opción de vender ovejas para sacrificio a Argelia ha generado un desencuentro en la cadena, ya que esta apertura al mercado de vivo magrebí sonríe a los productores pero enfurece a la industria.

El reclamo de los ganaderos para llevar sus animales a más clientes ha sido correspondido por el Gobierno. Durante meses, los productores instaban a diversificar mercados y así aprovechar más el momento de bonanza de los precios en origen para también reducir la dependencia de grandes compradores como Marruecos; sin embargo, esta cesión no satisface los intereses de mataderos, salas de despiece e industrias de elaborados cárnicos.

«Argelia se había consolidado como un mercado estratégico para la exportación española de carne y despojos, tanto de vacuno como de ovino. Con esta decisión, se pone en riesgo una parte fundamental de la cadena de valor ganadero-cárnica, desplazando la actividad hacia un mercado especulativo centrado en el comercio de animales vivos, que solo se mantiene mientras persista la coyuntura favorable», lamenta la Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España (Anice).

Los argumentos de Anice chocan con las peticiones de los agrarios, que destacan la importancia de impulsar la exportación de animales vivos para garantizar la rentabilidad del sector. «No podemos permitir que se generen cuellos de botella en la comercialización de los corderos, lo que podría traducirse en una caída de los precios y en perjuicio directo para los productores», reclamaba recientemente Apag Extremadura Asaja.

La industria cárnica señala que padece los efectos del descenso de la cabaña ovina y que esta medida lastra aún más sus opciones de negocio. Según datos del Ministerio, de enero de 2024 a enero de 2025 se cuentan casi 506.000 ovejas reproductoras menos y en cinco años el censo se redujo en 1.876.000 reproductoras, con una caída del 15 %.

«En un momento marcado por el desabastecimiento de animales en el mercado nacional, que ha generado tensiones y llevado las cotizaciones del ovino a máximos históricos, la autorización de exportaciones de animales vivos representa una solución fácil que perjudica a la cadena cárnica y a todos los eslabones que generan valor añadido. Esta medida afecta directamente a la competitividad del sector y a la proyección internacional de la Marca España» aseveró Giuseppe Aloisio, director general de Anice.

El sentir de los ganaderos les confronta con la industria cárnica: «No podemos poner todos los huevos en la misma cesta», indicaba Josep Puig, responsable de ovino y caprino de carne de Unión de Uniones. La organización, contraria a las quejas de Anice, entiende que la exportación de vivo es clave para mantener la viabilidad económica de las ganaderías.

El razonamiento de los productores sigue sin convencer a la industria cárnica, que desde el 21 de abril tendrá que convivir con la exportación de ovejas vivas a Argelia: «Resulta legítimo preguntarse cuáles son los motivos o qué ha pasado ahora que no pasaba antes para que esta restricción se haya levantado», condena Anice, que resalta que la exportación de carne y despojos de ovino a Argelia ocupó el tercer puesto a nivel global en volumen y el segundo en valor en 2024.