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Estación Espacial Internacional (EEI)Getty Images / Just_Super

Ciencia

La Estación Espacial Internacional pierde oxígeno desde hace seis años: todo apuntaría a Rusia

Hace más de 26 años –en noviembre de 1988–, la NASA en colaboración con Roscosmos (Rusia), JAXA (Japón), la ESA (Europa) y la CSA/ASC (Canadá) puso en marcha la Estación Espacial Internacional (EEI). Ubicada a una altitud aproximada de 400 kilómetros sobre la superficie terrestre –situada en la órbita baja–, esta obra de la ingeniera espacial sirve como un laboratorio de investigación en microgravedad permanentemente habitado en el que se realizan estudios sobre astrobiología, astronomía, meteorología, física y otros muchos campos.

Ahora, tras casi tres décadas en funcionamiento, está previsto que el final de la estación espacial llegue en los próximos años. En concreto, la EEI concluirá sus operaciones en el año 2030, para posteriormente ser desorbitada –función que realizará SpaceX por 843 millones de dólares– y dirigida hacia el Punto Nemo –el lugar más inaccesible y remoto del planeta– un año después.

La decisión de desmantelar la Estación Espacial Internacional llegaba como consecuencia del desgaste y envejecimiento de la estructura, así como la salida prevista por parte de Rusia de cara al año 2028. De hecho, estos dos factores estarían detrás de una de las últimas polémicas de la estación.

Tenemos que retroceder al año 2000. En aquel mes de julio Rusia lanzó el módulo Zvezda, el cuál proporcionaba algunos de los sistemas de soporte vital de la estación, así como servir de alojamiento para dos tripulantes. Este módulo, ubicado en el Segmento Orbital Ruso (ROS) de la estación, se habría convertido en uno de los puntos críticos de la infraestructura.

Estación Espacial Internacional (EEI)Getty Images / Dima_zel

En los últimos años, las distintas agencias que componen la estación han detectado una fuga de aire en una de las zonas que componen la parte rusa. Esta primera fuga, descubierta en 2019 ha aumentado de manera considerable en los últimos años. En concreto, la falta de aire se habría detectado en el vestíbulo PrK, el cuál está conectado con el módulo Zvezda. Tal como detallaron las distintas agencias, el módulo ya perdía en 2023 entre 900 y 1.100 gramos de aire cada día, un dato realmente preocupante.

Ante esta pérdida de aire significativa, desde la NASA han detallado que de continuar así se podría generar un fallo catastrófico.

«El equipo ruso sigue buscando y sellando las fugas, pero no cree que la desintegración catastrófica del PrK sea realista. La NASA, en cambio, ha expresado preocupaciones sobre la integridad estructural del PrK y la posibilidad de una falla catastrófica», declaró Bob Cabana, exastronauta de NASA y actual presidente del Comité Asesor de la ISS, en declaraciones a SpaceNews.

A pesar de los avisos que lleva anunciado la agencia estadounidense desde hace meses la versión rusa no cambia: no hay posibilidad de que pueda haber una tragedia.

«Los rusos creen que las operaciones pueden continuar con seguridad, pero no pueden probarlo de forma satisfactoria para nosotros. Por su parte, Estados Unidos cree que no es seguro, pero tampoco puede convencer a los rusos de ello», señaló Cabana.

Actualmente el módulo afectado se encuentra sellado la gran mayor parte del tiempo tras los trabajos de reparación realizados. A pesar de que la fuga en el módulo Zvezda de la EEI fue reducida en casi un tercio, aún no ha sido resuelta del todo. Por ello, la colaboración entre la NASA y Roscosmos será vital de cara a evitar una tragedia de proporciones históricas.