El químico de la Universidad CEU San Pablo, Javier Pérez Castells

Cómo es el Observatorio Vaticano y cómo afecta a la investigación astronómica, con Javier Pérez Castells

El profesor repasa la historia del Observatorio Vaticano y cómo ha contribuido a la astronomía desde el siglo XIX hasta hoy

El químico de la Universidad CEU San Pablo, Javier Pérez Castells, ha relatado en El Debate la historia del Observatorio Vaticano, fundado a finales del siglo XIX por el Papa León XIII. En un contexto de tensión entre ciencia y religión, la Iglesia quiso mostrar que no eran mundos enfrentados, y confió la dirección del proyecto a los jesuitas, con una larga tradición en astronomía.

El Observatorio comenzó con un telescopio en el propio Vaticano y tres astrónomos jesuitas. Su primera gran tarea fue participar en un proyecto internacional que buscaba fotografiar todo el firmamento y situar las estrellas en mapas celestes. Cuatro jóvenes monjas trabajaron durante décadas midiendo manualmente la posición de unas 480.000 estrellas, un esfuerzo titánico que hoy permite comparar cómo ha cambiado el cielo en más de un siglo.

Con el paso del tiempo, el Observatorio se trasladó a Castel Gandolfo, donde aún se conservan y utilizan con fines museísticos varios telescopios históricos. Sin embargo, la contaminación lumínica de Roma obligó a llevar la investigación astronómica a Arizona, donde el Vaticano dispone desde los años noventa de un telescopio moderno en plena colaboración internacional.

Castells recuerda que hoy el trabajo científico del Vaticano se apoya también en observatorios de última generación como el James Webb. Para el químico, este recorrido demuestra que la Iglesia no ha estado enfrentada a la ciencia, sino que, en ocasiones, ha sido pionera en su desarrollo, con uno de los observatorios más antiguos del mundo todavía activo en la investigación astronómica.