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18 de mayo de 2024

Una de las pruebas del nuevo 'Grand Prix'

Una de las pruebas del nuevo Grand PrixLa 1

Grand Prix

Los pros y los contras del Grand Prix 2.0

El mítico programa regresó con Ramón García al mando, sin vaquilla verdadera y con las caídas marca de la casa

Cuando Grand Prix dejó de emitirse en La 1, Zapatero pasaba su segundo verano en la Moncloa. Ya ha llovido desde aquellos 125 programas en los que pugnaron 238 pueblos de la piel de toro (o vaquilla). Ha vuelto este verano. En general, esta versión actualizada funciona, y no solo por la apelación a la nostalgia.
Y es que hay clásicos que siempre funcionan. En El libro de las ilusiones, Paul Auster nos hablaba de un protagonista que caía en el pozo de la depresión, del que solo lo rescataba una graciosa caída ajena. De esto va Grand Prix, fundamentalmente: un Humor Amarillo a la española en el que estamos aguardando ver caer a los paisanos. Y eso funcionaba en el cine mundo, en 1998 –que fue cuando empezó este programa ahora actualizado– y funciona ahora. Ver a un adulto hacer lo mismo que un niño en un parque de bolas es la mar de entretenido, y de esto va, en el fondo, Grand Prix.
En la noche del estreno, los pros superaron a los contras. Vayamos con unos y los otros.

Los pros

Ramón García. El tiempo le ha proporcionado una amplia tonsura y ha caneado el resto de su pelo, pero ahí sigue Ramón García, Ramontxu, con el mismo buen humor y la misma maestría de siempre para saber ordenar el caos, y de vez en cuando sumarse a él. Sabíamos que se mantenía en forma en Castilla-La Mancha Media, pero este reto era doble: contra su pasado y contra la edad. Superado con sobresaliente.
La gente de los pueblos. En la noche del estreno, la buena gente de Alfacar (Granada) ganó por 27 a 19 a la de Colmenarejo (Madrid). Los paisanos de ambas localidades se lo pasaron como a lo grande, como si fuesen las fiestas del pueblo. Su entusiasmo y orgullo local reconforta. Por cierto, los ganadores iban de azul, pero su victoria fue más dulce que la del PP 24 horas antes.
En el primer programa compitieron un pueblo de Granada (azul) contra otro de Madrid (amarillo)

En el primer programa compitieron un pueblo de Granada (azul) contra otro de Madrid (amarillo)La 1

Sin ballet. En la tele de antaño un programa sin cuerpo de baile era como una ensalada sin aceite y sal. Los tiempos han cambiado y se agradece, sobre todo en aras del buen ritmo.
Un programa familiar. Es un programa blanco, de esos que se echan de menos en la cadena pública. Un espacio para toda la familia. Quizá el único del estilo junto a El Desafío.
La elección de las pruebas. No faltaron los clásicos, como Los troncos locos, La Patata Caliente (Chiquito, siempre en el recuerdo), El Diccionario o Los Bolos (ahora Súper Bolos), pero se incorporaron retos nuevos que gustaron, como El Perrito Piloto (en el que unos ventiladores gigantes impedían avanzar a los participantes) o Ki-monos (en los que había que saltar hacia unos plátanos de plástico y hubo buenos porrazos).
La prueba 'El Perrito Piloto', uno de los nuevos retos

La prueba 'El Perrito Piloto', uno de los nuevos retosLa 1

Las ayudantes de Ramón. Se ve que hay química entre Ramontxu y sus dos ayudantes, las copresentadoras Cristinini y Michelle Calvó. La primera, que hace el papel con el que habría soñado Ibai, el de comentarista de las pruebas, estuvo algo chillona, pero por lo demás superó con nota el estreno. Hubo un tercer secundario, Wilbur, encargado de mostrar la dinámica de las pruebas, que aportó pizcas de humor al estilo invitado de Un, dos, tres.
Ramón García, los dos invitados en la primera gala (Lolita y Miguel Ángel Muñoz) y Michelle Calvó

Ramón García, los dos invitados en la primera gala (Lolita y Miguel Ángel Muñoz) y Michelle CalvóLa 1

Los contras

La duración. Los programas de La 1 tienen cierta tendencia al «síndrome de MasterChef», es decir, a alargarse hasta la madrugada y más allá. Hubo mucho más ritmo que en el talent culinario, más entretenimiento, se hizo más llevadero, pero también largo. Demasiadas pruebas –diez contamos– y algunas demasiado largas. El programa comenzó a las 22.35 y acabó cerca de la una de la madrugada. En este sentido, poco familiar.
La nueva vaquilla, lanzando troncos en una de las pruebas

La nueva vaquilla, lanzando troncos en una de las pruebasLa 1

La vaquilla. Para «armonizarnos con Europa», que diría el progresismo, se suprimió la vaquilla. Ahora es un señor –o una señora, a saber– disfrazado de vaquilla, que repartió mamporrazos blandengues en algunas pruebas. Ramontxu se refirió a ella como María Fernanda, «la que corre, rema y anda». Papel testimonial, como el de Nico, un dinosaurio bastante logrado desde el punto de vista estético que es un guiño a la audiencia más joven.
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