Fundado en 1910
Gabriel Rufián

Gabriel Rufián, en Lo de Évole

Televisión

Rufián hace autocrítica del independentismo en 'Lo de Évole': «Me avergüenzo»

«Tengo el ego de un camión porque, si no lo tuviera, no podría dedicarme a lo que me dedico», reconoció ante el periodista catalán

La noche del domingo Lo de Évole batió récord de temporada gracias a la entrevista con el diputado Gabriel Rufián. El político catalán se sinceró y mostró su cara más amable ante el periodista Jordi Évole, que no dudó en preguntarle por sus orígenes humildes.

El protagonista relató que para sufragarse los gastos de su carrera universitaria trabajó en tiendas de ropa y empresas de trabajo temporal, donde tenía sueldos con los que apenas le daban para vivir. «He pasado momentos de no saber cómo pagar el alquiler o de estar en negativo en el banco años. De estar en negativo a día 13 y decir 'a ver cómo vamos'. No cobraba más de 1.200 euros y me fueron recortando el salario con la crisis económica», confesó.

«Estuve de 2005 a 2015 en la misma empresa y yo empecé a sufrir recortes, precariedad y despidos al punto de que mi empresa quedamos dos hasta que me despiden en 2015», explicó el diputado nacido en Santa Coloma de Gramanet en 1982. Cuando ya había iniciado su carrera política, reconoció que volvió a su antiguo puesto de trabajo: «Fui donde estaba la jefa de ese momento, que me había dicho era un cero a la izquierda. Le pregunté 'quién es el cero a la izquierda ahora' y me arrepiento, no debí hacerlo. Era una tipa que se portaba muy mal con la gente».

Además confesó que una de las personas que más daño le había hecho en su carrera política había sido José Sacristán. «Me puso a parir un día», lamentó, al mismo tiempo que reconocía su admiración por un actor que él cree de la talla de Robert de Niro. Lejos de quedarse callado, también apostilló que la segunda persona que más daño le había provocado había sido el propio Évole. «¿Yo? No jodas, tío», respondía el presentador.

«A mí me dolía mucho lo que escribías. Yo te veía y decía: 'joder, es que este tío es de los míos y le caigo mal', y la derivada era 'y a veces tiene razón'. Eso te pone en un espejo muy feo. Yo leyéndote lo que aprendí era que quizás podía seguir defendiendo lo que defiendo gustándote», y añadió: «Gente como tú a mí me ha enseñado a hacerlo mejor, a aprender de mis errores y a interpelar a esa gente; ponérselo difícil».

No quiso tampoco dejar de contestar a una de las preguntas más incisivas de la noche. Jordi Évole se interesaba por su vertiente política y le preguntaba: «¿Qué ha hecho mal el independentismo, para que en diez años esté cómo está?». Rufián reflexionó en silencio durante unos segundos antes de responder: «Obviando toda la maquinaria que ha tenido en contra, que es la que ahora padece el PSOE, no cuidar a aquellos que hablaban para los de fuera del independentismo. Repartir carnets de pureza y yo he participado, eh. Me avergüenzo de ello».

A su vez explicó que también había influido «no entender que no éramos suficientes y que no se hace vía palos, sino vía seducción, sin canjear tus principios, pero no sirve de nada. Es como cuando nos pegaban a nosotros con la Constitución en la cabeza, como si fuese una piedra. Nosotros también pegábamos con la estelada a la gente en la cabeza: '¡Entiéndelo! ¡Entiéndelo!». A continuación, remató con una reflexión: «Es muchísimo mejor hablar del porqué queremos la independencia de Cataluña, en lugar del cómo».

También se mostró autocrítico con su propio partido: «Me parece grave que no haya más gente como yo en ERC. Hay miles de personas en este país como yo, yo no soy extraordinario ni mucho menos. No somos raros. Yo no debería ser el copito de nieve de ERC». Rufián desveló que le intentaron fichar en Convergència, pero que rechazó porque no se veía «en ese mundo» y que tiene «un problema con la autoridad».

«Tiendo a buscar siempre el conflicto con quien está por encima de mí. Tiendo a buscarme un enemigo, lo necesito. Necesito algo que me joda, que me llame. En política necesito tener una motivación. En las comisiones de investigación necesito empaparme de lo que ha hecho esa persona, necesito que me duela», manifestó. «Yo cada día domestico mi ego, tengo el ego de un camión porque, si no lo tuviera, no podría dedicarme a lo que me dedico, pero a la par tengo muchas inseguridades que lo domestican».

comentarios
tracking