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Charlton Heston ganó su único Oscar por Ben-Hur

Charlton Heston ganó el Oscar al mejor actor por Ben-Hur

Historias de película

'Ben-Hur', la película más grande de todos los tiempos que convirtió a su autor al cristianismo

La película ganó 11 premios Óscar, siendo la primera en conseguirlo

En la década de los 50, el sistema de estudios estaba en entredicho. La industria del cine se hundía por el auge de la televisión. El sistema de producción y distribución cinematográfica estaba en un proceso de transformación irreversible. En 1950, por ejemplo, solo el 9 % de los estadounidenses tenía televisión, mientras que, en 1959, la cifra se disparó al 86 %. Por otro lado, en 1946, la industria del cine tuvo unos beneficios de 120 millones de dólares para, en 1953, tener apenas 22.

Por eso, cuando en 1954 la Metro Goldwyn Mayer se propuso llevar al cine Ben-Hur, la concibió como un proyecto grandioso que debía verse en formato panorámico —el Panavisión— para, precisamente, luchar contra la televisión.

Aunque todo empezó mucho antes. En 1880, un general de división, abogado y político de 53 años llamado Lewis Wallace había publicado una ambiciosa novela que le había llevado cuatro años escribir: Ben-Hur: Una historia de Cristo. Convertida enseguida en un fenómeno editorial, en 1900 era ya el segundo libro más vendido en Estados Unidos, solo por detrás de la Biblia. La novela contaba la vida de un príncipe judío que cae en desgracia, sufre la traición de un amigo romano de la infancia, padece la esclavitud y logra redimirse mientras Jesús de Nazaret va entrando y saliendo de su vida. Wallace, que no era creyente, contó que quiso mostrar la vida de un hombre que se transforma cuando permite a Cristo entrar en su vida. Y así fue cómo el propio autor sufrió su particular proceso de conversión durante la escritura de la obra.

La primera adaptación teatral no tardó en llegar, logrando también un éxito sin precedentes, con casi 200 representaciones y 25.000 espectadores por semana. En 1907 se realizó la primera versión cinematográfica muda de apenas 15 minutos que se centraba especialmente en uno de los momentos climáticos de la novela: la carrera de cuadrigas. En 1925, Fred Niblo dirigió la segunda adaptación al cine con Ramón Novarro como el príncipe Judah Ben-Hur y Francis X. Bushman como el tribuno Messala. Con un presupuesto de 3 millones de dólares —la película más cara del cine mudo—, recaudó 9 permitiendo que un pequeño estudio como la Metro Goldwyn Mayer se convirtiera en uno de los de mayor prestigio de la industria. Y, además, contó con un asistente de dirección llamado William Wyler.

El cine bíblico entró entonces en un periodo de recesión. Primero, por el fracaso estrepitoso de Los últimos días de Pompeya en 1935; segundo, porque durante la Segunda Guerra Mundial imperaron otros géneros más lúdicos como el wéstern, más típicamente femeninos como el melodrama o más baratos como el noir; y tercero, porque el cine europeo, más íntimo y personal, estaba fagocitando la taquilla de países estratégicos como Reino Unido, Alemania, Francia o Italia.

Sin embargo, a partir de a finales de los 40, películas como Sansón y Dalila de 1949, que costó 3 millones de dólares y recaudó 25; Quo Vadis? de 1951 que costó 7 y recaudó 21 o Los diez mandamientos de 1956, que costó 13 y recaudó 32 millones; confirmaron un cambio de ciclo que otras películas también de éxito como La túnica sagrada, Demetrio y los gladiadores o Atila el rey de los hunos terminaron de confirmar.

Todo ello hace que el proyecto de Ben-Hur, que llevaba dando tumbos de despacho en despacho desde 1952, empezase a tomarse en serio. La Metro, de entrada, quería superar la espectacularidad de la película del año 25 que todos recordaban, pero también quería que fuera una película profunda y con un buen desarrollo dramático de los personajes. Con Karl Tunberg como guionista, se piensa en un primer momento en Robert Taylor y Stewart Granger como protagonistas. Pero cuando se pone al frente de la producción a Sam Zimbalist y este contrata a William Wyler como director por 1 millón de dólares, lo primero que hace será rechazar como posibles protagonistas a Marlon Brando, Burt Lancaster, Rock Hudson o Paul Newman e impondrá al actor con el que había trabajado en Horizontes de grandeza: Charlton Heston.

La elección de director y actor fueron polémicas. El primero, por ser un judío dirigiendo una película sobre un judío que se redime gracias a la influencia de Cristo en su vida y, el segundo, porque no gozaba de gran reputación como intérprete. Finalmente, y tras muchas vueltas, el rodaje arranca en marzo de 1958 con un presupuesto de 15 millones de dólares y se convirtió en un éxito sin precedentes, recaudando más de 150.

Además, ganó 11 Oscar de Hollywood (mejor película, director, actor —Charlton Heston—, actor secundario —Hugh Griffith—, dirección de arte, montaje, sonido, vestuario, efectos especiales, fotografía y banda sonora), siendo durante décadas la película más galardonada de todos los tiempos. Paradójicamente, el único Oscar que no se llevó fue el del mejor guion adaptado, seguramente porque la MGM decidió que solo constase como guionista Karl Tunberg cuando en realidad acabaron interviniendo en él también Jan Lustig, Maxwell Anderson, Samuel Nathaniel Behrman, Christopher Frye y Gore Vidal para diferentes escenas y líneas argumentales. Asimismo, se concedió un Oscar póstumo al propio Zimbalist que murió de un ataque al corazón durante el rodaje.

El resultado es una película que es cine espectáculo, irrepetible y única. El cine en estado puro, en el que la conjunción de la grandiosidad de lo mostrado y la profundidad de lo narrado es tal que jamás se ha realizado nada parecido. Su importancia en la historia del cine es vital porque permitió que llegaran Espartaco, Rey de reyes, La caída del imperio romano, Cimarrón, La conquista del Oeste, Doctor Zhivago o Cleopatra, tras lo que todo cambió. Ben-Hur fue la más grande, la más profunda, la más hermosa, la más importante de todas ellas… Fue una película íntima que trascendió el puro espectáculo. La historia de una venganza convertida en redención. La historia de un judío que conoció a Cristo.

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