Ana María quedó en la cuerda floja y fue «la mamá» de la casa la que terminó colgando su delantal
La «mamá» del grupo es expulsada de MasterChef 13 en una entrega con emociones, sorpresas y una visita de leyenda
La llegada de Melody, la inspiradora labor de Carlos Maldonado en su proyecto social y la visita número 25 de Martín Berasategui marcaron una noche memorable en la que Víctor y Emilio brillaron y Ana María se despidió del programa
La quinta entrega de MasterChef 13 tuvo todos los ingredientes para convertirse en un episodio inolvidable: música en directo, desafíos culinarios de alto nivel, solidaridad, emoción y una inesperada despedida. Una noche que no solo destacó por el regreso de grandes nombres, sino también por los avances individuales de varios aspirantes.
El programa arrancó con un ambiente festivo y musical. Los aspirantes participaron en un juego que ponía a prueba su cultura musical por generaciones, y en ese contexto hizo su aparición estelar Melody, la representante española para el próximo festival de Eurovisión. La artista sorprendió al interpretar a capela su canción y, entre bromas, dejó abierta la posibilidad de sumarse algún día a la edición Celebrity del concurso culinario: «Primero Eurovisión, luego... ya veremos».
En lo competitivo, la primera prueba fue especialmente exigente y, pese al bajo nivel general, cuatro participantes lograron destacar: Chema, Ana María, Emilio y Ariana. El jurado, visiblemente decepcionado con el rendimiento de algunos aspirantes, repartió delantales negros a Yago y Bea. Chema brilló con un canelón de jabalí que fue declarado el mejor plato, consolidando su posición como uno de los favoritos de la edición.
La prueba de exteriores llevó al grupo a Semillas, el proyecto solidario liderado por Carlos Maldonado, ganador de la tercera edición del programa y actualmente chef con estrella Michelin por su restaurante Raíces. Maldonado abrió las puertas de su escuela de hostelería, dedicada a la inclusión de personas en riesgo de exclusión social. «Con Semillas quiero devolver a la sociedad lo que MasterChef me dio a mí: una nueva oportunidad», expresó.
Chema y Emilio, como capitanes de los equipos azul y rojo respectivamente, enfrentaron un reto exigente. Mientras que Chema mantuvo un liderazgo más estructurado —gracias en parte al excelente desempeño de Víctor—, Emilio fue perdiendo el control de la cocina pese al esfuerzo colectivo de sus compañeros. El equipo rojo, liderado por Chema, se impuso en la prueba y fue premiado con una exclusiva masterclass impartida por el propio Maldonado en Raíces.
Uno de los momentos más emotivos de la noche fue la celebración de la 25ª visita de Martín Berasategui al plató. El chef más laureado de España compartió tres cajas de ingredientes que simbolizaban las etapas clave de su trayectoria: pasado, presente y futuro. Los aspirantes en riesgo tuvieron que elaborar platos libres utilizando técnicas profesionales como la deshidratación o el trabajo con nitrógeno.
En un giro inesperado, los concursantes que ya estaban salvados desde la galería recibieron la oportunidad de rescatar a uno de sus compañeros. Eligieron a Yago, pero la salvación tenía un coste: uno de ellos debía ocupar su lugar y jugarse la permanencia. Víctor se ofreció voluntario, aunque al final fue seleccionado por sorteo. Su plato no fue el mejor, pero sí suficiente para mantenerse en la competición, recibiendo los elogios de Berasategui por su determinación: «Tiene mucho mérito lo que has hecho».
Emilio volvió a destacar en esta fase con un tartar de trucha con salsa de yogur que le valió no solo las felicitaciones del jurado, sino también un gesto de apoyo personal por parte de Berasategui: «Te dejo mi número, llámame cuando necesites confianza».
Finalmente, tras las valoraciones, Ana María, Víctor e Ismael quedaron en la cuerda floja. Fue Ana María, conocida entre sus compañeros como «la mamá» del grupo, quien terminó colgando el delantal. Su despedida fue emotiva y reconocida por todos como una de las aspirantes más queridas de la edición.