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19 de abril de 2024

'La muerte de César' (1804) de Vincenzo Camuzzini

'La muerte de César' (1804) de Vincenzo Camuzzini

¿Por qué al 15 de marzo se le llama «los idus de marzo»?

Los idus eran días de buenos augurios para los romanos, la fecha simbólica que eligieron los asesinos de Julio César para llevar a cabo su plan

Shakespeare le dio en Julio César a los idus de marzo categoría lírica: «¡Guárdate de los Idus de marzo!», le gritó un adivino ciego al líder de la República a su entrada tumultuosa en el Coliseo. Aunque antes que el bardo de Avon había sido Plutarco, de quien cogió su historia el dramaturgo inglés, quien narró los hechos ocurridos el 15 de marzo del año 44 a. C.: "Lo que es más extraordinario aún es que un vidente le había advertido del grave peligro que le amenazaba en los idus de marzo, y ese día cuando iba al Senado, Julio César encontró al vidente y riendo le dijo: «Los idus de marzo ya han llegado»; a lo que el vidente contestó compasivamente: «Sí, pero aún no han acabado».
Lo cierto es que la suerte del vencedor de Craso y Pompeyo estaba echada desde hacía tiempo. Casca y el hijo adoptivo de César, Bruto, habían urdido el plan de su muerte precisamente al pie de la estatua de Pompeyo en el Senado de Roma. Según Suetonio participaron más de sesenta personas en la conspiración que culminó con 23 puñaladas que pretendían salvar al pueblo del tirano que creían que César era, y sin embargo causaron la guerra civil que terminó con la derrota de los asesinos a manos de los partidarios de Julio César: Octavio, Marco Antonio y Lépido, quienes finalmente se enfrentaron por el poder que logró Octavio Augusto, también hijo adoptivo de César, quien se convirtió en el primer emperador romano.
Octavio

Augusto de Prima Porta

Los idus eran en el calendario romano los días 13 de cada mes, salvo en marzo, mayo, julio y octubre, que eran el 15. Estos días, pese al significado asociado a la mala suerte que el primer número tiene hoy, eran considerados de buenos augurios, razón por la cual los conspiradores eligieron simbólicamente la fecha para ejecutar su plan, convencidos de la necesidad de su acto, por lo que la frase del adivino cobraba mayor enjundia. Nada malo pensó Julio César que podía pasarle el 15 de marzo (el mes dedicado al dios Marte por los romanos), pero pasó. Un hecho que además derivó precisamente en todo lo que temían y pretendían evitar los asesinos: la caída de la República y la formación del Imperio.
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