
Sebastiao Salgado, en una exposición en Madrid a finales de 2019
Muere a los 81 años Sebastião Salgado, fotógrafo Premio Príncipe de Asturias
Ganador de numerosos premios a lo largo de su carrera, retrató movimientos migratorios, desigualdades y zonas desfavorecidas
El fotógrafo brasileño Sebastião Salgado ha fallecido este viernes a los 81 años, según ha informado el Instituto Terra, que fue fundado por él mismo. Distinguido entre otros galardones con el Príncipe de Asturias de las Artes, supo retratar «las desigualdades del mundo actual» con una mirada propia, tal y como le reconoció el jurado en el año 1998.
Aunque estudió Economía, Salgado orientó su trayectoria profesional hacia la fotografía a partir de los 29 años. Inició su andadura trabajando para las agencias Sygma y Gamma, hasta que en 1979 se incorporó a la prestigiosa cooperativa Magnum Photos, donde desarrolló su labor hasta 1994. Ese año, junto con Leila Wanick Salgado, fundó la agencia Amazonas Images, concebida como un espacio exclusivo para la gestión y difusión de su propia obra.

Una visitante observa las fotografías del brasileño Salgado en la exposición fotográfica Sebastião Salgado y las Colecciones Reales en junio de 2022
Uno de sus primeros trabajos de gran calado fue el libro Otras Américas, publicado en 1986. Esta obra recoge el fruto de varios años de inmersión documental en distintos territorios de América Latina, cuyo contenido fue también objeto de una muestra expositiva. En paralelo, Salgado documentó durante siete años las dramáticas condiciones de vida en el Sahel africano –una región afectada por hambrunas y sequías– en colaboración con la organización Médicos sin Fronteras. Esta labor fotográfica se difundió a través de diversas exposiciones y publicaciones.
A partir de 1986, emprendió un proyecto de largo aliento que lo ocupó durante seis años: una exploración fotográfica del trabajo humano en múltiples rincones del planeta. El resultado fue el libro Workers, editado en 1993, que constituye un testimonio visual sobre la condición laboral global. Más adelante, entre 1994 y 1999, Salgado concentró sus esfuerzos en los movimientos migratorios, realizando un ensayo fotográfico sobre el éxodo de millones de personas que, por razones de guerra, represión o pobreza, se ven obligadas a abandonar sus hogares. Este corpus se publicó bajo los títulos Migraciones y Retratos.

Iceberg entre la isla Paulet y las islas Shetland del sur en el mar de Weddell
En 2004, el fotógrafo inició el proyecto Genesis, con la intención de captar imágenes que revelaran la pureza de paisajes naturales y culturas humanas no contaminadas por el desarrollo industrial. Este trabajo fue culminado en 2013 con la publicación del libro homónimo, consolidando su compromiso con una mirada humanista y ecológica.
El impacto de su obra fue reconocido en 2007 con una exposición retrospectiva en Madrid, en el marco del festival PHotoEspaña. Dicha muestra fue distinguida con el Premio del Público del certamen.
A lo largo de su carrera, Salgado ha recibido importantes galardones. Entre ellos figuran el premio Eugene Smith de Fotografía Humanitaria (1982), el Oskar Barnack en dos ocasiones (1985 y 1992), el Premio Rey de España de Periodismo (1988), el Erna y Víctor Hasselblad (1989), y el Gran Premio Nacional del Ministerio de Cultura francés (1994). Asimismo, ha sido distinguido con la Medalla de Oro de la Real Sociedad Británica de Fotografía y el Lifetime Achievement Award de la North American Nature Photography Association (2010). En 2001 fue nombrado embajador especial de UNICEF.

Obra de Sebastiao Salgado expuesta en Málaga en 2017
Además, ostenta la condición de miembro honorífico de la Academia Americana de las Artes y las Ciencias y ha sido investido doctor honoris causa por instituciones como la Universidad de Évora, la New School University de Nueva York, el Art Institute of Boston y la Universidad de Nottingham. También ha sido condecorado como comendador de la Orden de Río Branco.
En 1998 fue distinguido con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, cuyo jurado resaltó su capacidad para «retratar la condición humana y evidenciar las desigualdades del mundo actual con un lenguaje plástico personal, profundo, poético y de alta calidad formal».