La autora católica en tierra protestante que escribió sobre las monjas que asesinó la Revolución francesa

La escritora alemana Gertrud von Le Fort ocupa un lugar singular en la convulsa primera mitad del siglo pasado. Aquellos años, marcados por las dos guerras mundiales, los totalitarismos y una crisis espiritual que se generalizó en casi toda Europa favorecieron la aparición de ilustres mensajes de esperanza como el suyo.

En su obra, Von Le Fort fue capaz de aunar fe, belleza literaria e historia con una hondura sin parangón. Nació en Minden, Alemania, en el seno de una familia aristocrática y protestante en 1876. No obstante, en 1926 decidió convertirse al catolicismo.

Aquello no fue solo un acto personal, fue una elección intelectual y espiritual que marcó, por completo, el estilo posterior de su obra.

Sintió una profunda atracción por la universalidad, la trascendencia y la liturgia de la Iglesia católica, a la que consideraba un refugio ante el creciente ambiente nihilista europeo.

La conversión supuso una revolución cultural en su época, ya que Von Le Fort no concibió el catolicismo como una serie de normas, sino como la encarnación misma del misterio de la creencia, como una fuerza con la que se podía preservar la dignidad del ser humano frente a la desintegración de la moralidad. Y así lo dejó reflejado en su obra más célebre.

Inmortalizar el martirio de las carmelitas de Compiègne

Durante la Revolución francesa, 16 miembros del convento carmelita de Compiègne fueron guillotinadas por negarse a someterse a la Constitución Civil del Clero del nuevo gobierno revolucionario.

Esta historia marcó la carrera de Gertrud von Le Fort, una de cuyas obras más conocidas es La última del cadalso, de 1931. Es una breve novela que llegó a traducirse a diversos idiomas y la inspiración para la famosa obra de teatro Diálogos de carmelitas, del francés George Bernanos.

En el libro, la escritora católica que vivió en tierra protestante explora la tensión que se produce en el ser humano por el miedo al sufrimiento y el alivio de la gracia divina a través del personaje de Blanche de la Force, una joven noble que acaba encontrando en el martirio una forma de entrega y libertad.

Pero Von Le Fort lo resuelve sin caer en la glorificación del sufrimiento, sino como una meditación profunda sobre la fuerza interior, la fidelidad y la posibilidad de redención en medio del horror.

Además de su labor literaria, Gertrud von Le Fort fue una pensadora que reflexionó sobre el papel de la mujer, la tradición y la historia desde la perspectiva cristiana. Su ensayo La mujer eterna propone una visión filosófica de la mujer como portadora de una misión espiritual en el mundo.

Durante su vida, la intelectual llevó a cabo una defensa del arte como vehículo hacia la trascendencia y su fe fue una forma de resistencia contra el auge de los totalitarismos. Hoy, en un tiempo que también atraviesa una crisis de sentido, Gertrud von Le Fort se perfila como una autora actual.

Sus libros hablan directamente al lector moderno y le hacen preguntarse sobre el valor del sacrificio, la fe en la vida pública y la dignidad del hombre. En estos tiempos dominados por la inmediatez, la escritora precisa una lectura pausada que reconecta con lo esencial.

Redescubrir a Von Le Fort es tanto un acto de justicia literaria como dejar una puerta abierta a la contemplación y otra a la esperanza.