Dos nuevas lecciones magistrales de Diego Ventura

Después de la novillada, la Feria de Begoña ofrece un cartel de rejoneadores, más atractivo para el gran público que para el aficionado entendido en el toreo a pie. La mayor baza es la actuación del indiscutible número uno actual del rejoneo, Diego Ventura, acompañado por dos caballeros portugueses.

También son lusos los toros de Ribeiro Telles: nobles, todos, pero justos de fuerzas 2º, 3º y 5º. Rui Fernandes está solo discreto. A Joao R. Telles le conceden una benévola oreja en cada toro y acompaña en la salida a hombros a Ventura.

Los espectadores tenemos la suerte de que le toquen a Diego Ventura los dos toros menos claros; para dominarlos con lucimiento, tiene que sacar a relucir sus recursos, que son tantos. (Solía decirle yo a mi amigo Paco Camino, en broma pero también en serio, que prefería que le tocaran toros difíciles porque sabía que podía con ellos. No le hacía mucha gracia pero lo aceptaba).

Esta tarde, Diego, por un pinchazo, se queda en tres orejas, que pudieron muy bien ser cuatro: da dos verdaderas lecciones magistrales de toreo a caballo. Demuestra, una vez más, que ahora mismo no tiene rival y que le saca mucha distancia a todos los demás.

A Rui Fernandes lo conocen bien los públicos españoles: confirmó la alternativa en Las Ventas hace 23 años. Siempre ha destacado como jinete clásico. En el primero, que embiste con templanza, se luce galopando de lado, llevándolo prendido a la cola del caballo. Una faena pulcra, elegante, que el bondadoso toro facilita pero a la que aporta escasa emoción. Acierta con el rejón de muerte a la cuarta.

Se luce como jinete pero clava desigual en el cuarto, otro toro noble pero flojo. Mata mal pero a la primera y da la vuelta al ruedo.

Salto el orden para hablar de Joao R. Telles, de ilustre familia de caballeros portugueses , que ha toreado menos en España –creo– que su compatriota. Lidia con ritmo, sin estrecharse, y se luce en los quiebros en el tercero, otro toro que embiste con mucha nobleza. El rejón de muerte queda muy trasero pero es efectivo: benévola oreja.

Vuelve a lucirse como jinete en el último. Acierta con el par al violín y las rosas. Mata a la primera: otra bondadosa «orella», como aquí piden, y sale a hombros.

Junto a ellos dos, la gran figura, Diego Ventura, en su etapa de plenitud. Quedó atrás el momento en el que buscaba sobre todo la espectacularidad. Ahora, cada tarde sigue sorprendiéndonos con arriesgadas innovaciones y con nuevos caballos.

Como el segundo toro flaquea mucho, Diego ha de meterse en su terreno, con Bronce, y clavar muy en corto, después de quiebros arriesgados, emocionantes. Con Brillante, acierta con las rosas, mide las distancias al milímetro y mata de un rejonazo fulminante: dos justas orejas, por una faena impecable, magistral.

Al quinto, que sale suelto, le da verdaderos pases, usando el caballo como muleta. Como el toro se para, logra quiebros citando muy en corto, con Quirico; como también flaquea, Diego arriesga mucho, con Quitasueños; clava certero a dos manos con Guadiana. Ha puesto en pie al público, con sus alardes, que añade a una técnica muy sabia. Pincha esta vez antes del rejón y se queda en una oreja; sin ese pinchazo, hubieran sido otras dos, sin duda.

El resumen es muy fácil: ahora mismo, Diego Ventura no tiene rival, a caballo. Con su suave acento asturiano, sentencia un vecino de localidad: «Igual que Morante». Así es.

El público sale contento, hablando de las próximas corridas. Pasados los dos aperitivos (novillada y festejo de rejones), llegan ya, a partir del viernes, los platos fuertes: tres corridas de toros, en el fin de semana. Está anunciado Morante, el sábado: todavía no se sabe si vendrá o no a torear a Gijón. Hablando razonablemente, lo lógico es que no pueda venir, por su reciente cornada. En caso de que no, veremos qué as se saca de la manga la empresa, para sustituirlo.

Doy mi opinión: después de su clamoroso triunfo en Pontevedra, la misma tarde en la que cayó herido Morante, lo lógico sería que lo sustituyera Daniel Luque. Pero esa tarde está anunciado también Roca Rey: ¿aceptará torear con Luque el diestro peruano, que desde hace meses lo está vetando? Lo dudo mucho. Vamos a tener chismes para rato…

POSTDATA 1. En Huesca, en la Feria de la Albahaca, que está registrando llenos de «No hay billetes» (quizá, en parte, gracias al odio a los toros del ministro Urtasun), acaba de despedirse de los ruedos españoles Joselito Adame. En los últimos años, ha sido el diestro mexicano más importante, en su país y en España. Es el cabeza de una dinastía de la que forman parte sus hermanos menores, Luis David y Alejandro.

Sus estadísticas son impresionantes, superiores a las de cualquier diestro mexicano reciente. Tiene solamente 36 años: no es demasiado (recuérdese que Morante cuenta ahora 45, por no hablar de las largas carreras de Curro Romero o Antoñete) pero ha toreado más de 600 festejos; 18 de ellos, en las Ventas. Empezó a torear en el 2000, a los 11 años. Se formó en la Escuela de Tauromaquia de Madrid. Le dió la alternativa El Juli, en Arles, en el 2007; lleva 18 como matador. Ha cortado 6 orejas en Las Ventas; 4, en La Maestranza; 37, en la México.

Su escasa altura no le ha impedido ser un diestro dominador, por su gran técnica como muletero. Ha sido capaz de enfrentarse a toros de ganaderías españolas duras. Por eso se le ha respetado siempre en Las Ventas. Un detalle de torero sabio: mató muchas veces con éxito recibiendo.

Supongo que ésta es su retirada de los ruedos españoles; le seguirán otras tardes, en su patria. Le deseo lo mejor.

POSTDATA 2. Se cumplen hoy exactamente veinte años de la muerte de Manolo Vázquez, el 14 de agosto de 2005. Superó la dificultad de ser el hermano menor de otro genio del toreo, Pepe Luis. Cuando muchos toreaban de perfil, Manolo supo recuperar El toreo de frente (ése es el título que dimos al libro que escribimos juntos). En su vuelta a los ruedos, mostró a los jóvenes aficionados la belleza eterna del toreo clásico. Supo despedirse con un triunfo extraordinario, en la Maestranza. Era un sevillano serio: sencillo, inteligente, cabal. Un gran torero, una buena persona y un inolvidable amigo.