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El director del Instituto Cervantes, Luis García Montero

El director del Instituto Cervantes, Luis García MonteroEFE

García Montero ha ganado más del doble de premios desde que dirige el Cervantes que en sus 40 años anteriores

Desde 1980 hasta 2018, año en que comenzó a dirigir el Instituto, ganó once premios. En los últimos siete ha recibido más de veinticinco

Hay una película famosa, protagonizada por Denzel Washington y Angelina Jolie, titulada El coleccionista de huesos. El nombre se viene a la cabeza cuando se piensa en Luis García Montero, simplemente por las palabras, no por el significado. Al director del Instituto Cervantes se le podría llamar El coleccionista de premios.

Unos reconocimientos que se han más que duplicado desde 2018, hace siete años, los mismos que es el responsable del Cervantes por gracia del dedo de Pedro Sánchez. Desde 1980 (año en que recibió el Premio Federico García Lorca de la Universidad de Granada) hasta 2018, García Montero ganó once premios entre los que se cuentan los más prestigiosos de su carrera como pueden ser el Loewe y el Adonais de poesía, el Premio Nacional de Poesía y el Premio Nacional de la Crítica.

25 premios en siete años

Once premios en casi 40 años. Una dinámica que ha cambiado radicalmente en los últimos siete años (desde que dirige el instituto que vela por la difusión del español). Veinticinco premios ha recibido en este tiempo, entre los que no se encuentra ninguno que se acerque en entidad a los referidos en las cuatro décadas anteriores.

Solo en esta semana ha recibido dos, el sectario Blanquerna de la Generalidad de Cataluña, un premio recalcitrantemente político, y el remoto Juchimán de Plata de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. De esta índole son casi todos los galardones recibidos (entre los que se incluyen los reconocimientos honoris causa) en este un poco más de un lustro prodigioso para el currículum de laureles del poeta devenido en gestor político.

El perfil político

Surámerica es el reconocedor principal de García Montero, un escritor minoritario en ventas, pero agraciado por unos premios que, más allá de ellos, no logran imponer la unanimidad sobre el auténtico valor del granadino como escritor. Ha sido su activa faceta política la que en buena medida le ha mantenido en el candelero literario, o mas bien premiador, y la que le ha permitido acceder al cargo de director del Instituto Cervantes.

Una responsabilidad que no concuerda con el perfil de su figura (un poeta, escritor y profesor y no un gestor como sí es el señalado por él, el director de la RAE, Santiago Muñoz Machado), aunque sí con el perfil político, la característica más definitoria del personaje, del que se recuerda su ideología, pero no sus poemas. De Alberti, uno de sus maestros, de quien siempre pareció una suerte de hijo o de heredero, se recuerdan sus versos más famosos, sus temas más conocidos, que hoy se siguen leyendo e interpretando con mayor o menor fortuna, pero no se recuerda ningún verso conocido de García Montero.

Cabe la posibilidad de que el tiempo cambie esta percepción, pero es la cara política, mayormente sectaria, con la que se identifica a García Montero, el coleccionista de premios desde que es director del Instituto Cervantes: 25 en solo siete años, frente a los «solo» 11 en los casi cuarenta anteriores.

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