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Los artistas descartados y los elevados a mito en la estrategia del sanchismo de apropiación cultural

El gobierno, desde el Ministerio de Cultura, impulsa la figura de determinados creadores mientras ignora a otros

El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, durante la presentación del programa de Mondiacult en Barcelona

El ministro de Cultura, Ernest UrtasunEFE

Un elemento característico de la España de Sánchez en el ámbito cultural es la categorización de artistas, creadores y escritores en función de si responden a las directrices delineadas por el régimen sanchista o no.

Hay algunos casos que hemos visto recientemente. Está el intento de apropiación y reivindicación del legado del líder de Extremoduro, Robe Iniesta, por parte de políticos de PSOE, Sumar, Podemos, a la vez que ignoraban a Jorge Ilegal, de Ilegales, fallecido tan solo unas horas antes.

También hemos visto cómo el PSOE emprendió una campaña de reivindicación y apropiación del éxito de la novela La península de las casas vacías y de su autor, David Uclés.

El PSOE se ha preocupado mucho de que todo el mundo viera cómo la vicepresidenta y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, regalaba la novela a Zapatero y todos hemos visto el vídeo de TikTok de Sánchez recomendándolo.

En la España del sanchismo, personajes que, más allá de sus méritos o deméritos, han destacado por su sectarismo de izquierdas han sido elevados a la categoría de héroes o, como poco, ejemplos a seguir.

Es el caso del omnipresente Pedro Almodóvar, cuya firma se puede encontrar en todos los manifiestos a favor de Sánchez y su gobierno, o del director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, cuyo estilo macarra frente a la RAE hace las delicias de los acólitos socialistas.

Lo mismo puede decirse de la fallecida Almudena Grandes, canonizada con la concesión de su nombre a la estación de Atocha.

También llama la atención la reivindicación de la figura de Federico García Lorca, reivindicación merecida, teniendo en cuenta que es uno de los más grandes autores españoles de todos los tiempos, pero que contrasta con el olvido institucional de otro de los más grandes autores españoles de todos los tiempos como fue Pedro Muñoz Seca, también asesinado, al igual que Lorca, durante la Guerra Civil.

Sería de ingenuos no comprender que esa diferencia de trato se debe a que Lorca fue asesinado por el bando franquista y Muñoz Seca por el republicano.

El último ejemplo se dio con el olvido institucional, en este caso impuesto por el Ministerio de Cultura de Ernest Urtasun, de la figura del torero Ignacio Sánchez Mejías en el programa de celebración de la Generación del 27.

El clamor por la marginación del torero, mecenas y aglutinador de los poetas del 27 forzó a Cultura a rectificar, pero es evidente que el olvido se debe únicamente a que la figura del ilustre torero no encaja con la agenda politizada y rebosante de ideología con la que Urtasun pretende apropiarse de la Generación del 27 y los actos de su centenario.

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