El universo fantástico de Alicia en el País de las Maravillas es la fuente de inspiración de la última experiencia inmersiva que ha florecido en Nueva York: más de 2.400 metros cuadrados de espacio, en un bajo comercial de la Quinta Avenida, pintados a todo color por la artista Alexa Meade y pensados para que el visitante se pierda y se fotografíe en cada rincón de esta laberíntica experiencia.
Una gran mesa repleta de cubiertos y dulces para celebrar la fiesta del té, cartas de baraja gigantes para construir un castillo de naipes, el trono de la reina de corazones, sombreros y abanicos a juego con los escenarios, marcos vacíos o dos piezas gigantes de ajedrez son algunos de los elementos del célebre relato de Lewis Carroll que Meade ha creado en dos meses de trabajo.
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