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04 de mayo de 2024

Manuel Borja-Villel, nuevo asesor de los museos catalanes

Manuel Borja-Villel, nuevo asesor de los museos catalanes

Borja-Villel, nuevo asesor de la Generalidad, quiere «combatir a la ultraderecha» desde los museos

El exdirector del Reina Sofía también dirige sus miras a superar el «eurocentrismo» para apostar por el pensamiento indígena

Manuel Borja-Villel ataca de nuevo. Esta vez desde su nuevo puesto político de asesor de los museos catalanes. El hombre que politizó durante 15 años el Museo Reina Sofía, ahora ha sido contratado para politizar los museos catalanes. No es que se diga aquí, es que lo dice él mismo con el neolenguaje de «gestor» cultural de moda: una amalgama ideológica de conceptos en la que por ninguna parte aparece la belleza. La ideología al servicio del arte o más bien a la colonización del arte por la ideología.
Para empezar, dice que la historia de los museos españoles es «fragmentaria», lo cual anuncia la continuación de lo que hizo en el Reina Sofía, recomponiendo esos «fragmentos» (Picassos, Matisses, etc.) con piezas indígenas para justificar la superación del multiculturalismo (que califica de «eurocentrismo») que es como hacían en Parque Jurásico: rellenar los huecos del ADN de dinosaurios con ADN de anfibio, tras lo que vino el desastre. A Borja-Villel le han encargado transformar los museos de «enciclopédicos» a «sociales». ¿Se puede decir más con menos?
Dice que si no se hace esto en los museos son «cínicos». Es decir, ya llega hasta el insulto totalitario si no se hace lo que quiere. Perora sobre un «repensar» constante de los museos, que recuerda inevitablemente al «repensar» la democracia de la vicepresidenta Díaz, y ya se está viendo o atisbando en qué consiste ese «repensar» la democracia. Y por eso no se habla de la «belleza» del arte, sino de política, política de arte, ideología de arte. Esa es la transformación: convertir los museos (desde donde dice que se puede «combatir a la ultraderecha») que son para observar, en museos para adoctrinar.
Lo enciclopédico hace pensar, mientras lo social adoctrina. Habla Borja-Villel de las «guerras culturales», de los «resentidos» de la «ultraderecha». También de que no se puede amputar la Historia, mientras apunta que no hay monumentos de Stalin, ni de Lenin. Dice que todo esto lo va a replantear, por medio de «contramonumentos». No se entiende nada, y sin embargo se entiende todo.
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