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Bunbury captado por su pareja, Jose Girl, en el #ExTour17_18Jose Girl

Entrevista con Enrique Bunbury

Bunbury: «Nos hemos convertido en nuestros propios censores»

Estrella del rock, héroe del silencio pero, sobre todo, de la música, Enrique Bunbury publica en un diario-poemario su búsqueda existencial: «Busco la conexión con la fuente de la que surgen las ideas»

Es uno de los últimos grandes artistas que han salido de este país. Enrique Bunbury (Zaragoza, 1967) acaba de publicar el diario-poemario MicroDosis (Editorial Cántico, 2023), su segundo volumen literario tras el poemario Exilio Topanga (La Bella Varsovia, 2021). Con su publicación ha llegado la primera aparición pública que el artista hace desde que anunciara su retirada de los escenarios el año pasado tras desarrollar una grave alergia al glicol, un componente químico que se emplea en el humo artificial de los shows.
Tristemente, no contempla volver al ritmo frenético de los conciertos; «La palabra 'gira' es algo que desgraciadamente ha desaparecido de mi vocabulario», confiesa en esta conversación con El Debate en la que se muestra como es: serio, irónico, abierto y sincero. No pierde comba a la hora de criticar aquello con lo que no comulga, ya sea la censura o el poder impositivo, pero tampoco de mostrarse abierto a una conexión trascendental: «La creación artística es la conexión con la matriz divina, con la energía que une a todos los seres vivos e inanimados, el universo».
En esa búsqueda se encuentra quien fuera líder de Héroes del Silencio, estrella del rock y ahora también poeta. Una búsqueda nacida de la obligación de reconvertir su carrera, y por tanto su vida, y ahora volcada en el lanzamiento de su nuevo disco, Greta Garbo, figura en la que ha encontrado un paralelismo consigo mismo: «Es un carrusel emocional que va del entusiasmo a la esperanza».

Portada de MicrodosisEditorial Cántico

–Está acostumbrado a la exposición, a volverse vulnerable mostrando sus sentimientos. ¿Cómo ha sido relatar algo tan personal como el consumo de drogas y lo que ha conllevado para usted?
–La escritura, sea de canciones o de poemas, parte de una necesidad de expresión, de la búsqueda de explicar inquietudes y de plantear preguntas, a veces sin respuesta. MicroDosis, más que un libro sobre drogas, que no lo es, lo considero un poemario acerca de la relación del artista con la inspiración y las musas, la búsqueda constante de la conexión con la fuente de la que surgen las ideas.
–De hecho, habla a menudo de esa contradicción: «Es una paradoja que me acompaña desde el primer día que me subí a un escenario. La necesidad de expresión, frente a la preservación de mi intimidad».
–Subirse a un escenario tiene un componente físico que no tiene la literatura. Escribes en la soledad de tu mesa y el libro, una vez publicado, no te necesita, pasa a establecer una comunicación individual con el lector.
–Ha estado dos meses consumiendo microdosis de psilocibina. ¿Qué le llevó en un primer momento a probarla?
–Fueron dos o tres meses, durante la escritura del libro. Exclusivamente entre semana, para trabajar. Los fines de semana aprovechaba para el ocio familiar y otras actividades. Probé los hongos por primera vez hace muchos años. ¿Treinta? Por motivos totalmente distintos.
–¿Qué piensa de quien considera que las drogas como herramienta para potenciar el proceso creativo es algo similar a quien se dopa para competir en deporte?
–Es un símil interesante, pero con una diferencia básica. El arte no es una competición. La explotación del arte puede serlo, la industria se esfuerza porque llegues al número uno de ventas de libros o discos. En la creación, todo estímulo es válido. Lo importante es la obra.

El arte no es una competición, aunque la explotación del arte puede serlo

–En Silicon Valley utilizan las microdosis como estímulo productivo. Como con la psiquiatrización, ¿caemos en la tentación de consumir para ser más productivos, alimentando la maquinaria capitalista?
–No es de mi incumbencia. No pertenezco a Silicon Valley, ni trabajo en una fábrica. Ignoro los motivos y sus consecuencias. No soy un experto.

Bunbury capturado por Jose GirlJose Girl

–En el libro confiesa que la psilocibina ayudaba a combatir una «depresión profunda y problemas de comunicación». ¿De qué manera? ¿Lleva mucho tiempo explorando los recovecos de su salud mental?
–Hay estudios en ese sentido a los que hago referencia en el poemario. Mi salud mental, bien, gracias. Pero mis motivaciones son otras. Es un libro de poesía, no un ensayo ni un tratado sobre las drogas. Mi único interés es escribir y comunicar. Establecer una conexión, primero con la fuente de la que todo mana y después, con el lector.
–En el tema de los estupefacientes hay grandes tesis a favor y en contra. ¿Qué opina de la hiperregulación?
–Particularmente y no siendo un experto en leyes, considero que los Gobiernos son unos entrometidos y que no son ni nuestro padre ni nuestra madre y que prefiero un pueblo responsable que uno sumiso.

Los Gobiernos son unos entrometidos y que no son ni nuestro padre ni nuestra madre

–En el consumo, ¿confiesa una búsqueda de sentido? ¿Se trata de dilatar los límites de la mente, de la percepción, incluso de la emoción? ¿O de conectar con un sentido último?
–Conectar y facilitar la fluidez. Pero no es necesario ni imprescindible. Fue una experiencia que he realizado. La vida sigue.
–La rebeldía con sentido, la oposición a las normas injustas o absurdas, ha marcado su carrera, tanto en sus letras como en sus actitudes. ¿También sobrevuela este libro? ¿Cree que vivimos en una «dictadura de lo políticamente correcto»?
–Es así, como dices y todos vemos. La obsesión por lo que se puede o no decir, por limitar los debates abiertos sobre cualquier tema más o menos controvertido, no ayuda al avance de la sociedad y solo provocan susceptibilidad y dudas, más que razonables.
–En MicroDosis hay una protesta contra tres cosas: la falta de libertad, el puritanismo y la censura. ¿De qué manera las sufres usted? ¿Lo percibe más ahora que hace, por ejemplo, 20 años?
–La libertad para decir lo que quieras sigue estando presente en nuestros días, igual que en los 90, por ejemplo, pero con consecuencias cada vez más inmediatas y radicales. Muchas veces, ni siquiera proviene de las instituciones o gobiernos, sino del propio pueblo, que a través de la presión en redes sociales presionan a empresas o socialmente para que tal o cual sean castigados o cancelados, como se dice ahora. O sea, nos hemos convertido en nuestros propios censores. Les hacemos el trabajo a las élites y se frotan las manos.

Bunbury ante su pianoJose Girl

–¿Cree que aún es posible un debate abierto, de nivel y con argumentos, no descalificaciones? ¿Cómo lleva usted el debate consigo mismo, con sus contradicciones, con sus «multitudes», citando a Whitman?
–Cada vez son más difíciles de encontrar en medios corporativos o generalistas. Es una lástima, porque la sociedad los necesita y aprenderíamos de ellos y sobre todo se naturalizaría la convivencia. Que no todos pensamos igual es una obviedad y deberíamos aprender a que ninguna ideología contiene la superioridad moral sobre otra. Las ideologías son en sí mismas ideas encorsetadas. Así que lo que necesitamos son pensadores libres, capaces de pensar fuera de lo que es la narrativa oficial, con capacidad de pensamiento crítico y que nos muestren opciones y matices en los que se nos pasaron por alto.

Ninguna ideología contiene la superioridad moral sobre otra. Las ideologías son en sí mismas ideas encorsetadas

–Ha anunciado un nuevo trabajo, Greta Garbo. ¿De dónde nace este disco? ¿Lo escribió cuando tuvo que retirarse de los escenarios?
–Mayoritariamente lo escribí en la primera mitad del año pasado, 2022. Justo cuando sufrí mis problemas durante la gira del treinta y cinco aniversario, que se tuvo que cancelar por mis problemas con el glicol, el componente químico que contiene la mayoría de los humos de escenario, al que he desarrollado una sensibilidad o alergia. Así que nace de la incertidumbre. Del planteamiento de una nueva vida sin los escenarios, de ese distanciamiento con el público y de los nuevos horizontes artísticos y posibilidades que se abren ante mí. Es un carrusel emocional que va del entusiasmo a la esperanza.
–¿Qué es el 'síndrome Greta Garbo'? ¿Hasta qué punto la creación y la composición ha sido un motivo de esperanza frente a la frustración de no poder cantar en directo?
–Greta Garbo decidió abandonar la actuación a los 36 años y, de alguna forma, su imagen y decisión sobrevoló la composición de estas canciones. Fue lo primero que tuve claro, el título. Luego aparecieron canciones como Desaparecer, en la que la nombro. Y otras, en las que como bien dices, conviven la frustración y la esperanza.
–¿Cree que hay posibilidad de volver a los escenarios, si prescinde del uso del glicol, o el hecho de no estar de gira le ha abierto también una forma de vida distinta, en la que le interesa profundizar, al menos de momento?
–Efectivamente, la posibilidad está ahí y no descarto realizar algún concierto suelto. De todas formas, no contemplo la opción de una gira. Es algo que desgraciadamente ha desaparecido de mi vocabulario. El compromiso que supone, cara a promotores, managers y público, es algo a lo que no quiero volver a enfrentarme. Afortunadamente, tengo otros proyectos entre manos que me emocionan mucho más y que ocupan mis días.

La creación artística tiene relación directa con la meditación, la oración y con la mirada interior

–¿Está preparando un tercer poemario? ¿Nos puede adelantar qué tema abordará?
–Estoy comenzando, poco a poco y con una lentitud mayor a la que presuponía. Es muy pronto para hablar, no vaya a ser que se me atasque más de lo que se me está atascando.
–¿Qué ha encontrado en la escritura como ámbito de expresión que no le diera ya la música?
–Es un lenguaje diferente el de la poesía y los textos de canciones. Así lo he buscado desde que escribí el primer poemario, Exilio Topanga. Mi obsesión era no caer en el habitual libro de poesía de cantante que recopila canciones que no fueron, estrofas sueltas y que continúan con el estilo que desarrollas en los versos cantados. Creo que en ambos poemarios he encontrado una voz que suena distinta y que puede desarrollar otros temas y otras inquietudes.
–¿Qué es para usted la creación artística, en todas sus declinaciones?
–La conexión con la matriz divina, con la energía que une a todos los seres vivos e inanimados, el universo. Tiene relación directa con la meditación, la oración y con la mirada interior.