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30 de abril de 2024

Mario de las Heras
Mario de las Heras

'Zorra' o la constante promoción de la mediocridad

A Van Gogh, quizá el caso más famoso, nadie le hizo caso en vida. Tampoco mucho a Vermeer. Al contrario que a Nebulossa, el dúo que va a representar a España en Eurovisión, promocionado hasta el hartazgo

Madrid Actualizada 04:30

Nebulossa durante su actuación en el Benidorm Fest el pasado febrero

Nebulossa durante su actuación en el Benidorm Fest el pasado febreroGTRES

El catedrático de Historia del Arte Francisco Calvo Serraller dijo hace algunos años que solo el 1 % de los artistas eran visibles. Y que no era algo nuevo. A Van Gogh, quizá el caso más famoso, nadie le hizo caso en vida. Tampoco mucho a Vermeer. Al contrario que a Nebulossa, el dúo que va a representar a España en Eurovisión, promocionado hoy hasta el hartazgo. No se sabe si hay algún Van Gogh o algún Vermeer por ahí hoy. Es casi seguro que los hay. Y del mismo modo que la fama de los dos holandeses fue póstuma, también es muy posible que para muchos Van Gogh y Vermeer desconocidos ni siquiera esta clase de reconocimiento se ha dado, se da, ni se dará como antes tampoco se dio.
En el ámbito musical un caso conocido, no con reconocimiento póstumo, pero si tardío, fue el del cantautor estadounidense Rodríguez, del que dijeron que era mejor que Bob Dylan, quien grabó dos discos míticos que pasaron desapercibidos y que decidió no grabar más y se puso a trabajar en la construcción y se enteró 20 años más tarde, con el espinazo doblado, que en Australia era más famoso que Elvis o Los Beatles y que todo el mundo pensaba que había muerto. Searching for Sugar Man fue el emocionante documental oscarizado sobre su figura que le dio la fama que no alcanzó de joven.
La fama es esquiva hasta casos como el del artista de Detroit o hasta los casos en que la vida no es suficiente para alcanzarla. Los artistas la buscan, muchas veces a cualquier precio, como en la maravillosa película de Pixar, Coco, la historia de un niño admirador de un famosísimo cantante de rancheras, un héroe absoluto que en la juventud formaba un dúo prometedor con su amigo compositor que quiso dejar de actuar y aquel le mató para quedarse sus canciones como propias. El mito de Ernesto de la Cruz, (de ficción, pero real en muchos aspectos), que así se llamaba el personaje, estaba construido sobre la muerte.
Con todos estos ejemplos y mucho más llama la atención el caso de Nebulossa, última manifestación (de las muchas habidas y por haber) de la promoción sin descanso de la mediocridad en detrimento del arte verdadero. Solo el 1 % de los artistas tienen visibilidad, como dijo el catedrático Calvo Serraller, y en la actualidad este grupo, autor de la canción Zorra, ocupa una atención mediática tan desproporcionada como desproporcionada fue la desatención del loco del pelo rojo en el XIX. Injusticias artísticas ha habido en todas las épocas, y entre el 99 % de artistas desatendidos imagínese la variedad que puede haber desde un extremo a otro.
El caso del dúo alicantino, sin embargo, llama a toque de corneta en el tiempo en que, en cualquier plataforma (Spotify, Youtube...), se puede encontrar de todo, también pequeñas joyas ocultas bajo, por ejemplo, la mediocridad absoluta de Nebulossa y su Zorra, favorecidos por una promoción desatada y ofensiva para muchos, sobre todo para los desafortunados invisibles. No es ni será la única vez, en un mundo en tantas ocasiones cruel, también para los artistas, en que da la impresión de que no hay sitio para ningún Van Gogh, pero sí para esa nebulosa que la RAE define como «sombrío, tétrico», «falto de lucidez y claridad» o «difícil de comprender».
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