Fundado en 1910

El Gamper se jugará en Montjuïc y no en el Camp Nou como habían anunciado Laporta y Asociados. El Ayuntamiento de Barcelona ha dicho nones. Imagino que yéndose a confesar después. ¡Decirle no al Barça en Barcelona!

El club echa la culpa «a la magnitud de la obra». Digno todo de un 28 de diciembre, pero ha sido el 18 de julio. ¡Santiago Segura, muévete!

El desenlace y aquel vídeo promocional del que iba a ser el acontecimiento del verano culé 2 —el 1 fue lo de Nico— es historia bufa de esta directiva, otra más. El vídeo del ¡el 10 de agosto volveremos a casa! Fíjense mi delicadeza: no escribo historia bufa del Barça.

El asunto tenía una trastienda: jugar un partido para colar los 100 millones de los palcos vip del estadio en las tremendas cuentas del club. Aunque como pueden imaginar, esos palcos no iban a estar a punto la fecha elegida para el gran momento. Otro vídeo glorioso, mira que les gusta, fue aquel con la hierba plantada en plan esto-está-hecho plasmado también en otras imágenes inenarrables.

Eso es obra de los mismos que contaron que el estadio iba a estar a finales del 24, con su tienda y museo y, naturalmente, gran parte de los famosos palcos, la madre del cordero. «Así será de no mediar —dijeron— catástrofe no imputable al Barça ni a la constructora».

Los mismos de «cobraremos un millón de euros diarios a la constructora —turca— por cada día que se retrase la entrega». De haber sido así, y cobrado ese kilo diario y no otra mentira, se habían traído de Bilbao el Guggenheim, Nico, Iñaki y su estupenda señora madre.

Los mismos de las palancas.

Los mismos que llevan cuatro años sin alcanzar el 1x1, la normalidad en las cuentas que les permitiría fichar e inscribir como cualquier club normal: cuatro años.

Los mismos cuyo presidente multiplicó por cuatro la soldada de Negreira.

Este último episodio sucede pues en la coña azulgrana al asunto Lamine, el muchacho se queda sin jugar su primer Gamper en el estadio. Primero iba a ser ante 60 mil espectadores, luego con sobre unos 30.

Treinta mil, no treinta. Mienten tanto que conviene no dejar nada a la interpretación interpretable. Mienten, mangonean, son un monumento al trapiche y en muchas cosas se salen con la suya.

¿Por qué? Esa es la clave: porque los que están del otro lado, los llamados a dirigir y ordenar el fútbol español, son maestros en lo mismo: la mentira, el mangoneo, el trapiche. Y si se tercia, les asiste el Gobierno. Si no, ¿de qué?

Resulta también que de estos mismos tipos y tipas directivos se espera que tutelen a Lamine, chaval y entorno curiosos que despiertan preocupación en cualquier observador normal. Ellos. ¿Ellos? Es una broma.

El asunto de los enanos, señoritas de imagen, gangsters y demás se da por zanjado con la inevitable división de opiniones. De un lado quienes pesamos que se trató de una horterada impúdica y quienes lo vieron como una chavalada propia de quien está en edad de divertirse y que mientras siga metiendo goles…

Todo muy normal, vamos. Especialmente la estampa de un joven adornado para la ocasión por joyas con valor de un millón de euros. Sí, todo muy normal.

La consigna barcelonista y mucho antes del cumpleaños es que, por su bien y por el del club, a Lamine hay que marcarle de cerca, como hacen los rivales con él.

¿Quién exactamente? ¿La junta y alrededores? ¿En serio? Tremendo panorama. Es Flick, oigan. Flick o ‘naide’. En el club ahora hay un único tutor posible, el entrenador alemán. El resto es más peligro. No sé si Hansi estará por la labor.