Sergio Scariolo, en una imagen de archivo
Scariolo encuentra la clave para competir contra los ricos y que el Real Madrid rinda en España y en Europa
El equipo blanco encadena ocho victorias consecutivas, una racha que ha servido para volver a situar al equipo en una posición competitiva
El Real Madrid aplasta al Bàsquet Girona con la unidad B
El Real Madrid de baloncesto atraviesa su mejor momento de la temporada después de haber superado un inicio de curso marcado por la irregularidad y las dudas. Las primeras semanas no fueron sencillas para el conjunto blanco, que alternó buenos partidos con actuaciones poco consistentes, hasta el punto de que se llegase a plantear el debate sobre el futuro de Sergio Scariolo en el banquillo. Sin embargo, el técnico italiano optó por mantener la calma, confiar en su trabajo y sostener un plan que, con el paso del tiempo, está comenzando a dar frutos evidentes.
En la actualidad, el Real Madrid encadena ocho victorias consecutivas, una racha que ha servido para recuperar sensaciones, reforzar la confianza del grupo y volver a situar al equipo en una posición competitiva tanto en la Liga ACB como en la Euroliga. El crecimiento no ha sido casual, sino el resultado de una gestión meditada de la plantilla y de una lectura clara del contexto en el que se mueve el baloncesto europeo actual.
Tras ese arranque irregular, Scariolo entendió que el verdadero reto no estaba únicamente en mejorar el rendimiento inmediato, sino en administrar los esfuerzos a lo largo de una temporada extremadamente exigente, con semanas de doble jornada europea y desplazamientos constantes. A partir de ahí, el técnico italiano apostó por una rotación amplia y diferenciada según la competición, una estrategia que ha marcado el punto de inflexión del equipo.
En la Euroliga, donde el nivel físico y táctico es máximo, el Real Madrid compite con sus principales referentes, conscientes de que cada partido tiene un peso determinante. En cambio, en la ACB, Scariolo ha optado por una rotación todavía más profunda, dando protagonismo a jugadores menos habituales y reservando a algunas de su estrellas. Esta política ha sido especialmente visible en las últimas semanas y ha generado debate, pero también grandes resultados. El ejemplo más claro, llegó en la última jornada contra el Bàsquet Girona (112-76), cuando el técnico decidió dejar fuera de la convocatoria a Tavares, Hezonja y Deck, tres de los jugadores más importantes del equipo.
Lejos de resentirse, el Real Madrid respondió con una actuación sólida ante el Girona, al que superó con claridad gracias al rendimiento de una unidad B que demostró estar preparada para asumir responsabilidades. Ese triunfo reforzó la idea de que el fondo de armario del conjunto blanco es uno de sus grandes activos.
El ala pívot del Real Madrid «Chuma» Okeke (2i), ante Nikola Maric, del Bàsquet Girona
En ese sentido, la apuesta de Scariolo, por la gestión de desgaste, la rotación inteligente y la confianza en toda la plantilla, se ha convertido en una herramienta clave para sostener el rendimiento. El equipo no solo ha mejorado en resultados, sino también en sensaciones mostrando una mayor solidez colectiva y una capacidad de respuesta que parecía ausente en el inicio del curso. Esta manera de competir cobra todavía más sentido si se atiende al contexto del baloncesto europeo. En la Euroliga, los equipos turcos y griegos siguen siendo los que mayor inversión realizan marcando el ritmo del mercado y elevando de forma constante el nivel competitivo. Su nivel de presupuesto les permiten construir plantillas muy profundas y asumir riesgos económicos que otros clubes no siempre pueden igualar.
A ese escenario tradicional, se ha sumado esta temporada Israel, con un Hapoel Tel Aviv convertido en uno de los grandes protagonistas, lo que confirma que el mapa del poder económico en Europa sigue ampliándose. La irrupción de nuevos actores con capacidad financiera aumenta la competencia y obliga a los clubes históricos a optimizar aún más sus recursos. En este contexto, se completa con proyectos emergentes como Dubai, que ya ha demostrado su influencia en el mercado europeo tras fichar a Musa.
Ante este escenario, el Real Madrid ha encontrado una vía para mantenerse en la élite basada en la gestión de esfuerzos, la rotación y la confianza en el plan. Scariolo cuestionado en el inicio, ha logrado estabilizar el equipo y demostrar que la organización y la planificación siguen siendo claves para competir en España y en Europa frente a gigantes económicos cada vez más numerosos.
