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18 de mayo de 2024

Rodrygo, Ceballos y Benzema durante su entrenamiento en Riad

Rodrygo, Ceballos y Benzema durante su entrenamiento en RiadEFE

La Supercopa de España en Arabia que no gusta a nadie y a pesar de todo se celebra

La disputa del torneo en Riad ha provocado las críticas de jugadores como Raúl García y hasta la de partidos políticos como el PSOE

Raúl García, jugador del Athletic de Bilbao, equipo que disputará la segunda semifinal de la Supercopa de España en Riad frente al Atlético de Madrid, dijo ayer que «no tiene sentido jugar en Arabia un partido que debería jugarse aquí. Ya no se piensa en el aficionado, lo que importa es generar, tratar de sacar patrocinios. Nos estamos olvidando de lo básico del fútbol: el ambiente que hace que los partidos sean diferentes, que la afición disfrute de un partido con la familia, que los horarios sean lo más cómodos posibles para todos...».
No es nueva, precisamente, una polémica que nació con el primer anuncio en 2019 de que la competición española se celebraría en el país asiático, concretamente en Yeda, en aquella edición donde fue noticia que no habría zonas exclusivas para el público femenino. La UEFA había recomendado no jugar partidos en los países donde el acceso a las mujeres a los estadios estuviera restringido. Luis Rubiales, el presidente de la Federación Española, adujo que «el fútbol se puede utilizar como herramienta de cambio y transformación de una sociedad, o como bloqueo».

Dos millones para el ganador

El contrato firmado por la Federación con Arabia Saudí es por tres años y 120 millones de euros cuyo 50 % se reparte entre los clubes participantes. Según Rubiales, de no darse este formato significaría la «desaparición del torneo». Los premios son de dos millones de euros para el ganador, 1,4 para el subcampeón y 800.000 euros para los semifinalistas. «La única competición que se puede exportar fuera de España es la Supercopa, no es que lo digamos nosotros, es que lo dice la FIFA», afirmaron en su día fuentes de la Federación.
Y del fútbol las críticas han saltado hoy a la política, en palabras del secretario general LGTBI del PSOE, quien ha llamado en Twitter a la competición «la Supercopa de la vergüenza» por celebrarse en un país «totalitario» que aplica la pena de muerte a mujeres y personas del colectivo LGTBI. El torneo que suscita toda clase de rechazos  (no, por ejemplo, el de Xavi Hernández,  exentrenador del Al Sadd y entrenador del Barcelona, para quien la competición es «maravillosa y fantástica») desde la firma del contrato que ninguna de las partes, participantes y beneficiarios, en cualquier caso, se plantea romper.
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