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15 de mayo de 2024

España brilla en su debut en el Mundial

Algunas de las jugadoras de la selección española femenina en el pasado MundialAFP

¿Qué pasa si las futbolistas que renuncian a España se niegan a ir a la selección?

Acudir a la llamada de la selección española (sea cual sea el deporte) es obligatorio. No es un derecho, es un deber. Es por ello que las jugadoras que han renunciado a jugar con la selección española femenina de fútbol se exponen a duras sanciones económicas y deportivas si no acuden a la llamada de Montse Tomé.
La Ley del Deporte considera «infracción muy grave» la ausencia a la llamada de una selección nacional. En concreto –y así lo indica el artículo 104 de esta Ley– es motivo de infracción «la falta de asistencia no justificada a las convocatorias de las selecciones deportivas nacionales» así como «la no puesta a disposición de las selecciones nacionales de las personas deportistas que hayan sido designadas para formar parte de las mismas».
Esta es la principal ley (recientemente aprobada, aunque en este caso es idéntica a la anterior, de 1990) para analizar este caso, principalmente porque va por la vía legal, pero también existen otras dos normas en el estricto sentido deportivo que obliga a todos los futbolistas (masculinos y femeninas) a acudir a la llamada de la selección.
La primera es el reglamento de la FIFA, órgano máximo en el fútbol. España es país miembro, por lo que lo que pone ahí es de obligado cumplimiento. Y en el Estatuto y la Transferencia de Jugadores la FIFA señala que «todo jugador inscrito en un club se obliga a responder afirmativamente a la convocatoria para formar parte de uno de los equipos representativos de la asociación del país cuya nacionalidad ostenta».
En el ámbito nacional, la Federación Española también recoge en el artículo 65 de su Código Disciplinario que los jugadores están obligados a acudir a «entrenamientos, concentraciones o celebración de partidos o competiciones».

El castigo al que se enfrentan

Así, todas estas futbolistas se exponen a un duro castigo si no aparecen este martes en la sede de la Federación en Las Rozas (Madrid) una vez que han sido convocadas por Montse Tomé, la nueva seleccionadora. Si no se presentan están incurriendo en una infracción muy grave.
Por ejemplo, atendiendo al Código Disciplinario de la RFEF la multa puede ir desde los 3.006 hasta los 31.051 euros e incluso pueden suspender la licencia federativa, sin la cual no se puede disputar ningún encuentro de fútbol. Es decir, no podrían jugar no ya con la selección sino en cualquier equipo. Es una inhabilitación en la práctica. Esa licencia puede ser quitada por un tiempo entre dos y 15 años.
Montse Tomé en su primera convocatoria como entrenadora de la selección femenina

Montse Tomé en su primera convocatoria como entrenadora de la selección femeninaEFE

Las futbolistas también se arriesgan, tal y como recoge la Ley del Deporte, a la «prohibición de acceso a los estadios o lugares de desarrollo de las pruebas o competiciones por tiempo no superior a cinco años».
El artículo 113 indica que la fuerza de la sanción dependerá del grado de culpabilidad o la existencia de dolo, de la continuidad o persistencia en la conducta infractora, de la naturaleza de los perjuicios causados y de la reincidencia.

Sin precedentes

No existe precedente alguno de futbolista que se haya negado a ir a la selección española. Sí hubo casos más mediáticos en los que jugadores renunciaron a ir –especialmente el de Oleguer Presas, ferviente independentista catalán, pero también el del vasco Inaxio Kortabarria– pero lo hicieron de forma consensuada. Es decir, pidieron a la Federación y a los técnicos de aquel momento que no les llamaran, que no contaran con ellos para así no tener que exponerse a estas sanciones.
Montse Tomé (izq.), con Alexia Putellas (dcha.) en un entrenamiento de la selección

Montse Tomé (izq.), nueva seleccionadora,, con Alexia Putellas (dcha.).EFE

Eso es, por otros motivos, lo que vino también a pasar con las 15 futbolistas que renunciaron hace un año a la selección femenina en su chantaje para echar a Jorge Vilda. Pero ocurrió igual: ellas mostraron su intención de no jugar con España, pero una renuncia oficial no llevaron a cabo porque sencillamente no se puede. Si el entrenador hubiera querido tensar la cuerda y hubiera convocado a estas jugadoras, tendrían que haber ido sí o sí. Y si no se presentaban se hubieran expuesto al castigo ya explicado. Pero eso no llegó nunca a ocurrir.
Es por ello que ahora, con la decisión de Montse Tomé, el futuro de estas jugadoras está comprometido. La nueva seleccionadora tenía la libertad de convocar a quien considere oportuno, estén las futbolistas cabreadas o no, y así lo ha hecho. Tomé no ha especificado si esta convocatoria ha sido consensuada, si una vez que ha llamado a varias jugadoras de las 39 que anunciaron que no querían ir han llegado a un acuerdo.
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