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02 de mayo de 2024

José María Enríquez Negreira a su llegada a la Ciudad de la Justicia de Barcelona

José María Enríquez Negreira a su llegada a la Ciudad de la Justicia de BarcelonaEFE

Negreira desvió a sus propias cuentas 340.000 euros del Comité Técnico de Árbitros

El diario El Mundo ofrece nuevos detalles de la investigación

José María Enríquez Negreira, ex número dos de los árbitros, desvió a sus propias cuentas 340.000 del Comité Técnico de Árbitros tal y como informa El Mundo en nuevos detalles de la investigación del caso Negreira, un asunto que lleva incendiando el fútbol español más de un año.
De acuerdo a la información, Negreira, a través de la sociedad instrumental Dasnil 95 S.L, la misma con la que facturó al Barcelona casi ocho millones de euros durante dos décadas, desviaba dinero a sus propias cuentas mediante facturas de supuestas ventas de pins, bolígrafos, llaveros, banderines, carpetas, libros o relojes. Estos hechos se prolongaron en el tiempo entre 1999 y 2010.
La facturación comenzó siendo de 613,51 euros en 1999, cuando comenzó la desviación de fondos, y llegó a su punto álgido en 2005, con una facturación de cerca de 150.000 euros.
El juez Joaquín Aguirre intervino durante registro judicial practicado en la sede del CTA el pasado mes de septiembre las pruebas de cómo Negreira aprovechó su posición como mano derecha de Victoriano Sánchez Arminio para saquear las arcas de la RFEF de manera paralela a su facturación millonaria al Barça, por la que está siendo investigado, entre otros, por los delitos de cohecho o corrupción en el ámbito deportivo.
Negreira pasó en paralelo al CTA «gastos» derivados de las reuniones de trabajo que mantenía por importe de 162.632 euros entre 1999 y 2018, fecha en la que dejó la vicepresidencia de los árbitros. En la relación de justificantes aportados durante los últimos años a la RFEF figuran un sinfín de facturas de restaurantes. Entre ellos, la marisquería que tiene su mujer en Barcelona. Allí celebraba reuniones multitudinarias de dirigentes arbitrales, a los que agasajaba con «menús degustación», tal era el detalle de la factura, que luego cargaba a las arcas federativas.
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