Xabi Alonso dirige un entrenamiento del Real Madrid
Las tres asignaturas que debe aprobar Xabi Alonso si quiere seguir en el Real Madrid
El técnico tiene que vencer al Alavés, el Talavera, el Sevilla y el Betis para ser el entrenador del Real Madrid en la Supercopa de España
«No me sorprende nada»: la reacción de Xabi Alonso al ser preguntado por su posible despido
Es muy duro ser el entrenador del Real Madrid. Sí, es muy bonito fichar, ser presentado, comenzar tu trabajo ante los focos de todo el mundo y ser conocido en todo el planeta gracias a dirigir al equipo más prestigioso del orbe. Pero cuando las cosas se tuercen, el cargo ya no tan bonito. Cuando una estrella, Vinicius, se enfrenta al jefe del banquillo desde el Mundial de Clubes y lo confirma meses después en el clásico, el ambiente no es nada agradable. Y si los resultados fallan por esa división en el vestuario, el técnico sufre un juicio sumarísimo cada tres días, a la espera de un nuevo tropiezo, camino del despido. Hay que aguantar esa presión constante.
El preparador sabe que para aguantar en el puesto deberá ganar al Alavés, el Talavera, el Sevilla y el Betis. Se le exigen esas cuatro victorias para llegar como comandante del equipo a la Supercopa de España y medirse al Atlético. Pero en la casa blanca le piden, le exigen mucho más: jugar mejor, cambiar la preparación física y hacerse con el grupo. Largo me lo fiais, señor.
Alonso desea revertir esta grave situación, que tiene unos culpables principales, los futbolistas. La afición habló en el Bernabéu, ante Florentino Pérez, y dijo con silbidos que los responsables son los que visten de corto.
La cúpula del club analiza en profundidad la crisis y argumenta que su entrenador también tiene culpas. Reflexiona con un estudio minucioso de la situación que el equipo no hace buen fútbol, que Pintus debe ascender al primer equipo para encargarse de los entrenamientos biológicos y que Xabi no conecta con toda la plantilla.
Estos tres suspensos son asignaturas pendientes que la dirección deportiva piensa que es muy difícil de aprobar por el mismo entrenador, especialmente dos de ellas: el problema físico, porque no va a cambiar a su staff, y el litigio de la conectividad con ciertos jugadores del plantel, pues el caso Vinicius, por ejemplo, no tiene solución. El brasileño ha utilizado a Xabi como razonamiento empírico para no renovar.
Alonso, a cambiar la opinión del club
Hablamos claro: la cúpula piensa en la imprescindible catarsis. Los jugadores han visto las orejas al lobo y ahora todos apoyan al entrenador para salvarle en Mendizorroza porque saben que si cae Alonso los siguientes serán ellos. Ya están en el batiscafo de los seguidores y si hay cambio en el banquillo irán a por ellos.
Lo tiene muy difícil el guipuzcoano y lo sabe. No solo debe ganar los cuatro partidos de diciembre sino convencer en el juego. Le piden mejorar la preparación y escucha el nombre de Pintus. No puede echar a su cuerpo técnico. No puede despreciar el trabajo de sus hombres. Se lo ponen casi imposible. Pero lo va a intentar con el apoyo que ahora siente por parte de la plantilla.
Aquí no se libra nadie. Todas las encuestas realizadas al madridismo dicen que los máximos culpables son los futbolistas. Unas llegan a dictaminar que el ochenta por ciento de los encuestados culpa a plantilla. Las más igualadas señalan que el 65 por ciento de los madridistas culpan a los futbolistas.
Los jugadores del Real Madrid, durante el partido en Champions ante el Manchester City
El club también ha dado un toque a los jugadores, que están en la línea de fuego del aficionado. La cúpula observa ahora cómo diversos integrantes del equipo hablan y quieren salvar al técnico. Tchouaméni, Courtois, Asencio, Rodrygo han salido a la palestra en los últimos días para demostrar el apoyo a su jefe. Quieren ganar para sacar al míster de la diana. Pretenden vencer en estos próximos cuatro partidos y cambiar la tendencia.
El primer objetivo es vencer este domingo en Vitoria, porque saben que si son derrotados el entrenador será sustituido muy pronto. Y después ellos jugarán sin red, sin protección. El hipotético nuevo preparador no tendrá culpa de nada y la responsabilidad caerá totalmente sobre la plantilla. En esta hipótesis ya no se admitirán exigencias ni pulsos con el nuevo jefe. El flojo rendimiento general de los jugadores implicará que deberán hacer lo que se les pida sin rechistar. Se acabarán los pulsos de poder.
Los hombres que siempre han estado al lado de Alonso no quieren escuchar esa hipótesis y piensan darlo todo en Mendizorroza para vencer y salvar a Xabi de esta situación límite. Todos van a ir al límite para evitar el cambio en el banquillo. Y si pierden, varios de ellos van a ir al banquillo. Ahora y en julio.