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25 de abril de 2024

Benzema celebra su gol ante el Chelsea

Benzema celebra su gol ante el Chelsea

Real Madrid 2-3 Chelsea

El Madrid culmina la gesta tras anular la increíble remontada del Chelsea

Los de Tuchel superaron a los blancos durante casi 90 minutos que no fueron suficientes para la magia del Bernabéu con la hechicería de Modric, Vinicius y Benzema

En el acecho chelsiano salía bien el Madrid al hombre, lo cual daba la enorme sensación de que era exactamente lo que había qué hacer. Eran los pies como morenas saliendo de sus cuevas. Casemiro era el quinto central. Salía, de salir, de empezar, de heterogéneas formas un Madrid concentrado y sapiente. Valverde era un verso octosílabo unas veces, endecasílabo otras, libre, rimado, daba igual. Vinicius le sacaba la amarilla a James en una internada que el londinista tuvo que parar.
El peligro vino en el robo en los tres cuartos de los de amarillo. Fue como descarrilar a Valverde de su vía de dibujos animados y un aviso. Quería el Chelsea hacer descarrilar al Madrid. Era su idea. Pararlo ahí, desvalijarlo. Unos troncos en medio de los raíles y la locomotora detenida. En una de esas abrieron el vagón de la caja fuerte. Solo había pasado un cuarto de hora desde el comienzo del viaje a pesar de las precauciones, de las formas. Werner y Mount corriendo en paralelo para el disparo cruzado en carrera de este.

Flechas, piedras y catapultas

En estático al Madrid le iba bien la salida, el susto, pero buscaba correr el visitante. No pararse, ni mirar a los lados. Eso hacía. Pero iba escalando el Madrid, sin descomponerse por dentro. Remató Benzema desde la cornisa. Un problema era la presión alejada. Sin una base por detrás. Había cambiado eso. La presión oceánica del inicio ahora era un poco la de unos carteristas solitarios que no tenían ninguna banda por detrás. La banda era el Chelsea, bien organizada. Se movía por todos los barrios hasta que se instaló en los tres cuartos mientras el Madrid tenía que montar en ese lugar la empalizada.
Flechas, piedras, catapultas de fuego rechazaban los blancos, sorprendidos en la noche. Corrían por las almenas, mientras Benzema se movía dando órdenes con una antorcha. Se agarraba el Madrid a esas voces, pero no conseguía meter los pies del principio. Había aprendido a salvarlos el Chelsea. Tanto que ya ni los sacaba su rival echado atrás para guarecerse de la lluvia repentina. Un gol, el de Mount, que había sido como un trueno tras el que Chamartín aguantó como pudo la tormenta.

Estaba el Madrid sin tino. Se lo había quitado el taimado Tuchel, como si hubiera fabricado una pócima

Salió fuerte el Madrid. Benzema. Modric, Vinicius y Valverde como tras una patada a seguir nada más empezar la segunda parte, pero inmediatamente después tuvo que soportar la contra. Una cosa peligrosísima sin Militao ahí en medio, cuya ausencia era inquietante. El segundo gol del Chelsea vino tras un córner que no fue, protestadísimo por los jugadores. Acababa de empatar el Chelsea la eliminatoria con el cabezazo de Rüdiger.
Estaba el Madrid sin tino. Se lo había quitado el taimado Tuchel, como si hubiera fabricado una pócima y hubiese rociado con ella las punteras de sus jugadores. No había ningún jugador blanco destacado. Todos intentaban arrancarse como una moto fría. Un Mendy gripado se quedó solo donde menos debía. Se lo comieron vivo y en la ofensiva Marcos Alonso batió a Courtois de trallazo imparable. Pero le había dado antes en la mano y el árbitro anuló la remontada de los tuchelianos.
Modric controla un balón ante el Chelsea

Modric controla un balón ante MountEFE

Antes Modric se la había lanzado a Carvajal para que corriera solo y luego este retrasó la pelota para que rematara Valverde como un ciclón por arriba. Después Benzema envió un cabezazo al larguero. Seguía el empate en los cuartos de final. El Chelsea no frenaba y el Madrid ya estaba metido en la fábrica a punto de estallar en la que se convierte el Real Madrid las noches europeas, con todas las luces rojas encendidas y todas las sirenas sonando.
No podía creerse lo que estaba sucediendo. Un embrujo. Y Militao. Buscaron al centro los de amarillo y encontraron a Werner apuntando, que recortando y recortando marcó, esta vez sí, el tercero para poner a falta de 15 minutos al Chelsea en semifinales. Courtois salvó la debacle y otro error arbitral no dejó seguir a Vinicius, que se marchaba en la galopada deseada. Acababa de salir Rodrygo y el exterior de Modric (el exterior de nuestra vida, nuestra alma), le permitió marcar al Madrid el empate en el 80. Courtois lo había hecho posible.

Vini, un caballo de rejones

Se lo creía un Madrid aplastado y redivivo. La furia del empate se había aplacado más allá del 85. Nacho se tenía que ir por Lucas. Se atrincheraba el Madrid en el filo lleno de nervios, de desencuentros. Pero la prórroga era al fin una realidad. Solo un cambio había hecho Tuchel, mientras renqueaba un Madrid requetecambiado.
No podía salir un Madrid en cuadro, pero salió. Vaya si salió. Era Vini, negado hasta entonces, tranquilo, como un caballo de rejones. Caracoleando en la línea de fondo para Benzema que la colocó de cabeza por el hueco pequeño de Mendy, Edouard. Estaba el Madrid en semis en el 97. Pero faltaba un mundo. Lo de Vinicius fue tan bello como lo de Modric. Cuánto amor y cuánta belleza en la primavera del Madrid.
Los jugadores del Madrid celebran el gol de Benzema que les dio la clasificación

Los jugadores del Madrid celebran el gol de Benzema que les dio la clasificaciónEFE

La belleza del suplicio con un equipo blanco casi desmantelado, lleno de parches, de remendones. Robó Karim y Camavinga disparó alto lo que pudo ser la puntilla, pero no había puntillas, solo para el espectador, que padecía un calvario. Qué no sentiría ese Madrid casi desnudo. No podía ni sacar de banda el Madrid. Fallaba el Chelsea lo que no había fallado en todo el partido. Un poco de humanidad, como la que no tuvo Courtois en el recorte escalofriante ante Havertz. Valverde aparecía para salvar el Madrid, como Modric, Modric, Modric.
Se añadían tres minutos en medio de la locura. Cadáveres y rastrojos por el césped del Bernabéu. Se paraba todo a falta de un minuto. Palpitaba el Bernabéu en un grito. Se acababa, se acababa. Y se acabó. El Madrid alcanzaba las semifinales de la Copa de Europa después de ir perdiendo por 0 a 3. La vida sobre la muerte, el misterio del Bernabéu y un 2 a 3 para la interminable leyenda del Real Madrid.

Ficha técnica:

Real Madrid 2: Courtois; Carvajal, Nacho (Lucas, m. 86), Alaba, Mendy Marcelo, m. 78); Kroos (Camavinga, m 78), Casemiro (Rodrygo , m. 78), Modric; Valverde, Benzema, Vinicius (Ceballos, m. 115).

Chelsea 3: Mendy; James, Thiago, Rüdiger, Marcos Alonso; Kovacic (Jorginho, m. 105), Loftus-Cheek (Saúl, m. 105), Kanté (Ziyech, m. 100); Mount, Havertz, Werner (Pulisic, m. 83).

Goles: 0-1 (Mount, m. 15). 0-2 (Rüdiger, m. 51). 0-3 (Werner, m. 75). 1-3 (Rodrygo, m. 80). 2-3 (Benzema, m. 96).
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