Los jugadores del Real Madrid celebran uno de los goles ante el Atlético de Madrid
El Real Madrid se analiza: «¿Por qué rendimos a tope en la Champions y no en la Liga?»
Suma seis victorias consecutivas en Europa y falla en España; Ancelotti es quien debe enchufar a sus hombres
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La pregunta sobrevuela los mentideros de Valdebebas: ¿Hay dos Real Madrid o juega el mismo equipo cada tres días? La cuestión no es baladí, porque ese conjunto que suele vestir de blanco rinde a medio gas en Barcelona (derrota), en Pamplona (empate) y en San Sebastián (triunfo en Copa), para sacar lo mejor de sí mismo en competición europea. Algunos llegan a decir que el campeón de Europa ha fabricado unos dobles de sus futbolistas y en la Liga juegan los falsos. Pues a ver quien lo desmiente, porque los pupilos de Ancelotti tienen dos caras y en la competición española no se entregan ni física ni mentalmente como en la Copa de Europa.
El balance del 'Real' en la Champions es totalmente divergente con el funcionamiento en el campeonato doméstico. Sí, comenzó mal el campeón vigente en su torneo preferido, asolado por nueve lesionados. Perdió ante el Lille y el Milán. Le vio las orejas al lobo de la eliminación. Pues sepan ustedes que desde entonces ha acumulado seis victorias consecutivas en Champions, frente a la Atalanta, el Salzburgo, el Stade Brestois, dos ante el City y ahora sobre el Atlético.
La pregunta del millón surge al instante: ¿Por qué los jugadores no se esfuerzan ni física ni mentalmente en la Liga con el mismo esmero que demuestran en la competición continental? Es una realidad que se repite en el tiempo y que Zidane y Ancelotti habían conseguido cambiar en la cabeza de sus hombres, pero esta temporada han vuelto a imponerse las prioridades.
Las bajas han obligado a elegir
Zidane y Ancelotti, en efecto, lograron modificar esa sensación psicológica de los profesionales del Real Madrid en los últimos tiempos. Zinedine se atrevió a ganar a la vez la Champions y la Liga en 2017, gracias al equipo B liderado por Morata y Ceballos, que fue determinante para apuntalar el torneo nacional.
Ancelotti también rompió el molde mental de su plantilla en las dos últimas Champions, 2022 y 2024, coronadas paralelamente con sendos títulos ligueros que confirmaron la superioridad del Real Madrid en todos los ámbitos y esa capacidad para vencer tanto en España como en el Viejo Continente con una personalidad ilimitada. La pregunta explota inmediatamente: ¿Por qué no ha logrado mantener esta tendencia ahora, unos meses después?
Los jugadores del Real Madrid celebran uno de los goles del euroderbi
Hay dos argumentos. El primero, los árbitros. El enfrentamiento de la casa blanca con la Federación y con el estamento de los colegiados, por exigir una limpieza total de la 'estructura Negreira', le ha pasado una factura muy cara y le ha restado un mínimo de siete puntos en la Liga. Hay un capítulo añadido en este problema. Tener esos 'enemigos' extraordinarios afectan al rendimiento del plantel en la Liga.
Los profesionales no juegan con la misma disposición positiva que muestran en la Champions, porque los arbitrajes crispan y la palabra decepción se casa psicológicamente con la Liga. Vinicius y Bellingham son buenos ejemplos de ese malestar que sienten internamente. Sí, los 'enemigos' consiguen en parte lo que quieren. Aunque los futbolistas reiteran que lucharán contra todo y contra todos por ganar la Liga.
El otro argumento no tiene discusión: Carlo ha llegado a tener nueve bajas por partido. Ante el Betis, por ejemplo, faltaron cinco hombres esenciales: Bellingham, Valverde, Ceballos, Militao y Carvajal. La reacción del técnico ha sido priorizar partidos. La Champions.
No podemos con todo
El preparador italiano piensa que, con tantas ausencias, los otros hombres importantes del once no pueden jugarlo todo y lo que hace es preservarlos en la Liga para rendir al máximo en la Copa de Europa. La verdad es que los propios futbolistas hacen lo mismo. Los titulares observan que no pueden dar físicamente lo mismo cada tres días y seleccionan el torneo continental para ofrecer todas sus prestaciones, porque es el trofeo que define la idiosincrasia de la casa blanca.
Es Ancelotti, no obstante, quien manda ese mensaje de prioridad a sus pupilos. Y es el responsable para enchufar a su plantilla en la idea de repetir el gran doblete. Ahora no existe esa sensación. No vemos esa tendencia. En Sevilla tuvimos el último ejemplo. El responsable deportivo del Real Madrid dejó inicialmente en el banquillo a Camavinga y Asencio, para quitar a Mbappé a los 75 minutos y con el marcador en contra, 2-1.
No gustó en la dirección deportiva ni la suplencia de Asencio ni la sustitución de Mbappé. La entidad sabe que es imprescindible hacer rotaciones, porque los titulares no pueden jugarlo todo, pero la sabiduría histórica de este equipo expresa que los hombres que forman la columna vertebral de la alineación deben jugar casi siempre y especialmente los partidos importantes. Y sobre todo a domicilio.
Rotar sin hacer un roto
Actualmente, Asencio es el baluarte de la retaguardia y Mbappé es el goleador del campeón de Europa y de Liga, 28 dianas, por mucho que una muela le haya hecho perder agresividad y acierto. El allenatore dio a entender a los futbolistas que la competición clave es la Champions. Y esos jugadores, especialmente los jóvenes, los nuevos, tomaron nota. También se centrarán en la Copa de Europa. No debe permitirlo.
El italiano debe cambiar ese rol mental. Su objetivo es dar relevancia también a la Liga. El sábado llega el Rayo Vallecano al Bernabéu y Ancelotti volverá a hacer rotaciones, porque se juega la Champions en una semana, en el Metropolitano, el próximo miércoles. Tiene que hacer cambios sin que el once lo acuse demasiado. Asencio ha de ser intocable en defensa. Ya sabe, Asencio y diez más.