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Los jugadores del Real Madrid en la final de Copa del ReyEuropa Press

El Real Madrid perdió la Copa en la prórroga, pero ganó crédito para la Liga

Sí, se puede. Claro que se puede. El Real Madrid demostró y se demostró a sí mismo que tiene capacidad y calidad para vencer al FC Barcelona. Lo tuvo contra las cuerdas en Sevilla, al borde de la derrota, y estuvo a punto de conquistar una Copa que todo el mundo le daba por perdida en la semana previa. Perdió el título por dos errores, pero cayó en el minuto 115 porque era una final y alguien tenía que ganar y perder. En realidad merecieron vencer los dos.

Pocos se han parado a valorar que el encuentro normal de noventa minutos acabó en empate a dos goles. Y que los blancos fueron campeones hasta el minuto 85. Son mensajes para el futuro a corto plazo. Después, el Real Madrid perdió la Copa en la prórroga, pero sumó enteros para la Liga. Se ha ganado el crédito. Se jugará el campeonato de la regularidad en la visita a Montjuic dentro de dos semanas.

Fue una derrota dura, por sufrirla ante el máximo enemigo, que, sin embargo, dejó técnicamente buenas noticias internas en la casa blanca. Hay equipo y sobre todo hay banquillo. Se acabaron las goleadas en contra. Los pupilos de Ancelotti pusieron al Barcelona contra las cuerdas. Una equivocación en un pase en la prórroga decantó el torneo copero. La Liga hay que decidirla todavía.

Decíamos antes de la final que si el Real Madrid caía en la Copa caería en la Liga. No. Es un error. Todos estábamos equivocados. El golpe anímico no es tal. Claro que les duele a los blancos perder ante el Barcelona, pero las sensaciones futbolísticas del partido fueron muy buenas y optimistas para el futuro. El Real Madrid perdió la Copa al límite de la victoria y ahora es un serio aspirante a la Liga. Lo demostró tuteando al líder.

No era tan fiero el león como lo pintaban. La prensa barcelonista había puesto al conjunto de Flick en los altares y el campeón de Europa vigente le bajó a la tierra. Nadie habla de una realidad: los pupilos de Ancelotti remontaron el encuentro y eran campeones a cinco minutos del final del tiempo reglamentario. De eso no habla el antimadridismo palpitante, que solo juzga con colores y mirando el resultado.

Fueron dos fallos del equipo madrileño los que le condenaron a la derrota. El Real Madrid perdió, pero también ganó. Ya sabemos que una derrota es una derrota. Sin embargo, la respuesta del conjunto blanco al Barcelona fue una demostración del potencial que tiene la plantilla de Ancelotti. En la cúpula de la entidad se dice claramente que este equipo puede superar al Barcelona y puede pelearle la Liga. El partido de Montjuic será decisivo para el título.

Hay calidad y hay banquillo

El madridismo se fue triste por la derrota y a la vez se sintió bien por la respuesta del equipo tras unos partidos decepcionantes. Sus ídolos dieron la cara. Los seguidores se sintieron reconfortados internamente por el rendimiento de los jugadores de 'Carlo'. El análisis de la dirección deportiva blanca detalla que fue un gran partido de Valverde, de Lucas Vázquez, de Fran García, de Rüdiger y de Courtois, aunque fallaran ambos en el segundo tanto azulgrana; fue un espléndido rendimiento el de Tchouaméni, Asencio, Vinicius y Bellingham. Y fue un excelente despliegue de calidad de Güler y Mbappé. Modric y Brahim estuvieron bien, hasta que un error de pase del croata se casó con la laxitud del internacional marroquí para permitir el robo de balón de Koundé y el 3-2 decisivo.

El estudio estratégico del encuentro realizado por la cúpula del club madrileño señala que los futbolistas del Real Madrid dieron la vuelta al partido porque se fueron al ataque y le perdieron el miedo al rival.

Aurelien Tchouaméni celebra el segundo gol del Real MadridEuropa Press

El informe de la cúpula de la entidad precisa que la dirección de Ancelotti fue casi perfecta. Criticado durante toda la temporada, el italiano dio una lección estratégica ante Flick y supo remontar un partido muy difícil con un planteamiento ofensivo en la segunda parte que sorprendió al Barcelona. El entrenador madridista dijo a sus hombres que debían subir al ataque sin miedo. Les explicó que la forma de superar la retaguardia enemiga era realizar combinaciones muy veloces en tres pases, con desmarques en profundidad para buscar la espalda de una defensa rival muy adelantada.

El peligro que Ancelotti asumía era tan grande como necesario. Sus pupilos se la jugaron y revolucionaron la final con dos golazos de Mbappé y de Tchouaméni que remontaron el marcador. En esa media hora de dominio total jugaron al límite de la derrota, porque el contragolpe barcelonista era muy peligroso al poder encontrar los huecos que producía el riesgo táctico de los madridistas.

Los hombres de 'Carletto' vieron que hacían mucho daño e incluso ganando 2-1 siguieron al ataque. Y esa alegría les costó el empate a dos goles. Ferrán se escapó en un contragolpe y Courtois midió mal la salida, mientras Rüdiger perdía la carrera con el delantero azulgrana. Las dos equivocaciones costaron el empate a dos goles a pocos minutos del final de los noventa minutos.

El juicio pormenorizado del trabajo de Ancelotti expresa que el preparador se la jugó con una defensa de tres. Y tuvo al Barcelona en las cuerdas. Respondió a las críticas con un planteamiento agresivo que superó al Barcelona. Y la pronta realización de los cambios dejó a sus críticos crónicos con la boca abierta. Introdujo antes de la hora de juego a Mbappé, a Modric, a Güler y todo cambio de golpe.

Tuvo, Ancelotti, la Copa en sus manos. Los fallos de Courtois y de Rüdiger permitieron el empate a dos y el error de Modric y de Brahim en la prórroga decidió la final. Nada fue culpa de Ancelotti. Perdieron por cuestiones de fútbol, de detalles, producto del cansancio y de una mala medida en la salida de Courtois y de un error en el pase de Modric a Brahim. Es fútbol. Fue fútbol.

Ahora, a luchar por la Liga

Ancelotti y sus hombres han comprobado que pueden vencer a Barcelona. Han descubierto los puntos débiles del rival. Los ojeadores del Inter tomaron buena nota en Sevilla con vistas al inminente duelo de Champions con el Barcelona.

El técnico madridista y sus jugadores piensan pelear por la Liga hasta el final y esa lucha pasa por vencer en Montjuic. Incluso un empate en campo azulgrana puede dejar el campeonato en vilo. Güler, Endrick, Brahim y Fran García demostraron que pueden y deben de jugar. Su jefe les utilizará mucho más el resto de la temporada. Hay banquillo. Y hay Liga.