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03 de mayo de 2024

El presidente Biden dialoga con el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy.

El presidente Biden dialoga con el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy
EFE/EPA/Yuri Gripas / POOL

La crisis de deuda de Estados Unidos puede provocar una debacle en los mercados financieros

La falta de acuerdo para subir el techo de deuda expone al país y a las bolsas mundiales a una crisis grave

El desacuerdo entre conservadores y republicanos en Estados Unidos para elevar el techo de deuda del país está creando una gran tensión que puede provocar problemas importantes si no se resuelve. Así lo afirman los analistas, entre otros los de Deutsche Bank. Como recuerda esta entidad en un informe, el Tesoro estadounidense ha confirmado su incapacidad para hacer frente a las obligaciones financieras en la conocida como fecha X, que se alcanzará a principios de junio; posiblemente, incluso el 1 de junio. Los comentarios recientes del presidente Biden y de los líderes del Congreso de ambos partidos alimentan las esperanzas de que se alcance un acuerdo y se evite el impago de la deuda. La realidad es que, a falta de una resolución negociada, no puede descartarse una rebaja de la calificación de los bonos del Tesoro estadounidense o incluso un impago, lo que provocaría una crisis grave en los mercados.
El gobierno de EEUU alcanzó su límite de deuda de 31,4 billones de dólares el 19 de enero de este año. El Congreso estadounidense lo había elevado por última vez en diciembre de 2021. Tanto la Casa Blanca como el Congreso intentan actualmente alcanzar un acuerdo para elevar el actual techo de la deuda y evitar que el gobierno estadounidense incumpla su pago. «Las ramificaciones de tal impago serían abrumadoramente negativas para EE.UU. y podrían desencadenar una crisis financiera más amplia, dada la demanda mundial de bonos del Tesoro de EE.UU. Alrededor del 75 % de la deuda federal estadounidense es propiedad de inversores estadounidenses o extranjeros, incluyendo los propios países. La deuda en manos de estos últimos representa aproximadamente un tercio de esta deuda pública, con Japón y China a la cabeza», indican desde Deutsche Bank.
Los republicanos de la Cámara de Representantes aprobaron el 26 de abril por un estrecho margen la Limit Save Grow Act, que vincula casi 4,8 billones de dólares en medidas de reducción del déficit con un aumento del límite de la deuda hasta el año que viene. Los demócratas del Senado, sin embargo, han ignorado dicho proyecto y exigen uno nuevo.

La gran batalla política

Los componentes clave de la propuesta de los republicanos arrojan algo de luz sobre las negociaciones futuras. «Aumentar el límite de deuda en 1,5 billones de dólares o ampliarlo hasta marzo de 2024, lo que ocurra primero, tendría un coste para el Gobierno de Biden. Recortaría y limitaría el gasto discrecional durante la próxima década, comenzando con un tope de 1,47 billones de dólares en el año fiscal 2024 y permitiendo un aumento anual del 1 % durante los nueve años siguientes», señalan en Deutsche Bank.
Los programas federales más importantes, como la Seguridad Social y Medicare, llamados «obligatorios» porque funcionan con el piloto automático y no se aprueban cada año, no son el problema, pero sí los gastos «discrecionales», que representan alrededor del 30 % del presupuesto federal.
El tope del primer año propuesto por los republicanos incluye un recorte de 131.000 millones de dólares respecto a los niveles de financiación actuales; es decir: un recorte del 7,8 % del gasto discrecional, que no se recuperaría hasta el final de la década. Se derogarían la mayoría de las disposiciones sobre créditos fiscales energéticos de la Ley de Clima, Impuestos y Salud de 2022 de los demócratas, salvo algunas disposiciones sobre biocombustibles que los republicanos han presionado para proteger en el Medio Oeste. Además, habría que rescindir la aplicación de impuestos del IRS no asignada (el IRS es la entidad recaudadora de impuestos), los fondos de relacionados con el clima de la ley de 2022 y la ayuda Covid-19 no gastada de la época de la pandemia, y habría que cancelar el plan de condonación de préstamos estudiantiles del presidente Biden.
Los republicanos también pretenden ampliar los requisitos laborales existentes para el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria y la Asistencia Temporal para Familias Necesitadas e introducir nuevas normas para los beneficiarios de Medicaid. También quieren revisar el proceso de permisos de infraestructuras y otras leyes relacionadas con la energía para aumentar la producción nacional, especialmente de combustibles fósiles.
Según la Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO), que no es partidista, el 30 de abril el Tesoro disponía de 316.000 millones de dólares en efectivo, más unos 41.000 millones en medidas extraordinarias restantes. «Si no se modifica el límite de endeudamiento, existe un riesgo significativo de que el efectivo y las medidas extraordinarias del Tesoro se agoten durante las dos primeras semanas de junio. Una vez alcanzada la fecha X, el gobierno tendría que retrasar los pagos de algunas actividades, incumplir el pago de su deuda, o ambas cosas. En caso de que el efectivo del Tesoro y otras medidas resulten suficientes para llegar hasta el 15 de junio, la CBO supone que probablemente el gobierno se siga financiando al menos hasta finales de julio», afirman en Deutsche Bank.

Posible acuerdo a final de semana

El presidente Biden, el de la Cámara de Representantes McCarthy y otros líderes del Congreso de ambos partidos celebraron una segunda reunión tras las negociaciones del fin de semana. Después de la reunión, Biden anunció que había consenso «en que el impago de la deuda sencillamente no es una opción».
Kevin McCarthy afirmó que ambas partes seguían muy distanciadas. Sin embargo, admitió que «es posible llegar a un acuerdo a finales de semana», aunque todavía queda mucho trabajo por hacer. También señaló que las conversaciones habían sido «más productivas» que en reuniones anteriores, y que se seguía trabajando en un acuerdo. Los líderes de ambos partidos en el Senado también expresaron su optimismo ante la posibilidad de alcanzar un acuerdo a tiempo.
La Casa Blanca anunció que Biden acortaría su próximo viaje a Asia y regresaría a Washington el domingo tras la reunión del G7 en Japón. Este hecho subrayaba la seriedad de las negociaciones y alimentaba las esperanzas de una posible resolución antes del 1 de junio, la fecha X prevista por la secretaria del Tesoro, Janet Yellen.
Parece que hay un nuevo impulso por ambas partes. Biden y McCarthy celebraron sendas conferencias de prensa el miércoles y el jueves por la mañana. Biden manifestó su creciente confianza en que se pueda alcanzar un acuerdo, mientras que McCarthy admitió que podría someterse a votación esta semana. Una vez más, estas declaraciones fueron matizadas, sobre todo por los republicanos. La naturaleza de las negociaciones, especialmente en un país tan dividido políticamente como EE.UU., significa que se mantendrá la incertidumbre en torno a la consecución de un acuerdo. A pesar de sus posiciones opuestas, es probable que tanto demócratas como republicanos tengan un incentivo para encontrar una solución: las encuestas muestran que en tiempos de trastornos económicos de esta magnitud, los votantes tienden a culpar a ambas partes.
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