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04 de mayo de 2024

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero.

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero.EFE/ Javier Lizon

Análisis económico

El sanchismo recauda 23.400 millones más a final de mayo que en todo 2017

El sanchismo ataca a los más necesitados, al no deflactar el IRPF, y al no bajar el IVA de la carne y del pescado y pasar todos los problemas económicos de este tipo de recaudación a las espaldas de los que menos ingresos tienen

Qué mala suerte tiene España con los ministros de Hacienda. Nos quejábamos del malencarado de Montoro, con nefastas formas a la hora de explicar por qué había que subir los impuestos, que conseguía enfadar y cabrear a todo el país, porque su capacidad de comunicación y empatía era inversamente proporcional a su chulería innata.
Pero hemos pasado de Guatemala a Guatepeor, con la ministra Montero, que es la incompetencia llevada a su máxima expresión. Se quiere hacer la simpática por su acento y lo único que hace es producir repulsión, y cada vez que habla consigue lo mismo que Montoro: pérdidas de votos.
Por eso es tan importante que el nuevo gobierno tenga en Hacienda, además de alguien que sepa del negocio, que además sea brillante en la comunicación para poder explicar cada una de las medidas que se tengan que tomar, sean buenas (ojalá), técnicas (razón de más para explicarlas correctamente), o malas (que habrá muchas en la primera parte de la legislatura).
Poner a un técnico que carezca de empatía y que además tenga formas chulescas, lo único que va a conducir es a poner en dificultades a un nuevo gobierno, que va a tener muchos problemas, pero no puede añadir el de un ministro de Hacienda antipático.
Yo soy de la opinión de que la mejor manera de reactivar la economía es la de reducir impuestos, sin lugar a duda, pero para reducir impuestos y no agravar nuestra situación de deuda y de déficit, que es uno de los más grandes problemas que vamos a heredar, hay que bajar el gasto.
Pero tiene que quedar claro que el gasto que hay que bajar es el gasto político, pero en absoluto el gasto de la economía del bienestar, que ese debe colocarse en una situación de línea roja inviolable. Ahora bien, todo lo que no esté en la economía del bienestar, debe ser analizado, puesto en cuestión y ponerse manos a la obra para reducirlo mes a mes, trimestre a trimestre, año a año.
Por ello hay que tener bien claro dónde estábamos en recaudación antes de la llegada del sanchismo y tratar de ponernos en esa situación de gasto lo antes posible, reduciendo siempre todo aquello, incluido los amiguetes y el voto cautivo, que sea posible, y que además no afecte a la economía del bienestar.
Por eso hoy voy a analizar, con los datos de los 5 primeros meses, que son los que tenemos a día de hoy, los impuestos que recaudaba en 2017 el anterior presidente del gobierno y los que recauda el sanchismo.
Ya habíamos visto en un artículo anterior que los impuestos directos en 2017 suponían 34.911 millones de euros y representaban el 44,9 % del total de los ingresos, siendo el IRPF el impuesto más importante de esta partida con 31.961 millones y pesando el 41,1% del total de los ingresos y el 91,5 % de los Impuestos Directos.
En ese periodo los Impuestos Indirectos supusieron un 53,6 % del total, siendo el IVA con 32.132 millones de recaudación el más importante de los Impuestos indirectos y a su vez el impuesto que más recaudaba para la Agencia Tributaria, demostración palpable de la voracidad de Montoro, que conseguía recaudar mucho más por indirectos que por directos.
El IVA representa el 77 % de los impuestos indirectos, dado que los impuestos especiales llegaban a una cifra de 8.094 millones, que representan el 10,4 % del total de la recaudación, pero el 19,4 % de los Indirectos.
Con el sanchismo tenemos que los Impuestos Directos, como ya vimos, crecen un 43,5 % y suman 15.174 millones de euros más gracias a que el IRPF crece un 44,3 %, llega a 46.106 millones de euros, suma 14.145 millones más de recaudación y pasa a representar el 45,6 % del total recaudado.
Todo ello es debido a que el sanchismo prefiere no deflactar la inflación de los tramos del IRPF y eso, añadido a las subidas del salario muy por debajo de la inflación, pero subidas que hacen pasar a otros tramos, hunden a las economías familiares sin discriminación.
En cambio, los indirectos crecen mucho menos, solo un 20,1 %, y la causa es bien sencilla: entre la inflación que en los alimentos ha sido el 30 % y en vestido y calzado un 22,4 %, los tipos de interés en las hipotecas y el vampirismo recaudatorio en el IRPF, lo que han conseguido es que el consumo esté en caída y, por lo tanto, la recaudación sube lo que sube la inflación.
La bajada del peso del IVA al 39 % no es porque el sanchismo sea buenismo: es simplemente porque Montero no se entera de qué va la fiesta, y aunque abre la boca a menudo, es simplemente para decir simplezas.
El sanchismo ataca a los más necesitados, al no deflactar el IRPF, y al no bajar el IVA de la carne y del pescado y pasar todos los problemas económicos de este tipo de recaudación a las espaldas de los que menos ingresos tienen.
A mayores ingresos, aunque la liquidez te baje, todavía te queda espacio para consumir, aunque dejes de ahorrar. El problema es cuando no solo no ahorras, sino que no llegas a final de mes.
Quiero recordar que en España hay muchas regiones que tienen por encima del 25 % de la población en riesgo de exclusión social, y muchas de esas familias son las que están siendo expoliadas por el frenesí recaudatorio del sanchismo.
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