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13 de mayo de 2024

El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha resaltado que la reforma de la Ley  logra unas relaciones comerciales "más justas, equilibradas y transparentes"

Los profesionales del campo quieren decisiones científicas, no ideológicasEuropa Press

Transformación del campo

Agricultores y ganaderos están hartos de «medidas ideológicas y no científicas»

La ley europea de protección de la naturaleza supone una revolución en el sector por exigir tanto en tan poco tiempo

Los productos fitosanitarios utilizados para tratar las plantaciones agrícolas con el fin de reducir o eliminar plagas y enfermedades,que puedan afectar a la calidad y a la producción están en el punto de mira de los ecologistas más radicales.
La ley de defensa de la naturaleza respaldada por el holandés Frans Timmermans antes de que dejara su puesto para competir en las elecciones de su país marcaba como objetivo la eliminación de hasta el 80 % de estos productos en las próximas décadas.
Esto sentó como un jarro de agua fría a los cientos de asociaciones de agricultores y ganaderos de toda Europa porque supone cambiar el modelo de producción de manera radical de uno de los principales sectores de la Unión.
Lo que reclaman muchas de ellas, como la española Asaja, es que antes de prohibir se consoliden alternativas que puedan suplir el uso que actualmente se les está dando.
Como señala Rafael Navas, secretario general de Asaja Córdoba, «no conocemos los riegos que suponen ciertos productos, pero si se tiene que reducir su uso para que sea más saludable, que se haga». «Lo que no queremos son soluciones ideológicas, sino decisiones basadas en la ciencia», remarca.
El Tribunal General de la Unión Europea, con sede en Estrasburgo, avala desde este miércoles que se prohíba la venta de cualquier sustancia activa de fitosanitarios que pueda suponer un riesgo para la salud humana.
Esto abriría las puertas a una posible prohibición total dado que muchos de ellos son catalogados como tóxicos bajo las nuevas leyes ambientalistas.
A pesar de las complicaciones cada vez más numerosas al sector, los trabajadores ven el futuro con optimismo. José María Cabrera, gerente del Cortijo La Reina, lleva al frente de su empresa desde hace décadas y se ha convertido en una de las más reconocidas en Andalucía. «La gente tiene que seguir comiendo», explica, «pero está claro que las políticas que se han ido aplicando nos han afectado mucho y nos parece injusto».
«Durante la pandemia muchos nos alabaron por nuestra labor fundamental, hoy parece que lo olvidan», comenta Navas en referencia al trato que reciben. «Si el agricultor al final ve que su explotación no es rentable, la va a abandonar con el perjuicio consecuente para todos los que vivían y comían de ella», continúa.
Cabrera emplea directamente a 77 personas, a lo que hay que sumar los empleos indirectos en relación con la distribución de los productos. «El futuro es de las cooperativas porque es lo que te permite competir en un mercado cada vez más competitivo y globalizado», explica, «se trata de ser más fuertes, no de lo contrario».

El trabajo de las asociaciones

La labor de asociaciones como Asaja es clave ya que sirve como punto de enlace entre los trabajadores y los parlamentos en donde se aprueban las actuales legislaciones que les están complicando cada vez más la vida.
Las leyes europeas suponen, en numerosas ocasiones, marcos legislativos que después tienen que plasmarse en legislaciones nacionales. La función de lobby en este punto es importante para ellos.
«Pedimos que se abandone la demagogia y se siga un criterio riguroso», comenta el secretario general de Asaja Córdoba. «No puede ser que aquí se prohíba siempre sin ningún criterio científico y, sin embargo, en terceros países no se haga eso», se queja.
Dejando de lado las complicaciones ocasionadas por no contar con la opinión de la gente de primera línea, la agricultura y la ganadería son dos actividades que sea han adaptado continuamente a los requerimientos.
Los trabajadores del campo reconocen que las cosas son «más complicadas» de lo que aparentan ser, pero lo que piden es que se les deje trabajar y, sobre todo, que cuenten con su experiencia porque ellos son los que trabajan a diario en una realidad que pocos comprenden.
Navas lo tiene claro: «lo que no puede ser es que un diputado o un concejal, que no tiene ni papa de estos temas, vaya por ahí hablando de esto como si fuera un sabio».
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