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03 de mayo de 2024

La ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero (i), y la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño (d)

Las responsables de las finanzas públicas, María Jesús Montero (Hacienda) y Nadia Calviño (Asuntos Económicos).Europa Press

Análisis económico

El déficit crece un 17,6 % en junio, hasta los 31.500 millones

Por otra parte, la última cifra de deuda consolidada publicada por el Banco de España fue 1,558 billones y a la Unión Europea le hemos dicho que no superaremos los 1,577 billones, una cifra que vamos a rebasar

La Intervención General de la Administración del Estado (IGAE) acaba de publicar los datos del déficit contable de la consolidación de la Administración Central del Estado, con sus Organismos Autónomos y la Seguridad Social, más las Comunidades Autónomas, sin incluir los Ayuntamientos ni las Diputaciones.
Parece que, cerrado el semestre, que obliga a presentar los resultados a Bruselas de déficit y de deuda con los datos consolidados a junio, la IGAE se ha tomado en serio contabilizar muchas de las partidas que quedaban pendientes de ser llevadas a los registros contables.
Tal es así que, si miramos los resultados contables del mes de julio comparados con los del mes de mayo, veríamos que en dos meses se han contabilizado 118.348 millones de gastos, cuando en el primer trimestre se contabilizaron 136.490 millones.
Así y todo, vamos a observar que, cuando analicemos los gastos contabilizados, quedan gastos todavía por ser reconocidos o por ser ejecutados, que seguirán apareciendo en los próximos meses.
No debemos olvidar que tanto en impuestos, donde vemos un crecimiento del 4,7 % sobre 2022, como en cotizaciones sociales, que crecemos un 9,4 %, son dos cantidades históricas nunca alcanzadas ni por la Agencia Tributaria ni por el Instituto Nacional de la Seguridad Social.
Y como veremos, a pesar de todo, nuestro déficit se va a disparar un 17,6 % con respecto al obtenido en 2022, lo cual demuestra algo que debería preocupar muy seriamente al gobierno español y más si, como comentaba Unai Mezcua, jefe de la sección de economía de este diario, el déficit estimado para este año puede llegar a ser un 4,1 %, cuando el año pasado fue de un 4,8 % y cuando nos habíamos comprometido con la UE de bajar del 3,9 %, todavía muy lejos del 3 % que nos obliga, como máximo, el sistema de convergencia.
No olvidemos que cada vez que hay déficit, aunque este sea contable, lo habitual es que este se convierta en déficit de caja y a su vez se convierta en deuda.
La última cifra de deuda consolidada publicada por el Banco de España fue 1,558 billones y a la Unión Europea le hemos dicho que no superaremos los 1,577 billones, lo cual quiere decir que, en 7 meses, nos hemos endeudado en 56.000 millones y nos quedan 19.000 millones para cinco meses. Cualquiera que sepa dividir se va a dar cuenta que esta cifra de deuda prometida va a ser superada de forma sustancial.
Nos estamos endeudando a ritmo de 8.000 millones al mes y nos queda una capacidad de hacerlo a menos de 4.000 millones.
Pero veamos las cifras de ingresos y gastos y así nos daremos cuenta de que las cosas no van nada bien para este Gobierno que NO gobierna.
En el 2022, de enero a julio, ingresamos 300.687 millones de euros, con cifras, en aquellos momentos, históricas de 161.751 millones por impuestos y 103.609 millones por cotizaciones sociales, con unos ingresos por ventas de servicios de 11.782 millones y por otros ingresos corrientes y de capital de 23.545 millones.
En el 2023, en el mismo período, la recaudación se ha incrementado en 19.567 millones, hasta llegar a los 320.254 millones, que suponen un 6,5 % más que el año anterior, gracias al crecimiento de los 7.541 millones de impuestos y a los 9.754 millones de recaudación de cotizaciones sociales, a las que hay que sumar 2.388 millones más por otros ingresos corrientes y de capital.
En definitiva, el Estado ha sido capaz de contabilizar en 7 meses 320.254 millones por ingresos, que suponen 45.750 millones de media cada mes.
Está más que claro que nuestro problema como país no son los ingresos.
Habiendo marcado máximos en ingresos en 2022, que en el 2023 los ingresos del Estado hayan vuelto a crecer un 6,5 % más, cuando la economía solo crece un 2 % esto quiere decir que el Estado se está beneficiando de la inflación para hacer caja y va a ser muy difícil en los próximos años que los ingresos crezcan al mismo ritmo.
Y si no tenemos problemas en los ingresos y sí lo tenemos en el déficit, esto es porque donde realmente nuestro país tiene un problema es en los gastos, unos gastos que se han disparado, sabiendo además que faltan o muchos por ejecutar o muchos por contabilizar.
En los 7 primeros meses del 2022, la cifra de gastos fue de 327.490 millones, con dos partidas enormemente preocupantes: los salarios, que fueron 70.738 millones, y las prestaciones sociales, que llegaron a 151.433 millones.
En el mismo período del 2023, los gastos totales se van a 351.767 millones, lo que supone un crecimiento de los gastos del 7,4%, 24.277 millones.
Subiendo 2.435 millones los gastos generales, que se disparan un 8,4 %, llegando los salarios a 75.279 millones, que supone un incremento del 6,4 %, lo que implica que el empleo público se ha disparado. Además tenemos una subida de un 6,4 % en los intereses de la deuda, que veremos como a finales de 2023 es mucho más en porcentaje.
Las prestaciones sociales se han ido al 9 %, y eso que nos dicen que tenemos menos parados y que pagamos menos que nunca en esas prestaciones, con unas subvenciones que no se cree nadie que hayan decrecido un 6,2 % y con un incremento en otros gastos corrientes y de capital de 3.238 millones.
Todo ello nos lleva a un déficit contable de 31.513 millones, que son 4.710 millones más que el año pasado, lo que supone un 17,6 % de crecimiento.
Ya se que de nuevo alguien me llamará el ángel exterminador de las finanzas públicas, pero la realidad es que, o alguien lo denuncia, o puede llegar a pasar inadvertido. Pero habiendo alcanzado los ingresos a los que hemos llegado, no es tolerable ni aceptable que el déficit de nuestro país crezca un 17,6 %.
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