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06 de mayo de 2024

Un conductor montado en un autobús de la estación sur de Madrid.

Un conductor montado en un autobús de la estación sur de Madrid.EP

El caos burocrático impide encontrar conductores de autobús pese a los altos sueldos

A pesar de tratarse de una profesión muy bien pagada, cada año se cubren menos vacantes mientras el sector pide soluciones

El sector turístico se ha encontrado un grave problema este verano. La escasez de conductores profesionales ha afectado al transporte de viajeros en varias zonas de España, especialmente en la costa mediterránea, donde se concentra mayor número de turistas. Aunque se trata de una profesión bien pagada, la falta de trabajadores cualificados está obligando a las empresas que prestan estos servicios a mirar al extranjero para encontrar empleados. Pero la maraña burocrática complica el asunto.
El último informe de la International Road Transport Union (IRU) ha revelado que cada vez son más los puestos vacantes de autobuses en Europa y esta situación se prevé que empeore en los próximos años. Concretamente, en la actualidad hacen falta 105.000 conductores de autobuses más y se espera que en 2028 esta cifra aumente hasta los 275.000 trabajadores. En España, esta cifra aumenta a las 11.000 vacantes.
La escasez no para de aumentar cada año y más del 82 % de las empresas de transporte de viajeros por carretera en Europa sufren dificultades graves para cubrir los puestos. Además, es preocupante la brecha generacional, ya que solo el 3 % de los conductores en Europa tiene menos de 25 años a pesar de que el desempleo juvenil llega en países como España al 30 %.

Obtener una licencia en España cuesta unos 5.000 euros; en Alemania, 9.000

«Los hábitos están cambiando», señala Rafael Barbadillo, presidente de Confebus. «Los salarios están muy por encima de la media del sector servicios, pero no hay teletrabajo, se trabaja en festivos y fines de semana…», señala. A esto hay que añadirle el alto coste para convertirse en conductor: mientras que en España obtener una licencia cuesta unos 4.000 o 5.000 euros, en Alemania puede llegar hasta los 9.000 euros.
En nuestro país, además, las tradicionales trabas burocráticas acaban provocando situaciones dantescas. La antigua ‘mili’ era una buena forma de sacarse el carnet de conducir, así que muchos reclutas encontraban el transporte como una salida interesante al terminar. Ahora, se produce la paradoja que una persona acaba el Grado Medio de conductor profesional con el certificado de aptitud (CAP) obligatorio para trabajar pero no tiene el carnet de conducir. La patronal del transporte lleva tiempo demandando al Gobierno que agilice los trámites para que los alumnos salgan de la FP ya con el carnet, pero la legislación europea lo complica.

Trabajadores extracomunitarios

Por eso, el sector ha solicitado al Gobierno que incluya a los conductores en el catálogo de profesiones de difícil cobertura para que las empresas puedan contratar personal de terceros países. Sin embargo, ante el mal funcionamiento de los servicios de empleo, las empresas no demandan trabajadores a través ellos; al no hacerlo, el SEPE entiende que no hay demanda por lo que no ve necesidad de incluir a estos profesionales en el catálogo.
Además, estos trabajadores extracomunitarios necesitan el citado CAP para trabajar en la UE, pero el permiso solo se puede obtener en territorio comunitario. Se trata de cursos de 140 o 280 horas de duración, así que muchas empresas que quieren contratar extranjeros se encuentran a que estos no pueden ejercer hasta que no se lo saquen. Si a esto se le suman los trámites de homologación del carnet que tiene que realizar la DGT, en algunas autonomías los retrasos pueden ser de meses con el consiguiente perjuicio económico para compañías contratantes.
El caso es que se trata de una profesión bien pagada, aunque hay muchas diferencias entre los convenios de cada provincia. Por ejemplo, y según los datos del Observatorio Social de Transporte por Carretera de 2021, un conductor de transporte de viajeros puede ganar en Madrid o Vizcaya cerca de 29.000 euros anuales, mientras que en Cáceres es prácticamente la mitad, sin contar los pluses por antigüedad y las horas extra. En cualquier caso, este filón de empleo seguirá sin explotar hasta que no se solucione el laberinto burocrático.
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