El nuevo ministro de Economía, Carlos Cuerpo, en el foro Spain Investors Day.
Spain Investors Day El ministro Cuerpo vuelve a calzarse las zapatillas para pintar a los inversores internacionales una España de fábula
El sucesor de Nadia Calviño expone en su primera comparecencia pública un país que parece de otro planeta
Primera comparecencia pública de Carlos Cuerpo, el nuevo ministro de Economía, que ha aparecido ante los doscientos inversores internacionales del Spain Investors Day con una americana marrón, corbata marrón y con las mismas sneakers que portó en su toma de posesión.
Cuerpo ha mostrado un inglés perfecto y ha dado su discurso mirando al público aparentemente tranquilo, a veces sonriendo e incluso bromeando, consciente de su buena imagen, en un estilo que encaja perfectamente con el del Gobierno Sánchez: una imagen atractiva, que lanza un mensaje tan idílico como increíble, que algunos que lo oyen lo creen, hasta que se descubre la verdad, como ha empezado a ocurrir con Sánchez en Europa.
El nuevo ministro de Economía, de 43 años de edad, parece haber tomado por tontos a los inversores, a quienes ha dicho que España lo ha hecho «excepcionalmente bien» en los últimos años, como si ellos no supieran que desgraciadamente nuestro país ha sido uno de los últimos europeos en recuperar su PIB prepandemia, o que nuestro país pierde puestos, lamentablemente, año tras año, en los rankings globales de competitividad entre países.
Como es lógico, tenía que tratar de dar una buena imagen para atraer a los inversores, pero una cosa es esa, y otra decir que España lo ha hecho «excepcionalmente bien», o que es de destacar su responsabilidad fiscal, teniendo como tenemos una deuda del 109,9 % sobre el PIB, casi cincuenta puntos por encima del 60 % del objetivo que Europa va a pedir para ser alcanzado progresivamente a partir de este año.
Continuidad con Calviño
Seguramente para intranquilidad de más de un inversor, Cuerpo ha señalado que la principal seña de identidad de su mandato será la continuidad con la labor de su antecesora, Nadia Calviño: «Ha hecho una labor excelente», ha dicho.
A continuación ha señalado las tres grandes prioridades de su mandato: justicia social (ha anunciado novedades en las próximas semanas en torno a la autoridad administrativa independiente de defensa del cliente financiero para la resolución extrajudicial de conflictos entre las entidades financieras y sus clientes); reformas para mejorar la productividad y competitividad, y con ello los salarios; y responsabilidad fiscal: «Las reglas fiscales (límites de deuda y déficit que impone Europa) vuelven, pero lo hacen de un modo más inteligente, porque se tendrán en cuenta las circunstancias de cada país. Hemos aprendido de crisis anteriores que la inversión no debe ser la víctima», ha dicho.
En esta línea, ha hablado también de los fondos europeos Next Generation. A pesar de su conocida baja ejecución en España, ha señalado que «la resistencia de la economía española no puede explicarse sin el despliegue de estos fondos».
Al menos ha reconocido que nuestro paro es «significativamente mayor» que el de la media de la Unión Europea, y que hay que trabajar para mejorar la cualificación de los trabajadores, ajustar oferta y demanda de empleo, etc. Aun así ha sacado pecho de los 21 millones de afiliados a la Seguridad Social, pero de fijos discontinuos y la cada vez menor duración de los contratos, ni una palabra.
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