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El presidente del BBVA, Carlos Torres Vila (d), y el presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu (i).EP

Abrió la bolsa y los inversores retrataron el final de la opa. La fiesta empezó anoche con la primera reacción en Wall Street donde el BBVA subió un 7 %, más o menos lo mismo que ha ocurrido en España. El banco vasco fracasa en su nuevo intento de opar al catalán pero sus accionistas lo celebran allí y aquí. Por el contrario, el Sabadell que era el gran triunfador de la batalla, se deja más de un 7 % una vez que las especulaciones sobre su valor dejan paso a la realidad más prosaica.

Pero al margen de estos movimientos bursátiles que ponen a cada banco en su sitio rápidamente, hay otras consecuencias de la batalla. La primera afecta a los protagonistas.

La posición de Carlos Torres, presidente de BBVA queda tocada por lo que ha sido una apuesta muy personal que ha llevado a su banco a perder 17 meses y unos cuantos millones en la operación. Josep Oliu, el ganador de la batalla, deberá enfrentarse ahora a los fondos 'cazaopas' que van a presionar al Sabadell en todos los frentes y no descarten que veamos consecuencias muy, muy pronto.

La posición de Torres queda tocada y Oliu tendrá que enfrentarse a los fondos 'cazaopas'

Pero la constatación más triste es el espaldarazo que recibe el Gobierno con su enfrentamiento a la opa para seguir interviniendo en las grandes empresas españolas como lleva haciendo durante toda la legislatura.

No hay más que repasar las declaraciones ayer de Salvador Illa –pidió una «banca adaptada a la realidad de Cataluña»– para darse cuenta de lo que viene. Los políticos analizando el mercado y manipulándolo. Así nos va.

Por lo demás, el BBVA evitará una más que segura ampliación de capital al no tener que meter una segunda opa, y podrá dedicarse a sus accionistas. No le vendrá mal mirar al exterior si quiere quitarse la espinita –espinaza– y hacer frente a otras operaciones con más éxito.

Resulta triste que nuestras empresas puedan hacer fuera lo que aquí se les niega. Pero a medio plazo será bueno. Es como cuando nuestros futbolistas se marchaban a jugar en los equipos extranjeros. Aquí nos quedábamos con los extranjeros caros y no tan buenos, pero la selección nacional lo ha agradecido.

Y es que si los Illas no dejan trabajar al libre mercado, lo mejor será buscar otros lugares para hacerlo. Saldremos ganando todos. Las primeras, las empresas catalanas.