La educación en la encrucijada Ismael sanz

Cómo acabar con el abandono educativo: una mirada al futuro

Las estrategias para reducir el abandono escolar en España y mejorar el rendimiento académico deben ser multifacéticas

La tasa de abandono educativo se calcula como el promedio anual de cuatro trimestres, refleja el porcentaje de jóvenes de 18 a 24 años que no han completado el Bachillerato, la FP Media o la FP Básica, y que, además, no han participado en ningún curso de formación en las últimas cuatro semanas tras no titularse en estos niveles. Según los datos más recientes publicados por el Ministerio de Educación, FP y Deportes el 29 de enero, la tasa de abandono en España ha experimentado un descenso del 13,9 % en 2022 al 13,6 % en 2023. A pesar de este progreso, basándonos en los datos disponibles de la UE para 2022, España sigue ocupando una posición preocupante como el segundo país de la Unión con la mayor proporción de jóvenes que no prosiguen con sus estudios, superando solo a Rumanía y manteniéndose significativamente por detrás de Hungría. La media de la UE-27 en 2022 fue del 9,6%. Con una tasa de abandono del 13,6 % en 2023, España aún se encuentra lejos del objetivo establecido por la UE en su Monitor de Educación y Formación, que aspira a reducir esta tasa al 9 % para 2030. Dada la tendencia actual de disminución de tres décimas anuales, es difícil que España pueda alcanzar este umbral en los próximos siete años.

Resulta relevante observar que en España la brecha de género en la tasa de abandono escolar ha disminuido notablemente a lo largo de los años. En 2002, la disparidad entre la tasa de abandono de los hombres (37,2 %) y la de las mujeres (24,3 %) era de 12,9 puntos porcentuales. Sin embargo, para 2023, tras tres años de una mejora más acentuada en los hombres, esta diferencia se ha visto reducida a 4,5 puntos porcentuales. Para ponerlo en perspectiva, los 12,9 puntos de diferencia en 2002 representaban el 42 % de la tasa global de abandono en España ese año, que era del 30,9 %, mientras que, en 2023, los 4,5 puntos constituyen el 33 % de la tasa de abandono del 13,6 %. Esta tendencia destaca cómo la disminución de la tasa de abandono escolar se vuelve más desafiante a medida que se avanza, especialmente en grupos que ya tienen tasas más bajas, como es el caso de las mujeres. Este fenómeno también se refleja en comunidades como Navarra y País Vasco, que experimentaron un leve aumento en sus tasas de abandono de 2022 a 2023, pasando del 5,7 % y 5,6 % respectivamente al 6,3 % y 6,4 %

La jornada virtual organizada por Funcas el 31 de enero sirve como punto de referencia en el debate sobre el abandono escolar en España . Aitor Lacuesta (Banco de España) destacó el incremento en la entrada de jóvenes en FP media y superior tras la ESO y el bachillerato, y cómo estudiar se ha vuelto más rentable en España. Marisa Hidalgo (Universidad Pablo de Olavide), por su parte, resaltó la efectividad de los programas de apoyo en primaria. Estos hallazgos subrayan la necesidad de una detección temprana de problemas de aprendizaje y un enfoque proactivo en la educación primaria para prevenir el abandono escolar. En este contexto, Ana Hidalgo (Universidad Autónoma de Madrid) aporta una perspectiva crítica al señalar que el abandono escolar afecta desproporcionadamente a estudiantes en situaciones de desventaja socioeducativa, particularmente entre los chicos. Hidalgo enfatiza el rol crucial del profesorado en el proceso educativo y la importancia de desarrollar su capacidad para enseñar de manera efectiva, especialmente en escuelas con desafíos sociales. Programas de tutorías y retroalimentación, donde docentes más experimentados y eficaces apoyan a sus colegas, pueden ser fundamentales para mejorar la calidad educativa y reducir el abandono.

Analizando los factores que podrían hacer que la tasa de abandono mejorase, es crucial considerar la importancia de las habilidades socioemocionales en el éxito educativo. Un estudio publicado realizado por Sorrenti et al. (2024) y publicado por la Review of Economic Studies, titulado «El impacto causal de la formación de habilidades socioemocionales en el éxito educativo», examina los efectos a largo plazo de una intervención aleatorizada enfocada en estas habilidades entre estudiantes de 8 años en Suiza. La intervención, conocida como Promoting Alternative Thinking Strategies (PATHS), está diseñada para fomentar el autocontrol, la paciencia y habilidades para resolver problemas sociales, a través de lecciones semanales y tareas escolares integradas en el currículo. Los resultados del estudio indican que los niños tratados no solo mostraron una reducción en síntomas de TDAH y comportamientos disruptivos, sino que también tuvieron más probabilidades de completar la educación secundaria y acceder a estudios superiores.

Las estrategias para reducir el abandono escolar en España y mejorar el rendimiento académico deben ser multifacéticas. Se requiere un enfoque que aborde tanto las necesidades de los colectivos vulnerables como la promoción de un entorno familiar de apoyo. Por ejemplo, el rendimiento en matemáticas del estudiante cambia en 44 puntos en España (y 28 en la OCDE) cuando los estudiantes indican que sus padres o alguien de su familia hace la comida principal con ellos al menos una o dos veces a la semana, incluso después de haber tenido en cuenta el nivel socioeconómico de cada alumno/a. Es la asociación positiva más elevada de las 10 preguntas que incluye el índice global de apoyo familiar. La relación es también positiva y significativa con el hecho de que al menos una vez a la semana alguien de su familia le pregunte al estudiante qué ha hecho ese día en el Instituto (19 puntos en España y 16 en la OCDE).

Medidas como la asignación de profesores que compartan características con sus estudiantes, el aumento de la enseñanza obligatoria y campañas de concientización sobre la importancia de la educación pueden jugar un papel vital en este proceso. La combinación de políticas educativas centradas en el desarrollo de habilidades socioemocionales, la implementación de programas de apoyo académico efectivos, el fomento del apoyo familiar y el desarrollo profesional del profesorado, junto con iniciativas orientadas a aumentar la rentabilidad percibida de la educación, podría ser clave para avanzar hacia una sociedad más educada y equitativa en España.