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El presidente del Principado, Adrián Barbón

El presidente del Principado, Adrián BarbónGobierno de Asturias

Asturias impone nombres en bable en 14 guarderías mientras fracasa su plan para oficializarlo

El presidente del Principado, Adrián Barbón, intenta así impregnar a la sociedad asturiana con una lengua que no podrá hacer oficial porque no le dan los votos

El Gobierno del Principado de Asturias, encabezado por el socialista Adrián Barbón, está obsesionado con la oficialidad del asturiano y el eonaviego, las dos lenguas que se hablan en la comunidad además del castellano, aunque con escaso arraigo entre los propios ciudadanos.

Para llegar a este fin, es necesario una reforma del estatuto de autonomía, y para ello es requisito indispensable la mayoría de tres quintos de los miembros del parlamento, es decir, de 27 de los 45 diputados. Los partidos a favor de causa son PSOE, Izquierda Unida y Covadonga Tomé, ex de Podemos y actual componente del grupo mixto. Con esto suman 23 representantes, muy lejos de la cifra soñada para la oficialidad.

Como el sueño de Barbón no parece que vaya a cumplirse esta legislatura, el presidente intenta meter a calzador el bable en la vida de la gente. Lo ha hecho con campañas de promoción para que los alumnos escojan las asignaturas donde se enseñan estas lenguas –que son optativas–, así como pronunciando discursos en asturiano.

La última iniciativa consiste en bautizar con nombres en asturiano a las 14 nuevas escuelas de infantil, llamadas Les Escuelines, que son centros educativos para alumnos de 0 a 3 años.

Tal y como anunció la propia consejería de Educación, los nombres son de procedencia variada, aunque predominan los alusivos al mundo infantil y los juegos tradicionales: Los Rebusquinos (cosquillas), Los Pericos (revoltosos), El Boliche (canica), Trebeyos (juguetear), Cucurrabucu (voltereta). También han dejado hueco a nombres referidos a la flora y la fauna, como Los Ablaninos (del avellano), La Cerezal, Les Curuxines (de las lechuzas) o La Foquina.

También existe un topónimo tradicional, La Xungarosa, con el que se conoce popularmente el barrio de La Luz en Avilés, y referencias a la historia local en nombres como Los Condalinos, en Noreña, y Los Vaqueirinos, en Tineo. Además, dos escuelines de Oviedo rinden homenaje al matrimonio ficticio compuesto por Pinón y Telva, los entrañables personajes creados por el dibujante Alfonso Iglesias.

Esto sigue la senda ya marcada por las primeras 31 escuelas aprobadas, entre las que destacaban denominaciones como personajes de la mitología asturiana (Les xanines, Los nuberinos, El diañu burllón), juegos infantiles (l'escondelerite) o de flora y fauna (El Castañéu, O esguín, La parpayuela).

De esta forma aparentemente inocente, el Principado pretende poner en boca de los asturianos unas lenguas que apenas tienen calado entre la población, y es que apenas el 25 % de sus habitantes dicen ser hablantes y menos del 3 % lo haría correctamente. Puesto que no tiene la manera de oficializarlas, fuerza a su articulación mediante la puesta de nombres en bable y eonaviego de servicios públicos, como es el caso de las escuelas infantiles.

Unos sustantivos, por cierto, que la mayoría de habitantes y nacidos en esa comunidad no sabrían reconocer, y es que nadie en el día a día llama cucurrabucu a la voltereta o rebusquinos a las cosquillas.

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