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Daniel martín Ferrand

Las sombras del Bachillerato Internacional

Como la nota final se pone según campana de Gauss -en relación con las notas de los alumnos del resto del mundo- en el BI lo realmente difícil es sacar un 7. O, ya puestos, un 1. Con saber contar y leer se puede sacar un 2 sobre 7 en matemáticas

Hace algunos cursos, un par de semanas antes de los exámenes oficiales del Programa del Diploma del Bachillerato Internacional, una alumna de 2º de Bachillerato explicaba en un examen, refiriéndose a la república de Weimar, que este Weimar fue un señor muy malo que lo dejó todo preparado para que Hitler pudiese hacerse con el poder absoluto. No exagero. Al final, sacó un 4 sobre 7 en la asignatura, lo que, en la muy favorable conversión a las notas del nacional, equivale a un 7 sobre 10. Es decir, un notable.

Este pasado fin de semana se han hecho públicas las notas del BI de los estudiantes de la convocatoria de mayo 2025 de todo el mundo. Cada vez hay más colegios que apuestan por este sistema, y no solo porque permita cobrar un tantico más. Se supone que permite un aprendizaje más reflexivo en el que el alumno es el antiguo protagonista. Y eso es cierto cuando se trata de un buen estudiante pero, como suelo afirmar, el chaval brillante sacaría provecho hasta de un potencial bachillerato marciano.

Una de las ventajas del BI ya se puede deducir. Los trabajos individuales de investigación se entregan en febrero/abril. Los exámenes se hacen en mayo. Y las notas se entregan ahora, el 5/6 de julio. Mucho más tiempo para las correcciones, con equipos que, tan solo presuntamente, trabajan de manera coordinada. Pero, como en selectividad, el profesor no tiene acceso al examen corregido, salvo que se pague, y ni aun así quedan muy claras las razones de esta o aquella calificación.

El verdadero problema surge porque se puede aprobar sin gran esfuerzo ni apenas aprendizaje. El ejemplo de Weimar es un solo de los muchos que podría aportar. Recuerdo a un alumno que, en el examen de matemáticas, sacó otro 4 cuando le costaba calcular el quinto término de una sucesión aritmética de diferencia 2. En Literatura se leen unos cuantos libros, pero no hay propiamente contenidos que estudiar. Y en ninguna asignatura se tiene en cuenta la ortografía -¡ni la gramática!-, ni siquiera en la mencionada Literatura.

Como la nota final se pone según campana de Gauss -en relación con las notas de los alumnos del resto del mundo- en el BI lo realmente difícil es sacar un 7. O, ya puestos, un 1. Con saber contar y leer se puede sacar un 2 sobre 7 en matemáticas. Con saber leer se puede sacar un 2 en Historia, aunque no se sepa nada de los temas prescritos.

Y, como digo, el 4 es realmente accesible para casi cualquier alumno, aunque no sepa muy bien las diferencias ideológicas entre Mao y Mussolini, o por qué la responsabilidad alemana fue diferente en la Primera y en la Segunda Guerra Mundial.

Si un alumno saca 4 en las seis asignaturas que componen el Programa, habrá aprobado. Con una media de 7 sobre 10, según el baremo español.

Para más inri, se puede acabar el Bachillerato y entrar en la universidad sin haber estudiado Historia ni Filosofía. En ese sentido, basta con estudiar Empresa y Gestión como asignatura del bloque Individuos y Sociedades. Cierto es que tienen que cursar algo que se llama Teoría del Conocimiento, pero que tiene que ver con Sócrates menos que la selección de Brasil del Mundial de España.

A pesar de ello, como cada vez hay más colegios españoles que ofertan munificentemente este Bachillerato, que no es para cualquier alumno, cada vez hay más suspensos. En varios colegios de mi entorno, el porcentaje de chavales que no superan el BI es mayor que el que no aprueba Selectividad -si contamos las convocatorias de junio y julio- con el añadido de que en este sistema si no se aprueba no tienes 1º de Bachillerato. O apruebas el Programa entero o sigues solamente con el título de la ESO.

En cualquier caso, el gran problema que presenta este Programa es que un alumno puede pasarse dos cursos sin hacer apenas nada, estudiar un mes y acceder a la universidad. Y, como digo siempre, no se trata de si aprueba o no, sino de cuánto ha aprendido, no solo contenidos, sino también rutinas de trabajo, compromisos y responsabilidades. Por si fuera poco, se puede sacar el Bachillerato sin distinguir las diferencias entre Weimar, el concepto de sociedad mercantil y una derivada.

Aunque, como ya se habrá supuesto, lo realmente insultante es la conversión existente de las notas del BI: que un 4 sea un 7 es una injusticia descomunal. Sobre todo, porque en el BI hay una enorme diferente entre un 5 y otro 5 -que, recordemos, equivalen a un 8 de los de toda la vida-. Porque, y lo dice alguien al que al principio fascinó este sistema pero cuya aplicación ha ido desilusionando, algo huele a podrido en su esencia. Pero ese es otro tema que ya será abordado.