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la educación en la encrucijadafrancisco lópez rupérez

Política educativa e inteligencia artificial: el ejemplo de Galicia

A la hora de reflexionar sobre un escenario futuro para la aplicación de la inteligencia artificial (IA) a la educación, se hace imprescindible detenerse en cómo conjurar sus amenazas, pero también en cómo aprovechar sus oportunidades

Una de las características propias de la política educativa española en el ámbito escolar es su escaso apego al conocimiento. Y no se trata tan solo de una simple apreciación personal de quien esto escribe, sino que existen apoyos empíricos de diferente naturaleza que la soportan.

Así, cuando se analiza la evolución de las diferentes leyes orgánicas de educación a lo largo de medio siglo –desde la Ley General de Educación de 1970, hasta la más reciente LOMLOE de 2020– se advierte que únicamente la Ley General de Educación, promulgada en plena dictadura, se benefició no solo de un libro blanco, que incorporara el conocimiento necesario en el que fundamentar la pertinencia de la ley y su justificación racional, sino también de un informe de evaluación de sus efectos, realizado seis años después de su entrada en vigor. Sólo dos del resto de las ocho leyes concernidas se acompañaron de un libro blanco, y para ninguna de ellas se realizó una evaluación oficial de su incidencia en la realidad educativa y social.

Por otra parte, en una consulta realizada a un panel de veintiún reputados expertos, y efectuada en 2017 por la Cátedra que dirijo dentro del marco de un estudio Delphi, la gobernanza del sistema educativo español obtuvo un rotundo suspenso en el criterio de calidad consistente en «basar las políticas en el conocimiento, la evidencia empírica y la investigación».

A la hora de reflexionar sobre un escenario futuro para la aplicación de la inteligencia artificial (IA) a la educación, se hace imprescindible detenerse en cómo conjurar sus amenazas, pero también en cómo aprovechar sus oportunidades. El impulso imparable de la utilización de la IA –tanto generativa como analítica– en la gestión de los procesos y del conocimiento en las organizaciones, ofrece una gran oportunidad, dadas las anteriores circunstancias, para avanzar en la concepción, formulación y evaluación de las políticas públicas en educación.

¿En qué ámbitos de la administración educativa el uso de esta herramienta, tarde o temprano acabará por producirse? Cuando se le plantea al ChatGPT-4 una pregunta similar, el sistema selecciona una serie de ámbitos de actuación, francamente plausibles, que se describen y justifican en lo que sigue.

Análisis de datos para la mejora: Las administraciones educativas han venido recopilando históricamente para sus procesos de planificación escolar y para las estadísticas oficiales una ingente cantidad de datos que explotan escasamente. La IA, sin embargo, puede analizar grandes volúmenes de datos disponibles, relacionados con el rendimiento de los alumnos, con las tasas de abandono, con el absentismo escolar, con los factores socioeconómicos, etc. Ello puede ayudar a identificar tendencias y patrones que permitan a las Administraciones definir áreas de mejora y diseñar políticas basadas en evidencias, y por ello más efectivas. Con un control estricto de la privacidad y la apelación a una rigurosa ética profesional, puede ayudar también a identificar estudiantes en riesgo y a poner en marcha los correspondientes mecanismos eficaces de prevención, de apoyo y de compensación educativa.Predicción de resultados: Mediante algoritmos de aprendizaje automático, la IA puede predecir el impacto de diferentes políticas educativas antes de su implementación, permitiendo a sus responsables elegir las estrategias más efectivas.Personalización de los aprendizajes: La IA puede ayudar a diseñar políticas que promuevan la personalización de los aprendizajes, adaptando el desarrollo de los currículos a las necesidades individuales de los estudiantes. Esto puede incluir el uso de sistemas de tutoría inteligente que ajusten el ritmo de enseñanza y los itinerarios de aprendizaje en función de los progresos de los alumnos.Evaluación de políticas: La IA puede facilitar la evaluación continua de políticas educativas a través de análisis de resultados en tiempo real, permitiendo ajustes rápidos y basados en evidencias que permitirán mejorar la efectividad de dichas políticas.Simulaciones y Programas piloto: Se pueden utilizar modelos de IA para simular diferentes escenarios en la implementación de políticas educativas, permitiendo a los responsables de las políticas anticipar los desafíos y las posibles reacciones de la comunidad educativa. Asimismo, puede utilizarse la IA para explorar nuevas formas de enseñanza y de evaluaciones, lo que permitirá experimentar, sobre una base sólida, y ajustar después los detalles antes de proceder a una implementación más amplia.Recopilación de feedbacks: Herramientas basadas en IA pueden ser utilizadas para recoger y analizar, mediante cuestionarios, el feedback de estudiantes, padres y educadores sobre políticas propuestas, asegurando que se toma en cuenta razonablemente la opinión de los interesados.Formación docente: La IA puede también ser utilizada para desarrollar programas de formación continua para docentes, adaptando la capacitación a sus necesidades y fortaleciendo sus conocimientos y sus competencias en la aplicación de aquellas políticas educativas que sean efectivas.Gestión Administrativa: La IA se puede emplear para mejorar la eficiencia en la gestión administrativa de las administraciones y de las instituciones educativas, lo que permitirá dedicar más tiempo y recursos a lo que le otorga sentido: la mejora de las enseñanzas y de los aprendizajes.

Resulta de interés subrayar que cuando se comparan todas estas posibilidades con los rasgos característicos de una gobernanza educativa de calidad que emergieron del más arriba citado estudio Delphi –basado en análisis y criterios propios de la inteligencia humana cinco años antes de que apareciera el ChatGPT–, se aprecia una convergencia significativa.

Diferentes países alrededor del mundo, tales como Estados Unidos, Reino Unido, Finlandia, Canadá, Singapur, China e India, entre otros, han emprendido ya la tarea de apoyarse en la IA para formular, implementar o evaluar políticas educativas. Los ámbitos hasta ahora más frecuentemente elegidos han resultado ser el análisis de datos para la mejora, y la personalización de los aprendizajes.

En el caso español, por su pertinencia, por su rigor, por su ambición y por el reconocimiento recibido, resulta obligado destacar el ejemplo de Galicia y el proyecto de la Xunta EduGalIA, cuyo objetivo principal es reducir el Abandono Escolar Temprano (AET) en esa Comunidad Autónoma. Se inserta, principalmente, en el ámbito 1. Análisis de datos para la mejora, antes descrito.

La aplicación de la IA pretende, en este caso, apoyar la toma de decisiones en materia de políticas educativas orientadas al logro de dicho objetivo, mediante un conjunto amplio de procedimientos: «obtener patrones de situaciones complejas, como es el caso del AET o el de los alumnos vulnerables; disponer de modelizaciones del AET (…) que permitan implementar medidas para su prevención; facilitar la evaluación de programas y de políticas de intervención educativa y social; propiciar soluciones prospectivas, para el ejercicio de la gobernanza educativa (…); propiciar soluciones en el ámbito de la autonomía de los centros».

Mediante una planificación rigurosa de actuaciones, que asume como punto de partida la elaboración de una base de datos detallada y unificada, el proyecto EduGalIA recorre una buena parte de los usos de la IA aplicables a la política educativa más arriba descritos, y constituye un caso del máximo interés para España.

En un sistema educativo tan descentralizado como el nuestro, suele operar el mecanismo de la emulación entre Administraciones educativas, de modo que si el ejercicio de Galicia saliera bien, es posible que otras Comunidades Autónomas le imiten dotando así al conjunto de España de un impulso destacable de modernización en la concepción, formulación y evaluación de las políticas educativas; impulso que desde hace tiempo venimos reclamando y que gracias a ese movimiento imparable de la transformación digital probablemente seamos capaces de lograr.

Francisco López Rupérez es director de la Cátedra de Políticas Educativas de la UCJC y expresidente del Consejo Escolar del Estado

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