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29 de marzo de 2024

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Paula Andrade

Inmersión lingüística

Acoso en el patio del cole: las estrategias secesionistas para que los niños no hablen español en el recreo

Una madre explica a El Debate los problemas que sus hijos sufren en un centro

Una de las herramientas son los juegos. En un colegio de Terrassa, a la clase le quitaban bolas en función de los alumnos que hablan español. El centro les amenazaba con no celebrar la fiesta o la excursión de final de curso si no lo hacían bien.
Han levantado mucha polvareda unas declaraciones del líder del PP, Pablo Casado, en las que aseguraba que hay profesores en Cataluña que tienen instrucciones para no dejar ir al lavabo a los niños que hablan español. De hecho, le han valido dos querellas: una que ha presentado Junts, y otra la Generalitat por «injurias y calumnias dirigidas contra el profesorado» y también por «incitación al odio».
¿Pero ha exagerado Pablo Casado? ¿Se han dado casos así en Cataluña?
Casado se basaba en una entrevista publicada hace 13 años a la monitora de un comedor escolar de Barcelona, en concreto del Colegio de Infantil y Primaria Gayarre. Ella denunciaba que le llamaron la atención porque respondía en su lengua materna, en español, a los niños que le pedían ir al lavabo, agua, pan o comida.

Acabar con el español

Sara, en aquella entrevista al diario El Mundo, explicaba que la coordinadora del comedor le explicó que la Generalitat había hecho una encuesta en la que se reflejaba que las monitoras hablaban en español muy a menudo con los niños a la hora del patio. Y en el caso de su grupo, además, la mayoría era hispanoparlantes. Le recriminaron su acción y le dijeron que tenía que corregir su actitud porque lo que estaba pasando era «muy grave». «Había que erradicar el español de las escuelas catalanas y de ésta en particular», aseguraba.

Juegos de patio en catalán

Lo cierto es que hay proyectos lingüísticos de algunos centros educativos, que dejan claro que hay que impulsar los juegos en catalán a la hora del recreo para forzar a que los niños hablen en esta lengua. «Esto lo pone blanco sobre negro», dice la presidenta de la Asamblea por Una Escuela Bilingüe, Ana Losada. Así, por ejemplo, en el proyecto del colegio Illa de Rodes, en Roses (Gerona), se decía: «Lengua en las horas de recreo: diagnosis y propuestas […]. Según las encuestas lingüísticas el 20 % del alumnado usa el catalán y el 80 % del castellano […] Para potenciar el uso de la lengua catalana en el recreo se han hecho las siguientes propuestas […]. Tabla de juegos lingüísticos».

Los niños salen al patio y no juegan a lo que quieren porque es el profesor el que propone el juego, y habla en catalánAna Losada, presidenta de Asamblea por Una Escuela Bilingüe

Eso significa, según Losada, que los niños salen al patio y no juegan a lo que quieren, porque hay un profesor, que es el animador, el que propone el juego, y habla en catalán. Al final, apunta, «el patio no deja de ser una actividad escolar más». Una situación que se da especialmente en infantil y los primeros cursos de primaria, porque «cuando los niños son más grandes, ya cuesta más dirigirlos». La presidenta de la AEB dice que les llegan muchas quejas de este tipo, y parecidas a las que denunciaba el líder del PP, Pablo Casado, pero no las pueden hacer públicas porque los padres no se atreven a dejar constancia por escrito, «por miedo a que los identifiquen».

Los niños, apartados

Eso lo corrobora Sara, una madre que ha explicado a El Debate, que sus hijos se han encontrado con situaciones así. Sara no quiere decir ni el colegio ni la localidad en la que estudian los niños. Pero dice que los monitores, a la hora del patio, promueven juegos que puede ser de diferente tipo, desde responder preguntas, al juego del pañuelo, por ejemplo, y el «requisito» para poder participar es que se hable en catalán. Al principio, sus hijos no querían participar, pero quedaban «apartados», se sentían mal «y han acabado aceptando las reglas del juego». Depende del monitor, nos dice, se lo explican «de mejor o de peor manera. Alguno también hace la vista gorda, pero los niños tienen que hablar en catalán». También deja claro que no denuncia la situación por miedo a que la señalen y que sus hijos lo pasen mal, como ha ocurrido recientemente con la familia de Canet
En junio de 2019, se hizo pública  agresión que cometió presuntamente una profesora a una alumna de 10 años, en un colegio de Terrassa, en el Font de l’Alba, porque la pequeña había dibujado una bandera de España en el libro de final de curso. Pero esta presunta agresión destapó un juego que se hacía en el centro, en el que participaba toda la primaria, y que tenía como objetivo fomentar el uso del catalán.

Sin fiesta o sin excursión

¿Y en qué consistía? La base eran unas bolas. Cada clase tenía un número de bolas. Se las daban un lunes y el viernes pasaba la coordinadora de estudio y una profesora, que habitualmente era la presunta agresora de la niña y les preguntaban a los niños: ¿Cómo os habéis portado? ¿Alguno ha hablado castellano en el patio, en el pasillo? Y dependiendo de los alumnos que reconocían haber usado el español, se les retiraba una cantidad de bolas. Estas bolas se acumulaban en un tubo que se encontraba al lado de la puerta de la dirección del centro. Si el tubo no se llenaba de bolas, significaba que los niños lo hacían mal y el cole les decía que se iban a quedar sin fiesta o sin excursión de final de curso. Por lo tanto, el mensaje que se transmitía era que portarse bien era hablar siempre el catalán y ganar bolas. El juego duró al menos dos años, hasta que se conoció la agresión y se cortó de raíz. 
Ana Losada cree que es «increíble» que se hiciera este juego «macabro, totalitario», sin que nadie se quejara, y de que no hubiera ningún movimiento para pararlo hasta la agresión.

La carta en defensa del catalán

Losada también nos hace llegar una carta de una profesora publicada en el Diari de Girona en 2018.
Es profesora de secundaria de catalán en un instituto que se encuentra en la comarca del Gironès y en el que, según ella misma reconoce, la mayoría de sus alumnos hablan español en su casa y con sus amigos de clase. Y dice: «cuando tengo guardia de patio, el castellano es el que me llega desde cada rincón».
«Profe, me puedes abrir el lavabo, ¿porfa? ¿Me lo podrías preguntar en catalán, por favor? Y entonces me hace la pregunta en un catalán con acento payés, con un tono de burla inherente…». Y añade: «es en estos momentos cuando pienso que no conviene que nos engañemos: el catalán sólo sobrevivirá si nosotros, los catalanes que lo hablamos, lo defendemos y lo utilizamos en todos los contextos de nuestra vida cotidiana. Si creemos que algún día alguien nos tiene que poner problemas por esto, lo mejor que podemos hacer, en lugar de cambiar de lengua, es explicarle la situación de nuestra lengua, y que nosotros la queremos, es la nuestra, la que hablamos porque así lo hemos aprendido desde pequeños». Y eso, dice, es lo que le explicó al alumno antes de abrirle la puerta del lavabo. 

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