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27 de abril de 2024

Pedro Sánchez y Mertxe Aizpurua, en una imagen de archivo

Pedro Sánchez y Mertxe Aizpurua, en una imagen de archivoEFE

El presidente se entrega

Sánchez asciende a Bildu de socio preferente a socio indispensable ante los tumbos de ERC

A los diputados del PSOE no se les notó incómodos por haber salvado el decreto anticrisis gracias a Otegi. Hace tiempo que en el grupo parlamentario socialista se superó ese debate

Se sonrió Mertxe Aizpurua en su escaño cuando Inés Arrimadas miro a la bancada del PSOE y afirmó, a propósito de la entrada de ERC, Bildu, Junts per Catalunya y la CUP en la Comisión de secretos oficiales: «Vaya dream team. Les falta meter a Jack el Destripador».
Lo cierto es que la portavoz de Bildu y su grupo parlamentario tenían motivos para reír a mandíbula batiente este jueves, porque fueron los grandes triunfadores del día. Y tal vez del resto de la legislatura.
Un partido que, en las elecciones de noviembre de 2019, obtuvo exactamente 277.621 votos, el 1,14 % del voto válido. Pero la magia de la Ley d’Hont los transformó en cinco escaños y la debilidad parlamentaria del Gobierno del PSOE y Unidas Podemos hizo el resto.
Arnaldo Otegi ya era un socio preferente para Pedro Sánchez y desde ahora es uno indispensable. Porque, con su voto favorable a la convalidación del decreto anticrisis, han demostrado al presidente que puede recurrir a ellos incluso cuando ERC se le revuelve al Gobierno, que pasa muy a menudo. «La paciencia tiene un límite», le advirtió Aizpurua al ministro Félix Bolaños durante el debate. Y éste ni se inmutó, consciente de que no hay motivos para temer.

Uno de los diputados de Bildu aparece en la lista de supuestos espiados

De hecho, hay un dato muy elocuente: uno de los nombres que aparecen en la lista de presuntos espiados con el sistema Pegasus es el diputado de Bildu Jon Iñarritu, que en los días previos a la votación se paseó por las televisiones diciendo: «Yo si fuera el PSOE estaría francamente preocupado». Pero, a la hora de la verdad, los supuestos pinchazos a Iñarritu no fueron óbice para que el grupo abertzale corriera al rescate de Sánchez, sabiendo que la recompensa merecerá la pena, como ha contado El Debate.
Durante el Pleno circuló por los pasillos la teoría de que ERC y Bildu, que normalmente votan como un todo aunque formen grupos distintos, lo tenían todo pactado para que uno hiciera de poli malo y el otro de poli bueno. Unos y otros negaron la componenda, pero hay un hecho cierto: Gabriel Rufián no quería que el decreto anticrisis decayera, como en su día no quería que decayera la reforma laboral de Yolanda Díaz. Sin embargo, tampoco quería que fuera ERC el que lo salvara.
Resumió la paradoja con precisión el portavoz del PDeCAT (que votó a favor), Ferran Bel: «Intuyo que estamos ante una reforma laboral dos: la mayoría de los diputados de esta Cámara entendemos que se debe aprobar la norma pero, por diferentes motivos, queremos que la aprueben otros. Nosotros, por segunda vez, asumimos la responsabilidad», sostuvo.
Pedro Sánchez conversa con Félix Bolaños

Pedro Sánchez conversa con Félix BolañosEFE

A los diputados del PSOE no se les notó incómodos por haber salvado el decreto anticrisis gracias a Bildu. Hace tiempo que en el grupo parlamentario socialista, donde todos son afines a Sánchez (salvo si acaso algún represaliado como el exministro José Luis Ábalos), se superaron esos escrúpulos y ese debate.
De hecho, la votación para elegir a los integrantes de la popularmente conocida como Comisión de secretos oficiales fue secreta y mediante papeleta en urna. Es decir, que cualquier diputado del PSOE podría no haber incluido entre los nombres de su papeleta los de Gabriel Rufián (ERC), Miriam Nogueras (Junts), Mertxe Aizpurua (Bildu) y Albert Botran (CUP), como les sugirió la popular Cuca Gamarra antes de la votación. Sin embargo, a juzgar por los votos obtenidos por cada uno de ellos –186 los tres primeros y 185 Botran– es evidente que no hubo deserciones en la bancada socialista.
«Tenemos aquí a la Dolores Delgado del Congreso de los Diputados, su presidenta, que no pierde oportunidad en prostituir esta Cámara», ironizó Macarena Olona en alusión al papel de la presidenta de la Cámara Baja, Meritxell Batet, que sale muy tocada de la «cacicada» –así la denomina el PP– para meter al independentismo con calzador en la Comisión del CNI.
Estos últimos, los populares, toman nota de un presidente que, en palabras de Gamarra «solo piensa en protegerse a sí mismo». En el PP creen que este episodio demuestra, por si quedaba alguna duda, que Sánchez tiene unos socios de legislatura y no piensa cambiarlos. «Todo lo que vaya a plantear el PP, aunque sea bueno, será vetado. Nada nuevo», resumió la secretaria general del partido en una conversación informal con periodistas.
No obstante, los de Alberto Núñez Feijóo quisieron dejar claro que la negociación frustrada con el Gobierno sobre el decreto anticrisis –si es que puede llamarse tal– no condicionará las conversaciones para la renovación del CGPJ y del Tribunal Constitucional. Ni el resto de los asuntos pendientes entre el Gobierno y el principal partido de la oposición. «Hay que seguir intentándolo», zanjó el vicesecretario de Economía, Juan Bravo.
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